La idea que dejó la visita de Rogelio Frigerio de la semana pasada es que se va a buscar hacer una interna “pacífica” en Paraná, tratando de unificar las dos vertientes del PRO con los radicales que guardan diferencias con el intendente Sergio Varisco, y hasta peronistas dejados de lado en su interna.

Para alcanzar ese hipotético frente que capitalice el descontento que existe dentro de Cambiemos con el intendente procesado en una causa por narcotráfico, el PRO debería, ante todo, superar su propia interna, que se expresa en las candidaturas del concejal Emanuel Gainza y del dirigente de la DAIA, Diego Dlugovitzky; éste último impulsado por la viceintendenta Josefina Etienot.

De los dos, quien por desarrollo político y conocimiento se presenta más competitivo es Gainza. Cuesta imaginar a Etienot dándole su apoyo, pero esa parece ser la línea que baja de la conducción nacional de PRO.

La primera señal pública en este sentido fue la foto que Gainza publicó este miércoles junto a María Eugenia Vidal. La gobernadora de Buenos Aires es la dirigente que mejor mide dentro de Cambiemos en el orden nacional.

El apoyo de Vidal no es un hecho aislado. Se enmarca en una decisión de la conducción nacional del PRO de enfrentar en Paraná a Varisco. Van con Gainza porque es el candidato más competitivo, según las encuestas propias y ajenas. El joven concejal de Paraná fue recibido también por Marcos Peña y Horacio Rodríguez Larreta. Y es posible que alguno de ellos venga a Paraná antes de las PASO del 14 de abril.

Marcar distancia

Dentro de Cambiemos se dice que la dirigencia de PRO razona, en materia electoral, con una lógica empresarial: no invierten si no tienen alguna chance de ganar. No creen mucho –cuentan los radicales- en las candidaturas testimoniales, las que se presentan sólo para sostener una idea, para ofrecer al electorado una alternativa.

Pero en este caso, la decisión de enfrentar a Varisco en las urnas no se basa sólo en el pragmatismo macrista. Hay también una voluntad de marcar distancia de quien el año pasado cayó en desgracia para la mirada nacional de Cambiemos por el escándalo de la causa narco.

Pero, lejos de derrumbarse, Varisco verificó una recuperación de su imagen en la segunda mitad de 2018 (que se atribuye a su agresiva política de obras públicas) y subió aún más luego de su delicada intervención quirúrgica de fin de año. Los problemas de salud y la cercanía con la muerte suelen producir ese efecto en la política.

Con todos sus problemas a cuesta, el intendente radical fue ratificado como una pieza clave del armado electoral de Cambiemos en Paraná y en la provincia.

Ante ese hecho consumado –que tuvo su reconocimiento público cuando Frigerio dejó de evitar mostrarse junto al intendente de Paraná-el PRO tenía dos alternativas: aliarse sin más, o marcar distancia con una interna “pacífica”.

La toma de distancia de Varisco nunca podrá adquirir un tono confrontativo. No ya por los buenos modales de quienes pretenden ante la sociedad encarnar una forma distinta de hacer política, sino por el hecho concreto de que Gainza viene actuando como un aliado del intendente radical en el Concejo Deliberante.

Algunos en el PRO se entusiasman con encuestas que marcan sólo cinco puntos de diferencia con Varisco. Otros no creen en milagros, pero entienden que enfrentar al intendente en las PASO es una semilla indispensable para cosechar a futuro, con una propuesta que plantee una renovación para la capital provincial.