“Aliarse o concertar con otras fuerzas políticas no puede ser sinónimo de entrega, debilidad o mera necesidad política. Lo que ocurre es que hay que hacer las cosas con más prolijidad y tiempo, desde la fortaleza y la realidad de cada espacio”, afirmó el nuevo presidente del congreso partidario de la UCR, Juan Carlos Arralde, para quien el frente constituido en 2011 exhibió “cierto desorden” y “no fue comprendido ni asimilado por todo el radicalismo entrerriano”.
El ex senador y convencional constituyente, evaluó que en 2011 “faltó tiempo y debate interno para el frente con los socialistas y la sensación que quedó es que la UCR terminó perdiendo en una suerte de cierre forzado por los plazos que la Ley Castrillón le imponía a todos los partidos políticos”.
En declaraciones enviadas a Página Política, recordó que las alianzas en Entre Ríos debieron constituirse antes que los frentes a nivel nacional por efecto de la cuestionada legislación provincial que regula las internas simultáneas –hoy declarada constitucional por el Superior Tribunal de Justicia-, con lo cual el Frente Progresista Cívico y Social se cerró cuando en el orden nacional se esperaba un acuerdo entre Ricardo Alfonsín y Hermes Binner que finalmente naufragó y “dejó en la sociedad una imagen de desprolijidad y falta de coherencia política”.
Tamaños
“Todos sabemos que la UCR es un partido con una intensa y extensa presencia territorial en la provincia, mientras que el socialismo no puede exhibir idéntico poder. Los números del FAP de Binner de 2011 no son trasladables automáticamente a la elección para diputados nacionales en Entre Ríos donde en ese mismo año y para esos cargos el radicalismo obtuvo el 18,04% de los votos frente a un socialismo que sólo consiguió el 7,74%”, señaló Arralde.
“La UCR no puede aliarse con partidos o espacios políticos testimoniales o cuasi testimoniales”, sostuvo.
A pesar de entender que la UCR “comparte con el Partido Socialista una fuerte impronta progresista” y su pertenencia a la Internacional Socialista, Arralde marcó que la experiencia santafesina no ha tenido un efecto de transferencia a otras provincias por la realidad electoral que tiene cada distrito. “Lo que en todo caso hay que analizar es el desconcertante 23% que alcanzó el voto en blanco en esa elección porque eso nos obliga a replantearnos infinidad de cuestiones”, advirtió.
Para Arralde, “la cuestión programática es muchas veces una excusa utilizada para no decir que no se han conseguido lugares expectables en las listas”.
Marcó que el radicalismo es un partido “de fuerte corte republicano, promotor de las libertades públicas, con un rol activo del Estado en áreas sensibles y orientador de la economía, defensor a ultranza de la escuela pública y de la cultura del trabajo decente. Nuestro programa es la Constitución”, dijo.
Entendió que en el radicalismo, como partido político nacional que es, resulta “razonable aguardar los tiempos y evaluar el proceso de integración que se puede dar”. Pero advirtió que “nadie va a ponerle condiciones de antemano a la UCR para concertar un frente. Si cada quien no asume la realidad de su desarrollo territorial y los números alcanzados en la última elección, está poniendo el carro delante de los caballos”, concluyó.

