Desde el conflicto agropecuario a la fecha, el campo no ha cejado en el proceso de fortalecimiento de sus organizaciones y, sobre todo, en su pretensión de rechazar con firmeza cualquier medida del Estado que se interponga en su negocio.

En 2008, Entre Ríos fue el disparador de ese proceso, con el hoy senador Alfredo De Ángeli como protagonista en las rutas contra la Resolución 125. “Armen un partido y ganen las elecciones”, desafió la entonces presidenta Cristina Fernández a las patronales del campo. Y así fue. Meterse en política fue premisa a partir de entonces para el sector.

En Entre Ríos, en 2009, el triunfo de una alianza del radicalismo con Elisa Carrió y su Coalición Cívica puso a tres legisladores que pasaron a denominarse “agrodiputados”. Atilio Benedetti, el único que antes y después fue referente principal del radicalismo; Jorge Chemes, extitular de Farer (Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos) y hasta hace unos días, presidente de CRA, la organización madre a nivel nacional; e Hilma Re, de la Sociedad Rural de Diamante.

Para 2013, fue el turno de De Angeli que pasó de las rutas y el campo a una banca que todavía ocupa en la Cámara alta de la Nación, primero electo en alianza con Jorge Busti; luego como dirigente fundador del PRO, pasando por una postulación a la Gobernación en 2015.

El proceso continuó su curso. La dirigencia rural entrerriana pasó a convertirse en pilar central de la propuesta del PRO y puso a buena parte de sus referentes en las listas. Siguió de cerca la elaboración de plataformas, bien de cerca, sintiendo que sus reclamos y sus objetivos llegaban al poder del Estado de la mano del PRO y de Cambiemos.

Pasó el gobierno de Mauricio Macri. Hubo decepciones y hubo retenciones pese a los anuncios. Aun así, “el campo”, fundamentalmente en torno a la organizaciones de productores autoconvocados, fue el actor político más importante, al menos en Entre Ríos, en la campaña de Mauricio Macri por la reelección. Luego de la derrota en agosto, y cuando la dirigencia política ya no insistía, en las plazas convocadas por “campo + ciudad” y otras agrupaciones rurales se cantaba: “Se da vuelta / Mauricio la da vuelta”. Pero octubre dejó el triunfo en manos de Alberto Fernández con los resultados conocidos.

 

Recuerdos de los 90

El PRO siguió siendo el mejor paraguas para la pretensión ruralista. Pero el desborde de fuerzas por derecha dio a luz a Javier Milei que hoy lleva en sus listas a referentes del campo. Sobre todo en Entre Ríos.

Un repaso rápido: 1) Sebastián Etchevehere, fue el candidato a gobernador, empresario rural, hermano de Juan Diego, dirigente de la Sociedad Rural Argentina en Entre Ríos, y de Luis Miguel, quien fuera ministro de Macri y expresidente de la SRA; 2) Mayda Spiazzi, empresaria rural, compañera de fórmula de Etchevehere; 3) el diputado nacional electo, Beltrán Benedit, dirigente de la SRA; 4) Fabio Schneider, productor agropecuario, dirigente rural, referente de los productores autoconvocados, sexto en la lista de candidatos a diputados provinciales de La Libertad Avanza.

No lo dirán públicamente y hasta encontrarán que Milei no es la expresión que hubieran elegido para enfrentar al peronismo que hoy encarna Sergio Massa. La dirigencia rural encontró a los propios y al discurso que quiere escuchar en la voz de los candidatos del PRO, Horacio Rodríguez Larreta y a Patricia Bullrich. Pero el recorrido de las opciones en la Argentina pone sobre la mesa este balotaje, tal como ha quedado diseñado para el domingo próximo. Son las cartas que hay. Y De Angeli, que inauguró esta serie histórica, ya anunció su voto en favor del libertario.

Algunos referentes del campo recuerdan con nostalgia los tiempos menemistas. Y Milei se los evoca. Se eliminaron retenciones, desaparecieron herramientas del Estado como la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes, se privatizó el Mercado de Liniers, se aprobó la soja transgénica, arrancó la historia del glifosato. La concentración de la tierra y el monocultivo fueron las otras marcas que dejó la época pero se añora, aun así, la estabilidad.

Milei es lo que hay. Y enfrente ya se sabe: “A Massa ya lo conocemos y tenemos memoria de los 16 meses últimos en los que viene gobernando. Estamos en el peor de los mundos, como país, y eso también se refleja en el campo”, resumió José Colombatto, titular de Farer y electo vicepresidente de CRA, en diálogo con Código Campo.

Dijo el dirigente que el gobierno de Fernández (y el de Massa como ministro), ha dejado “la inflación desmedida, la pobreza y las reglas de juego para el campo con un dólar soja que ha roto todos los mercados internos y que siempre nos hace temer el cese de las exportaciones”.

 

Acceso a la tierra

Hay de todos modos expresiones del campo, más afines al peronismo. Un grupo de “pequeños y medianos productores, agricultores familiares, profesionales, referentes de organizaciones del sector, cooperativistas, técnicos agropecuarios, profesores, maestros de escuelas agrotécnicas y rurales, estudiantes secundarios y universitarios” se nuclearon para una declaración política en la que se manifiestan “en defensa del sector agropecuario, de la soberanía alimentaria y del cuidado del medio ambiente en pos de un desarrollo de un país más justo, libre y soberano”.

Postularon la necesidad de promover “el arraigo”, logrando “el millón de chacras, fomentando la agroecología y un modelo que incluya a todos y todas y no que expulse”. La declaración toma nota de la propuesta de Milei y se expresa en contra “del neoliberalismo y el libre mercado” que llevarían “a una hiperconcentración de la producción y del mercado, donde los más débiles (el agricultor familiar, el pequeño/a y mediano/a productor, directamente van a desaparecer, concentrándose mucho más la tierra y la producción”, advierten.

Para los firmantes del documento “las propuestas de Milei van en contra de la construcción de un pueblo solidario dónde las necesidades y los sufrimientos de los demás nos interpelan”. “No contemplan medidas razonables para atender las necesidades de alimento, tierra, techo y trabajo que hoy padecen millones de argentinos, ni modernizar las organizaciones con las que cuenta el Estado Argentino (Conicet, INTI, INTA, Senasa, Universidades Públicas)”, agrega. “La desigualdad que existe en el sector agropecuario es muy grande, el acceso a la tierra para producir y para vivir es muy difícil en la actualidad, pero sin un Estado que garantice igualdad de oportunidades cientos de miles de pequeños y medianos productores, muchos jóvenes y mujeres, no tendrán futuro”, continúa la declaración.

Proponen “no achicar el Estado” y promover políticas de acceso a la tierra, una ley de arrendamiento para la agricultura, protección para los horticultores, un sistema impositivo “que no nos ahogue, que sea segmentado”, una política de “créditos blandos, accesibles y subsidios para sostener, mejorar y aumentar la producción”, fomento al cooperativismo y las cooperativas agroalimentarias para generar trabajo y producción de alimentos de cercanía, impulso a los mercados locales y las ferias populares”.

 

A la espera de Frigerio

En paralelo con el escenario nacional, la dirigencia rural espera con expectativas el arribo de Rogelio Frigerio a la Casa Gris, luego de 20 años de gobiernos peronistas. La SRA entrerriana ya tuvo un encuentro con el electo gobernador.

Pero además, la organización, con sus pares de Córdoba y de Santa Fe pulen la agenda de políticas públicas que pretenden para la Región Centro. Mientras en Entre Ríos avizoran otros tiempos, no se esperan altibajos en el buen diálogo que el campo tiene en la relación con Juan Schiaretti en Córdoba, y con Omar Perotti, en Santa Fe, aunque haya cambio de signo político en la vecina provincia, con Maximiliano Pullaro, a partir del 10 de diciembre.

La evaluación que hace la SRA es que aparece un escenario en la región que permite pensar el impulso “a políticas activas coordinadas para desarrollar la producción”. En un documento conjunto de la SRA de las tres provincias, se marcó que la región representa “el 24,1% del PBI de la Argentina; el 42,8% del total de la soja; el 41,3% del total del maíz; el 28% del total de faena bovina; el 72,6% del total de la producción nacional de leche”. Prometen aumentar esos indicadores “si el sector agropecuario pudiera contar con ciertos estímulos y quitas de distorsiones”, tentaron al Estado en una declaración conjunta.

Frigerio ha prometido ocuparse de los caminos rurales, asunto prioritario para el sector y que es atribución de la provincia resolverlo. Pero no hay cheques en blanco. Será tema de las futuras negociaciones y pulseadas más o menos gentiles, el de los valores del Impuesto Inmobiliario Rural. Se afirma que la tecnología, las condiciones del clima, la infraestructura aledaña, entre otras variables han dejado desactualizada la Ley Nº 8.672 que fija las 37 zonas agroecológicas con las que se determinan los valores del tributo.

Otro punto que ha quedado pendiente, que ha sido un encendido reclamo del sector, es que finalmente se sancione la ley que regula el uso de agroquímicos. Las organizaciones del campo promovieron una redacción, consensuada con el Ejecutivo provincial, una versión de la que rige en la provincia de Córdoba, duramente cuestionada por el ambientalismo en Entre Ríos que tiene su propia redacción para poner en discusión. La salida, hasta aquí, ha sido evitar el conflicto. No se avanzó un ápice en la Legislatura respecto del punto.

Suele quejarse la dirigencia rural de la calidad del diálogo, en los últimos años, con el gobierno de Gustavo Bordet. Con Frigerio, el vínculo se pone a prueba.

 

Fuente: Página Política