La muestra de la 25º Fiesta Nacional de la Apicultura, que se realiza en Maciá, reunió a toda la dirigencia política. Chajarí, en cambio, sólo a una parte: la oposición.

El sábado llegó a Maciá Gustavo Bordet. Lo hizo con su ministro de Producción, Juan José Bahillo; y el ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez. También dio el presente el precandidato a gobernador Rogelio Frigerio, que se cruzó con el Gobernador en la tradicional muestra.

Domínguez dejó una definición sobre las retenciones: “No hay aumento de retenciones. Lo que hay es una suspensión transitoria de un beneficio que el gobierno del presidente Fernández le había dado a las empresas exportadoras que son nueve y exportan el 95 por ciento del cereal en la Argentina”.

A esa hora, pero en Chajarí y rodeado de dirigentes de Juntos por el Cambio y la Mesa de Enlace, el presidente de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), José Colombatto, advertía: “Esta batalla recién arranca”. Escuchaba, atentamente, el otro precandidato a gobernador, Pedro Galimberti; la diputada nacional Gabriela Lena; y el también radical Ricardo Buryaile, ex ministro de Agricultura nombrado por Mauricio Macri.

El campo, expresión que se utiliza para sintetizar a todo un sector en el cual conviven un sinnúmero de actores, opera de vidriera excluyente para toda la política. Esto ocurre desde el conflicto por la resolución 125 en 2008. La palabra retención quedó como una bisagra en el plano de la narrativa política. Puede ser una herramienta de distribución de la riqueza como un impuestazo por el que se esquilma a quien produce.  Cada uno lo escribió en su manual y el público escucha lo que quiere escuchar. Quien dice estar en favor de esa herramienta impositiva es K y quien dice estar en contra es un gorila.

Bordet fue el único gobernador de la Región Centro que no dijo nada sobre esa “suspensión transitoria” de la que habló su invitado este fin de semana. El cordobés Juan Schiaretti y el santafecino Omar Perotti pusieron el grito en el cielo. La medida gubernamental, alegan, dificulta al sector productivo en la zona núcleo que gobiernan.

En Entre Ríos la realidad es muy distinta. Arrastra un modelo económico que tiene a la producción primaria en el vértice de su crecimiento. Durante el menemismo, en rigor entre 1993 y 1998, que es el período de mejor desempeño, se registró en la provincia una tasa de crecimiento acumulativo anual del 4,1 por ciento y las exportaciones de origen provincial se incrementaron en un 171 por ciento (en dólares corrientes). Ese crecimiento, sin embargo, no se tradujo en mejoras en la calidad de vida para la mayoría de los entrerrianos: la desocupación aumentó un 33 por ciento; la desigualdad, un 9,3 por ciento; y los ingresos cayeron un 40 por ciento. Para el año 2001, el sector agropecuario tuvo un crecimiento del 74 por ciento respecto de 1993, mientras que la ocupación caía un 29 por ciento, es decir que el campo aumentaba su riqueza con menor mano de obra. La información surge del reciente trabajo Adonde va el excedente. Los noventa en un espacio subnacional, realizado por los economistas Leandro Rodríguez y Roberto Schunk y la trabajadora social Elena Riegelhaupt.

El dato explica por qué el incremento a los subproductos del trigo y la soja no generan en Bordet mayores problemas.

El Gobernador, por eso, gestiona créditos ante los procesos de sequía y hace el esfuerzo de rebajar la boleta de energía a las arroceras para sacar el arroz del agua. Esa idea suele correr también para los arandaneros que necesitan sostener cadenas de frío para exportar.

 

Representaciones

 

La pregunta que hay que hacerse, entonces, es por qué todos los actores vinculados al sector son reacios a cualquier proyecto justicialista.

Buena parte de la dirigencia rural (mucha volcada a la política partidaria) hace un tiempo que arrienda sus campos y vive de rentas, pero cuando el Gobierno aplica una retención, no repercute en el propietario sino en el productor que alquila. Allí nace la relación entre el que madruga para trabajar y el que con renta en el bolsillo se convirtió en representante de su inquilino.

Cuando en 2008 el país se partió y Entre Ríos era el epicentro del conflicto, el productor Juan  Echeverría intentó convencerlo a Pedro Báez de implementar un sistema de retenciones segmentadas que diferenciaba a los pequeños de los grandes productores. El proyecto luego lo presentó el Partido Socialista. El ministro de Cultura y Comunicación  convenció a Sergio Urribarri para que llame a la Casa Rosada y haga conocer la propuesta. Del otro lado del teléfono atendió el entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández. El Gobernador puso su celular en alta voz para que Fernández escuche al referente de Federación Agraria, que daba por hecho que la segmentación además de establecer un régimen justo, desarticulaba a lo que se empezaba a llamar “mesa de enlace”. Fernández compró, pero Cristina Kirchner no hizo lugar.

Lo que se rompió no fue precisamente la Mesa de Enlace, que en las elecciones de 2009 inundó el Congreso de legisladores opositores, sino la Federación Agraria.

Alfredo De Angeli, el federado de taquilla, se llevó como asesores al referente de la entidad en Entre Ríos, Alfredo Bel; y a Matías Martiarena, número dos de la FAA Gualeguaychú.

Domínguez tiene como jefe de Gabinete en su ministerio a Jorge Ruiz, mandamás de la FAA en los ‘90 y hacedor del De Ángeli dirigente.

En el campo no todo es Juntos por el Cambio. Hay escasísimas excepciones. Ricardo Garzia, presidente de la filial Mansilla de FAA, es cercano a Bahillo, a quien impulsa como candidato a gobernador.

Echeverría se esperanzó, al inicio, con la llegada de Fernández a la Casa Rosada. En la actualidad sigue siendo un pequeño productor que tras el conflicto de 2008 no formó parte de ningún dispositivo partidario ni gubernamental.

La histórica entidad referenciada con los pequeños productores forma parte de la Mesa de Enlace, una plataforma que dejó de lado cualquier diferenciación entre entidades que se ubicaban en veredas diferentes para convertirse en una vidriera que organizó a la oposición y alineó intereses antes de que lo hicieran los partidos.

Fuente: Página Política