Hace una semana los columnistas más destacados de los principales diarios porteños ponen a Gustavo Bordet en un grupo de dirigentes que ya no estaría en el kirchnerismo duro. A esa conclusión se podría llegar con sólo observar dos elementos: el mutismo absoluto ante hechos poco felices de la administración de Mauricio Macri; y la ya empalagosa presencia de Rogelio Frigerio en Entre Ríos o recibiendo en su despacho a dirigentes entrerrianos. Sin embargo, en materia económica la administración nacional no ha mandado un solo centavo al gobierno de Entre Ríos, sacando los fondos para las inundaciones.
El viernes hubo un primer encuentro de lo que sería “el peronismo del siglo XXI”. Sería la gestación de la contra cara a la resistencia kirchnerista que, en su versión más peronista, tendría a Daniel Scioli como mascaron de proa. No hubo entrerrianos en el cónclave de Pinamar. Cerca de Bordet aducen que no es momento de tomar partido en una interna que aún ni siquiera tomó forma de tal.
Dirigentes del oficialismo local coinciden en no descartar que Frigerio tenga planes de gobernar la provincia. Sergio Varisco desde luego que también está mirando los movimientos del súper ministro. Esa posibilidad a Bordet lo tiene sin cuidado. “Está en todo su derecho”, se limitó a decir un colaborador suyo a Página Política.
El fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que exigió al gobierno nacional a devolver el 15 por ciento de la coparticipación a Córdoba, Santa Fe y San Luis fue una buena noticia para esas provincias. Una presentación en la Justicia –pese a la jurisprudencia- no tendría una respuesta a corto plazo. Si la devolución de esa porción de impuestos coparticipables que fueron enajenados por Nación tras los pactos fiscales de 1992 llegara a Entre Ríos inyectaría a la provincia unos 3.500 millones de pesos por mes. Es mucho más que un salvavidas. Formosa presentó una medida cautelar pero la Corte se la denegó por entender que en los últimos 10 años no había hecho el reclamo. Ese destino tendría Bordet si hace el planteo. Quizás por eso el gobernador elija la vía del acuerdo político que implica, entre otras cosas, el apoyo legislativo en el Congreso.
El mandatario quedó en soledad en la asunción de Macri. Los legisladores entrerrianos por el Frente para la Victoria se plegaron al adolecente acto de no asistir a la ceremonia. Todo indicaba que los presentantes locales en el Congreso se plegarían “a la resistencia”. Carolina Gaillard, Jorge Barreto y Juan Manuel Huss se sumaron al reclamo para que el Presidente convoque a sesiones extraordinarias al Congreso. Son quienes se mostraron más críticos a las medidas del gobierno nacional. Julio Solanas, Lautaro Gervasoni y los senadores Sigrid Kunath y Guillermo Guastavino no se han expresado ante las polémicas medidas de Macri.
Las conversaciones entre el gobernador y los legisladores avanzaron. Excepto que la administración central pretenda aprobar un ajuste, los diputados y senadores estarían en condiciones de colaborar con el macrismo en el Congreso en el marco de las necesarias buenas relaciones entre los gobiernos nacional y provincial.
Las inundaciones taparon una foto política que en otro momento hubiera impactado: fue la de Bordet con Jorge Busti. Que el sector peronista perdedor se pliegue al ganador no es novedad, pero en los últimos años el ex gobernador era un límite. Incluso, antes de terminar su mandato, Sergio Urribarri protagonizó un duro cruce con su antecesor por la coparticipación.
El gobernador se está sentando recién en el sillón de Urquiza. Deberá conducir una provincia que carece de salud económica y financiera y que al día de la fecha funciona con la colocación de Letras del Tesoro. En lo político no dirá nada. Ya dijo: “Cuando lleguen las elecciones de medio término, se irán fijando los posicionamientos”.
