A casi un mes de las elecciones del 26 de octubres, se multiplicaron ante el Tribunal de Disciplina del PJ de Entre Ríos los pedidos de sanciones para los afiliados que compitieron en contra del partido. A principios de la semana pasada se contaban al menos tres, como informó Página Política.
Y el jueves, antes del fin de semana largo, ingresaron cuatro planteos más. Los apuntados son los integrantes de las listas de Héctor Maya y Gustavo Guzmán, que se presentaron como candidatos del Partido Socialista; de Carolina Gaillard y Paola Rubattino, que lo hicieron con la personería del Frente Grande y el Movimiento por Todos; y para los afiliados que acompañaron a Emilio Martínez Garbino (que ya no es afiliado) en la lista que compitió con el sello del partido Unión Popular.
Los pedidos de sanciones no alcanzan sólo a los candidatos. También a la dirigencia que los apoyó. Implica un cimbronazo importante para el peronismo entrerriano, que incluye un enfrentamiento con la cúpula de la UPCN de José Allende -que apoyó a Maya y que tiene a Carina Domínguez en la vicepresidenta del Consejo Provincial del PJ- y figuras históricas del peronismo como el intendente de Santa Elena, Daniel Rossi, que ya venía cuestionando en duros términos a la conducción del PJ mucho antes de amagar con presentar lista en la interna o ir por afuera.
Ya desde antes de las elecciones y en términos informales, distintos intendentes y referentes territoriales del PJ habían expresando la necesidad de que sean sancionados los dirigentes que iban a dividir el voto peronista.
Pero la materialización de los planteos formales se precipitó la semana pasada, luego del primer plenario pos electoral que la dirigencia del PJ mantuvo en Aldea San Antonio, departamento Gualeguaychú.
Lo que se comunicó oficialmente de aquella reunión fue la voluntad de la dirigencia del PJ de avanzar hacia un “proceso de reconstrucción” para dar lugar a una “nueva etapa política”. Eso efectivamente pasó. Pero también hubo un reclamo muy fuerte para que se sancione a los que jugaron en contra del partido. No se comunicó para evitar que las expulsiones y el quiebre del PJ gane los titulares del primer encuentro luego de la derrota electoral y desplace a la idea de una “reconstrucción” de cara a 2027.
Al parecer, la idea dominante en el oficialismo partidario es que esa reconstrucción se inicie luego de una purga que podría concretarse antes de fin de año.
Para los casos como los denunciados, la carta orgánica contempla una progresión de sanciones que van desde la suspensión de la afiliación hasta la expulsión del partido. Ante un pedido formal, el Tribunal de Disciplina debe evaluar la situación del afiliado al que se pretende sancionar y otorgarle derecho de defensa. Luego aconseja una sanción que debe aprobar o rechazar el congreso partidario. Pero, llegado el caso, el quiebre no esperaría a la reunión del congreso.
El Tribunal no tiene plazos para dar curso a los planteos. Pero se espera que se aboque rápidamente debido a la persistencia y al peso político de los demandantes. Más allá de los nombres formales de quienes firman las denuncias, detrás están casi todas las figuras de la primera línea del PJ que jugó con la lista de Adán Bahl y Guillermo Michel.
Malestar
El clima está caldeado en el PJ. En esta etapa opositora no hay un gobernador que contenga tras una derrota de medio término, como pasó durante las dos décadas consecutivas de gobiernos peronistas.
La discusión sobre los pro y contra de sancionar en este contexto, pasa a un segundo plano. Hay mucho fastidio no sólo por el hecho en sí de haber dividido el voto peronista, sino también por el modo en que hicieron campaña los que fueron por afuera del PJ. En particular a Maya y Guzmán los acusan de haber sido más duros con el PJ que los candidatos de Frigerio, con golpes bajos incluidos.
A diferencia de otras derrotas, esta vez la espuma no baja, a pesar de que ya pasó un mes de las elecciones.
Todo indica que el PJ se encamina a una fractura. ¿A qué costo? En principio, la dimensión se podría medir en lo que reunieron el 26 de octubre los que fueron por afuera del PJ. Ninguna opción superó el 4% y, sumadas, las tres listas no llegaron al 10%. “Que se vayan, si total sacan el 3%”, argumentan algunos dirigentes. Dicen que fue más el daño que hicieron en términos simbólicos que los votos que restaron.
El peronismo iba a perder de cualquier modo. La división del voto peronista –supuestamente alentada por Frigerio– no explica la derrota. Pero los que impulsan las sanciones especulan con que los que rompieron en 2025 van a volver a hacerlo en 2027 y con el mismo propósito. Estiman que en dos años Frigerio va a tener aún más poder para generar esos quiebres. En esa lógica, consideran que el momento de las decisiones es ahora, para que la historia no se repita, potenciada.
Maya y Guzmán, con su impensada sociedad con el Partido Socialista -que en los hechos nunca se fue del frente que lidera Frigerio- encajan mejor en esta supuesta funcionalidad a los intereses del Gobernador que Gaillard, ideológicamente más alejada de las posiciones del mandatario del PRO.
Pero la diputada kirchnerista es la que menos justificación tenía para ir por afuera, porque ni siquiera intentó jugar en la interna del PJ con una lista. Buscó entrar en la lista oficial y cuando Bahl se lo negó, armó lista por afuera, con el agravante de ser autoridad partidaria. No se le sospechan vínculos con Frigerio y se le reconoce que no tuvo el nivel de agresividad de Maya y Guzmán pero, en algún punto, su “deslealtad” es mayor que la de los ex candidatos “socialistas”.
Fuente: Página Política
