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En primera fila para el legado

Sin prisa pero sin pausa, Carina Domínguez arribó al segundo puesto en dos instituciones claves para los tiempos que corren. Dos organizaciones conducidas hace años por viejos lobos de la política. ¿Quién es la vice en el PJ de Cáceres? ¿Qué quiere para los estatales la segunda de Allende, en UPCN?
Luz Alcain
Por: Luz Alcain
@luzalcain

Un nuevo tiempo rige para el peronismo, a nivel nacional y provincial. Después de 20 años, el terreno en el que hacer política es la oposición. Después de 20 años, la negociación del sindicalismo estatal enfrenta a otro signo político del otro lado del mostrador.

En este contexto, hay instituciones claves en la relación / diálogo / disputa con el gobierno de Rogelio Frigerio. El sindicalismo y el PJ; entre otras. En los dos terrenos, una mujer está anotada en el segundo puesto, al lado de viejos dirigentes de la política entrerriana.

Se llama Carina Domínguez, empleada de planta del Instituto Becario, nacida en Colón en 1970. Es, a la vez, secretaria Adjunta de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y vicepresidenta del Consejo Provincial del PJ.

En el PJ, que preside José Cáceres, pretende antes que nada ocupar el puesto en representación del gremio. Y en el gremio, donde secunda al eterno secretario General, el exdiputado José Allende, descarta pensarse en un futuro al frente de la entidad sindical. “El tiempo dirá”, dice y quién sabe qué avizora.

Por lo pronto, no son tiempos fáciles. “Es un horror lo que estamos viviendo. Javier Milei está haciendo lo que piensa y disfruta lo que hace. Tenemos que estar preparados para una pelea larga. Tenemos que estar fuertes, convencidos de lo que tenemos que hacer”, dice y se adelanta: “La Ley Bases va a salir. Vamos a perder mucho de lo que hemos conquistado en años. Habrá que construir una opción electoral, una opción nueva, que escuche a la gente”.

“No supimos interpretar lo que la sociedad estaba pidiendo. Hoy no nos pide que digamos ‘Frigerio, esto’ ‘Milei, aquello’. Nos pide que hagamos un plan, que digamos cómo lo haríamos nosotros, por qué no lo hicimos antes”, dice y lo lamenta en serio.

 

Estudiar, ¿para qué?

Nada fue muy fácil para Carina, en la niñez. Creció en un hogar de padre un tanto ausente, chofer de colectivos de larga distancia, promotor de desórdenes económicos para la familia. “Lo veíamos un par de horas, cada 15 días”, recuerda. Su madre, ama de casa, costurera, empleada doméstica cuando hizo falta.

Creció con una marca identitaria. Saber que depende de ella, de su esfuerzo, llegar donde quisiera. Por eso, tal vez, se ocupa de hacerle saber cada día a Martina, su hija de 17, que ella está, para lo que sea. Así es aunque hoy se reprocha haber dedicado demasiado tiempo al trabajo, al gremio, y no todo lo que hubiese querido a maternar.

Hizo la escuela primaria en la “Nº 1 Juan José Paso” de Colón. La secundaria en la Escuela Normal, tras una incursión de unos años en la escuela técnica de su ciudad, con una orientación que tendría mucho que ver con su futuro, la Administración Pública.

“A los 14 años empecé a trabajar, en el verano. Iba a cuidar chicos en una colonia de vacaciones, en el balneario de Colón. Me ocupaba de los más chiquitos”, recuerda. No le gustaba. Para nada. Pero a fin de mes juntaba una plata con la que aliviaba sus gastos de adolescente durante el año. Viajar a Bariloche también fue poner el lomo. El municipio le ofreció a estudiantes secundarios tareas de barrido para reunir dinero. Allí estuvo ella.

Se esforzó por llevar la bandera. Pero haber venido de otra institución le restó puntos. “No me dieron la bandera Argentina ni la de Entre Ríos. Pero sí me dieron la bandera de la escuela”, lo celebra de todos modos.

Sabía muy bien lo que quería. Estudiar. Psicología. Pero debió descartar de antemano radicarse en Rosario, única opción en 1989. “Le dije a mi mamá que quería estudiar. Pero me aclaró que estábamos complicadas. Le dije a mi papá. Y recuerdo que me dijo ‘¿Estudiar? ¿Para qué?”. La respuesta le pareció siempre insólita.

La alternativa fue Concepción del Uruguay, el Profesorado de Psicología, Pedagogía y Filosofía, en un instituto terciario que a partir de 2000 pasó a ser parte de la Uader. Cursar todos los días en Concepción. Vivir en Colón. Y trabajar. Mucho. Su primer puesto en la administración pública fue en el municipio de Colón, en información al turista. También cumplió funciones en el histórico diario El Entre Ríos, de su ciudad. Una profesora y directora del medio le dio la oportunidad. Hacía sociales, grababa alguna entrevista, armaba notas atemporales. Y mientras, estudiar.“Terminé con el mejor promedio de todos los profesorados”, se ocupa en marcar.

 

Levantar el techo

“Tenía un techo en Colón. No había cargos docentes para lo que yo había estudiado”, explicó el momento exacto en que su opción fue Paraná. Curso unos años en Ciencias de la Educación, en UNER. Y el trabajo surgió en el Instituto Becario, como pasante. Puso mucho en esa área del Estado. Presentó proyectos, lideró equipos, fue parte de la informatización del sistema del becario. Llegó el gobierno radical de Sergio Montiel, en diciembre de 1999 y fue cesanteada. Ella lo atribuye a su trabajo político con la campaña del peronismo que postulaba a Héctor Maya.

Fue a la Justicia, siguió los pasos para lograr la reincorporación por ley, se presentó varias veces con fallos favorables, fue a una mediación. Sin trabajo, se dedicó a vender libros. UPCN buscaba personal administrativo, se presentó e inició su etapa en la vida sindical. Eran tiempos de fuerte movilización, de miles de cesanteados, de marchas, reclamos. Ella se involucró en todo ese proceso como trabajadora del gremio. Pero insistió con recuperar su puesto en el Inaubepro. Insistió. Insistió. “Podía aceptar que me dijeran ‘te echamos por peronista’. No podía aceptar bajo ningún concepto que me dijeran que mi trabajo no servía o que yo no había cumplido. Es muy grande el daño que a veces se hace a un trabajador al que no se reconoce lo que ha hecho”, advierte.

Agrega la sensación de discriminación por un posicionamiento político; la demonización de una gestión con los trabajadores históricos del área del Estado. Por eso, defiende el mecanismo del concurso para el ingreso y el ascenso en la administración. “Lo vamos a hacer”, apuesta. Y confía en que la gestión de Rogelio Frigerio cumpla con su promesa en ese sentido.

La capacitación del trabajador del Estado es clave en este marco. Es un poco su marca en la historia reciente de UPCN: promovió la creación de una escuela para que los trabajadores pudieran terminar la secundaria y le dio forma a la Escuela de Oficios de la organización sindical.

 

Igualdad, no paridad

La agenda feminista no fue la suya. Tampoco la de la paridad. Carina Domínguez pretende que si ella pudo, no hacen falta leyes de “discriminación positiva” para lograr la representación de la mujer.

“Me tocó llegar desde el esfuerzo, desde la constancia. Me tocó demostrar que podía dar algo distinto, hacerme lugar. No creo que por ley tengamos que ocupar un puesto. Tenemos que estar porque somos valiosas”, dice y remarca que en su gremio hay paridad en las listas aunque no haya una ley que así lo disponga.

No es que esté en contra “pero perder un puesto para algún compañero valioso por cumplir con la paridad me parece un despropósito”. “De todos modos, estoy en contra de los retrocesos. Si hemos avanzado, sostengamos lo conseguido. Prefiero trabajar por la igualdad de las personas en general, trabajar por la no discriminación”, expresa.

 

Habitar el PJ

“En el partido me voy a tener que hacer lugar”, resume Carina su percepción respecto de su juego en el ámbito del PJ. Y lo abre yendo cada tanto a la sede, promoviendo reuniones, habitando un poco la casa de calle 9 de Julio.

Pretende una agenda partidaria propositiva. “Muchos compañeros tienen prioridad en la expulsión de Kueider (senador del peronismo, por su voto en favor de la Ley Bases)”. “Pienso que no podemos perder tiempo en eso. Tenemos que pensar en un peronismo que se reconstruya, que se fortalezca”, considera. “Me gusta la actividad en el partido”, dice y convoca: “De a poco tenemos que darle vida. Pensar. Armar equipos técnicos. Capacitarnos. Tomar posición en temas importantes. Hay que reconstruir todo. Otra vez”.

Fuente: Página Política

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