La foto escenifica uno de los puntos neurálgicos en los que se apoyará el gobierno nacional para salir de la crisis. Se trata de una organización sindical que representará a la masa trabajadora más grande del país. Quizás superior a los nuecleados en los ámbitos privados y estatales como son la CGT o CTA, a juzgar por el mapa de empleo que presenta la Argentina. Se trata nada más ni nada menos que los trabajadores informales. Los hijos legítimos, si vale el término, del neoliberalismo de los ‘90 y de los últimos cuatro años. Muchos de ellos víctimas de ese proceso de “caer en el monotributo”, como tituló Tali Goldman en su maravillosa crónica en Revista Anfibia que Le Monde publica en su último número. Una descripción minuciosa de lo que fue, en definitiva, una reforma laboral de hecho: un empleo encubierto sin vacaciones pagas, ni aguinaldo, ni aportes.
Los movimientos populares CTEP, Somos Barrios de Pie, CCC y Frente Darío Santillán presentaron este sábado su sindicato: la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Fue ante la presencia del ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, el virtuoso funcionario que ve en las organizaciones sociales una cantera de empleo en pos de la producción de alimentos, dos cosas vitales para salir del fondo. Trabajo y comida. Desocupación y pobreza. Las palabras claves que constituyen la hoja de ruta para empezar a ver la salida del túnel.
Alberto Fernández, que no pudo estar en el estadio de Ferro, envió un mensaje en el que ratificó la incorporación de ese espacio como parte del Gobierno. De hecho, Emilio Pérsico, referente del Movimiento Evita, es secretario de Economía Social dentro de la órbita que conduce Arroyo con una importante incidencia en la gestión de esa cartera.
La UTEP se plantea dotar de derechos laborales a quienes viven de la economía popular o social, concepto que si bien no todos comparten sintetiza un proyecto: incluir a una masa de trabajadores a un empleo formal. Es la reformulación de la idea de pleno empleo de la que la Argentina gozó en la década del ’70.
En Entre Ríos los referentes sociales no ocupan espacios institucionales, aunque la ex ministra y ahora vicegobernadora Laura Stratta supo incorporarlos a su gestión. Hace un año, estuvo en su despacho Esteban “Gringo” Castro, referente social, peronista y cercano a Jorge Bergoglio. Fue uno de los constructores de la Coordinadora de Trabajadores de la Economía Popular.
“Desde hace más de 3 años venimos trabajando en la construcción de esta esperanza, en cada merendero, en cada taller de oficio, en cada movilización por la reivindicación del derecho de los trabajadores de la economía popular que no es más ni menos que el reconocimiento del trabajo cotidiano”, subrayó ante Página Política Mauro Rossi, el referente de la CTEP Entre Ríos, que estuvo en el lanzamiento gremial del que participaron más de 3 mil delegados de todo el país.
En el territorio nacional- según los registros- son más de 400 mil los trabajadores de la economía popular, según el último censo que se realizó en diciembre 2016. En Entre Ríos, los censados llegan a 5.500, entre recicladores, tarjeteros, pescadores, cuidadores domiciliarios, textiles, agricultores y artistas callejeros, entre otros rubros.
“Tremenda alegría ser parte de la historia, que nace allá con Perón y Evita, y que hoy se vuelve hacer carne en la lucha de los pueblos dándonos espacio para ser parte de la política de Estado”, valoró Rossi. Y agregó: “La propuesta es la institucionalidad de este nuevo sujeto emergente, les trabajadores de la economía popular, tanto por los derechos como por el cotidiano de nuestra gente”.
En la presentación, en el microestadio de Ferro, participaron delegados de La Paz, Santa Elena, Tala, Villaguay, Gualeguay, Pueblo Brugo, Hernandarias, Seguí, Bovril, Conscripto Bernardi, Colonia Avellaneda, Maciá, Ceibas y Paraná.
