
Por Federico Prieto (*)
En una nota publicada el 17 de noviembre el ex concejal del PRO Emanuel Gainza plantea unos cuantos equívocos y varias falacias. Me gustaría poder proponer una mirada sobre la idea de cultura y transformación de la sociedad que propone.
Columna de Gainza:
Gainza, que pretende ser intendente de Paraná, sugiere que el peronismo en general, y el kirchnerismo en particular, degradan la educación pública en nuestro país. Sin embargo es un dato público que fue durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner cuando más escuelas se construyeron en nuestro país; fue también cuando se recuperó la educación técnica, fundamental para un modelo de desarrollo industrial, que los liberales desprecian. Los entrerrianos sabemos bien cuál fue la primera acción de gobierno de Néstor Kirchner, porque vino a nuestra provincia a resolver un conflicto docente muy complejo que tuvo suspendidas las clases por varios meses. Tal vez al adolescente Gainza nadie le explicó a favor de quien era esa inmediata decisión presidencial.
Aunque diga defender a quienes invierten capital productivo, durante el gobierno macrista se cerraron 25000 pymes, dejando cerca de un millón de personas sin empleo. No está de más decir que cuando Macri asumió el gobierno la tasa de desocupación era del 6%, y cuando lo dejó era del 9,7%. Eso evidencia que el gobierno con el que Gainza se identifica no fue muy eficaz a la hora de impulsar lo que llama “la cultura del trabajo”.
En la cultura la palabra, como materia principal del intercambio entre las personas, tiene un valor fundamental. Escrita o hablada, la palabra también habla de nosotros, de quiénes somos, de dónde nos formamos, de nuestra patria chica, de nuestro barrio. Tener palabra es tener una identidad y la identidad nos constituye. Por eso es difícil traicionar. Salvo que las palabras nos sean puestas por el coaching para la campaña política. Como cuando el ex presidente Macri afirmó en un spot de Cambiemos de septiembre de 2015: “En mi gobierno los trabajadores no van a pagar impuesto a las Ganancias”. La importancia que le da el macrismo a la palabra dada es tal que en sus 4 años de gobierno se duplicó la cantidad de trabajadores que pagaron el impuesto. Es evidente que cuando la palabra es implantada por los jefes de campaña, como se dice, se las lleva el viento. Ese es el valor de la palabra para el PRO.
Desde mi lugar en la gestión pública de cultura, tanto en Entre Ríos como ahora desde el Ministerio de Cultura de la Nación, somos conscientes que nuestro trabajo tiene como uno de sus ejes apoyar la formación de pensamiento crítico, tanto como sostener la autonomía de las personas y las comunidades, que deben ser libres para desarrollar su vida de acuerdo a sus propios universos de sentido.
Gainza propone al “sentido común” como el ordenador de la vida social. Lo que mete ahí adentro nos identifica más a los peronistas que a los conservadores como él. Educación y trabajo han sido dos de los pilares centrales para el ascenso social de los sectores obreros, tanto durante el gobierno de Juan Domingo Perón como en los años del kirchnerismo. Les dejo otro indicador que habla por sí solo: durante los 12 años de ese gobierno se distribuyeron más libros en escuelas, bibliotecas públicas y bibliotecas populares que en toda la historia argentina previa al 2003. Esa política fue también discontinuada durante el gobierno de Mauricio Macri, aunque según Gainza ellos son los defensores de la educación y la cultura.
El ex edil paranaense acusa al kirchnerismo de querer aniquilar y desterrar el sentido común. El sentido común es una construcción social dinámica y siempre viva, que incluye un conjunto de ideas, deseos y regulaciones colectivas que se forman y modifican como parte de los procesos comunitarios, y que surge de muchas instancias de la vida en común, en los territorios, las regiones y las identidades que conforman estos colectivos. Eso que llamamos sentido común no es un manual de prescripciones, como pretende Gainza, sino una creación de la sociedad. Y por lo tanto, existirá mientras ésta exista.
En la nota busca definir cuál es ese marco en el que se debe realizar nuestra vida, pero fue su partido el que gobernó en contra de la educación pública, el trabajo, la cultura y la libertad. Recordemos que siguiendo el ejemplo del presidente Macri, Gainza está acusado de investigar ilegalmente a muchos ciudadanos entrerrianos.
El sentido común es una conformación cultural, un conjunto de certezas y deseos comunes de la sociedad que van cambiando en el tiempo y de acuerdo a procesos que incluyen la educación, los dichos de los referentes políticos, los medios de comunicación, las prácticas de los referentes comunitarios y los intercambios que se dan constantemente en cualquier barrio o comunidad. En este tiempo, donde parece estar habilitado el insulto, la negación del otro y hasta el magnicidio, donde puede considerarse a ciertos colectivos como menos valiosos que otros y con menos derechos en relación con los grupos dominantes, más que nunca la cultura es el verdadero motor del cambio hacia una sociedad más igualitaria, capaz de encontrar la identidad común en las diferencias. Desde nuestro proyecto político cultural tenemos conciencia de que el desarrollo de todas las personas será posible solo en un proyecto de desarrollo de todo el país de manera federal y no como sumatoria de los destinos individuales.
Gainza habla de volver a un tiempo en que un conjunto de valores hizo grande a la Argentina, pero no menciona cuál es. ¿Son los años anteriores al peronismo, como suele referir el ex presidente? En ese tiempo “ideal” para el liberalismo argentino, un informe del Teniente Coronel Rodríguez Jurado indicó que el 45% de los jóvenes de 20 años presentados para hacer el servicio militar padecían de desnutrición y no fueron aceptados. En algunas provincias, ese número llegaba al 64%. Ese no es, para nosotros, el tiempo en que Argentina era grande, sino el de la riqueza de unos pocos y el hambre de demasiados.
La cultura es siempre una puerta hacia el futuro. Debemos construir una Patria donde la mirada urbana global, su expresiones artísticas, su lenguaje atravesado por culturas cosmopolitas se nutra de las culturas gauchas y de la ruralidad, con suidentidad tan ligada al tiempo de la naturaleza, como el de las culturas ancestrales y la noción del buen vivir, que nos liga con la demanda de un mundo que revierta el daño ambiental; un país en el que las expresiones populares que se dan en todo el territorio tengan se expresen sin anularse; una Patria donde la identidad y las elecciones sexo genéricas no tengan que pedir permiso para ser; una tierra en la que nuestros adultos mayores sean parte de la vida social y no una simple fotos de abuelas y abuelos cariñosos. La cultura es el punto de encuentro y la política cultural es el camino sobre el cual esta nueva configuración puede desarrollarse. Nuestra misión es alentar y facilitar ese proceso, no decir cómo debe ser.
(*) Secretario de Gestión Cultural de la Nación.
Fuente: Página Política