Las disputas al interior del radicalismo amenazan con partir el bloque de la UCR en la Cámara de Diputados de Entre Ríos, como ocurrió en el anterior período de gobierno.

En abril de 2018, los cinco diputados provinciales de la corriente Illia (Sergio Kneeteman, Gabriela Lena, Jorge Monge, José Artusi y Fuad Sosa) formaron el bloque “UCR en Cambiemos”.  Y dos radicales, María Alejandra Viola y Alberto Rotman se unieron al bloque del PRO.

Los radicales de la Illia protagonizaron esa movida en línea con lo resuelto por el congreso de la UCR, que controlaba su sector. El máximo órgano partidario había aprobado la conformación de un interbloque de Cambiemos en la Legislatura provincial, que reuniera a los bloques de la UCR y del PRO, como ocurría en el Congreso de la Nación. De fondo, había una interna en la propia Illia: Kneeteman quería seguir al frente de la bancada de Cambiemos y Viola (hasta ese momento parte de la Illia) pretendía ocupar su lugar, con el apoyo del PRO.

Rogelio Frigerio, que como ministro del Interior mandaba más que nunca en Cambiemos de Entre Ríos, condenó la jugada de la Illia y tachó la decisión del congreso de la UCR. Prácticamente todo el radicalismo lo acompañó en la desautorización de la movida del líder de la Illia, Atilio Benedetti, quien un año después sería el candidato a gobernador de Cambiemos.

Eso pasó en 2018, el año previo a las elecciones provinciales. Cuatro años después, más o menos a la misma altura del proceso electoral, la principal bancada opositora en la Cámara de Diputados de Entre Ríos corre el riesgo de dividirse, como reflejo de las posiciones que los radicales vienen adoptando en la interna de JxC.

El actual interbloque de JxC tiene 14 diputados. Los radicales son 7, los del PRO 6 y uno es del Movimiento Social Entrerriano (MSE).

Frigerio cuenta con el apoyo de los seis diputados del PRO: Esteban Vitor, Ayelén Acosta, Nicolás Mattiauda, Jorge Satto, Martín Anguiano, Manuel Troncoso y del diputado del MSE, Juan Domingo Zacarías. En el bloque de la UCR lo acompañan tres diputados: Eduardo Solari, Uriel Brupbacher y Gracia Jaroslavsky.

Con el precandidato a gobernador por la UCR, Pedro Galimberti, están los diputados radicales Gustavo Cusinato, Lucía Varisco y Julián Maneiro.

Es decir que, dentro del bloque de la UCR, tres diputados juegan con Frigerio y tres con Galimberti. La número siete es Sara Foletto, del sector de Fabián Rogel, quien se propone como alternativa para la gobernación, aunque con un buen vínculo con Frigerio, al punto que se lo ha viso compartir actividades de campaña.

 

Que baje la espuma

Este miércoles está prevista una reunión del bloque radical. El asunto pendiente es la situación de la diputada Varisco, sobre la que la mayoría de los integrantes del interbloque de JxC viene ejerciendo presión para que abandone la bancada opositora, por sus reiteradas acusaciones a dirigentes del PRO, a quienes viene responsabilizando de utilizar “los resortes del Estado para sacar de la cancha a mi padre (Sergio Varisco) armándole una causa y buscando quedarse con la Intendencia de Paraná”, tal como dijo en la última sesión.

La semana pasada, su retiro del bloque se daba como un hecho. Pero ahora, desde la conducción de la bancada radical se pretende poner paños fríos, a la espera de encontrar la salida menos traumática para JxC. No quieren que una eventual separación de Varisco aparezca, ante la opinión pública, como respondiendo a un planteo de la bancada del PRO, que ya desde el año pasado pide la cabeza de la hija del ex intendente Sergio Varisco. En particular luego del extraño episodio protagonizado en la última sesión por Walter Klix (el esposo de la diputada Ayelén Acosta a quien debieron pedir su retiro del recinto por un confuso cruce con Varisco) y sus posteriores declaraciones afirmando que había pedido a Frigerio que se expulse a la diputada radical.

Más allá de Klix y del PRO, en todo caso el problema es que Varisco no se quiere ir. Dicen que una decisión de sus pares de separarla del bloque podría derivar en un trámite complicado en la UCR, tanto política como administrativamente. La cuestión podría terminar siendo resuelta en apelación al congreso de la UCR. Para algunos, esta argumentación suena a excusa.

Es que tampoco está muy claro si existe realmente voluntad política de ir contra Varisco por parte de los diputados radicales que están con Frigerio. Un poco por el peso del apellido, otro poco por especulación electoral, o incluso por dudas respecto a si no sería peor el remedio que la enfermedad,  nadie se atrevió en la UCR a sancionar a la hija de Sergio y nieta de Don Humberto cuando era evidente que su caso encuadraba en las normas partidarias al haber competido electoralmente en contra de la UCR en 2021, como candidata del partido Fe.

Los diputados del PRO prefieren no emitir opinión sobre la situación de Varisco, justamente para no interferir en una definición que compete a los radicales. Pero ya desde el año pasado sostienen que la hija del fallecido ex intendente de Paraná fue bancada por un sector del peronismo para dividir el voto opositor. Y ahora les llama la atención que no acceda a los beneficios que supone, administrativamente, conformar un bloque unipersonal.

 

Riesgo

Mientras tanto, algunos interpretan que una indefinición sobre la situación de Varisco podría, de extenderse en el tiempo, derivar en una fractura en algún punto similar a la de 2018. Es decir, que los tres radicales alineados con Frigerio (Solari, Brupbacher y Jaroslavsky) se unan al bloque del PRO.

Dicen que el más “amarillo” de los tres es Brupbacher, que se ha mostrado con el postulante a la intendencia de Paraná por el PRO, Emanuel Gainza. Coincidencia: también Viola (que en 2018 rompió con el bloque de la UCR) forma parte del equipo de Gainza en Paraná.

Resultaría lógico que cualquier movimiento en el bloque radical se ordene por la interna provincial en marcha dentro de JxC. Pero algunos diputados afirman que esos alineamientos internos no están del todo claros y que el libro de pases estará abierto –para ambos lados– hasta el mismísimo día del cierre de listas, que nadie sabe si será en febrero (para elecciones desdobladas) o en junio (para elecciones unificadas). Eso suponiendo que haya PASO.

Los que así piensan, sostienen que un quiebre del bloque en este momento podría resultar prematuro. En especial cuando es tan grande la incertidumbre sobre las reglas de juego para las próximas elecciones.

 

Fuente: Página Política