Inmersa en una crisis caracterizada por la ausencia de conducción y liderazgos y con posiciones ideológicas fluctuantes, la UCR nacional debate su futuro en un abanico de posibles alianzas que va desde el kirchnerismo al macrismo, pasando por la posibilidad de reflotar su diálogo con el socialismo.
En ese marco, el presidente del Comité Nacional de la UCR, Mario Barletta, aseguró este fin de semana que para el 2013 y 2015 la UCR tendrá candidatos propios y rechazó por el momento la posibilidad de avanzar en una alianza con el socialismo de cara a las próximas elecciones. Se acercó así a la posición que en la provincia vienen sosteniendo sectores opositores al último candidato a gobernador, Atilio Benedetti, como el diputado nacional Fabián Rogel y el senador nacional, Arturo Vera, que propusieron que el radicalismo se presente solo a la próxima elección.
Ese será uno de los ejes de discusión para la interna que la UCR de Entre Ríos tiene prevista en octubre, a fin de renovar su conducción partidaria. Tal como perfilan hoy las cosas, el voto de los afiliados podría saldar las diferencias que buena parte de la dirigencia radical viene arrastrando con Benedetti, a quien no obstante dejaron sin rivales para su candidatura a gobernador.
Sus críticos ponen el acento en este dato: con 60 mil nuevos electores y en un frente electoral, Benedetti terminó el año pasado mil votos abajo que el anterior candidato a gobernador, Gustavo Cusinato en 2007, cuando además compitió con la tradicional Lista 3 de la UCR sin aliados.
Abstraen esos datos del contexto nacional electoral excepcionalmente favorable al oficialismo de la pasada elección, con el propósito de cuestionar lo que denominan el “modelo político-económico” del “empresario exitoso” que exhibe “desdén hacia la construcción política” y una obstinada defensa de una alianza con el socialismo que, afirman, fue “pura pérdida” para la UCR.
Alianzas
En la interna de octubre, Benedetti intentará mantener el control del partido y, con ello, su rol de elector en las legislativas de 2013 -cuando Entre Ríos, renueve no sólo la mitad de sus diputados, sino también los senadores nacionales- para desde allí buscar su “revancha” por la gobernación en 2015.
Ante la ausencia de liderazgos, la dirigencia crítica a Benedetti intenta por estos días una construcción política más horizontal, que se propone como objetivo salvar el distrito entrerriano del adverso escenario nacional de la UCR.
A diferencia del orden nacional, el debate principal de la UCR entrerriana no pasa por las alternativas de aliarse al oficialismo o al macrismo. La tensión está planteada aquí entre Benedetti, que insiste en mantener la tan cuestionada alianza con el socialismo y otros que plantean ir solos el año que viene para “saber quiénes y cuántos somos”, en una elección que avizoran complicada, pero que entienden lo será aún más para el resto de las fuerzas que en los últimos años han venido confluyendo con el radicalismo, a quienes se resisten a volver a “prestar estructura”.
Lejos todavía de los planteos públicos, algunos se atreven incluso a sostener que además de los sectores progresistas, la UCR tiene que orientar su política de acuerdos hacia sectores peronistas que en 2015 podrían no estar contenidos electoralmente.
El análisis que hacen es bien pragmático. Dicen que Benedetti leyó mal el triunfo de 2009 que lo catapultó como candidato natural para 2011; que no valoró adecuadamente el voto castigo y no advirtió que la suma de todos los candidatos peronistas a presidente o a gobernadores de las últimas cuatro elecciones no bajan del 70%. Con esa mirada, se preguntan de qué sirve perder el tiempo discutiendo una alianza con el 2,5% de un socialismo partido al medio.
El fantasma del tercer lugar
El estrecho margen por el que la UCR mantuvo el segundo lugar en la pasada elección es un asunto central de la próxima interna. Los que quieren un cambio en la conducción partidaria dicen que si el Comité sigue siendo un “apéndice de un empresario” se corre el riesgo que el peronismo se quede el año que viene con los tres senadores nacionales por Entre Ríos.
Recuerdan que en octubre el ex gobernador Busti, sin candidato a presidente y con un partido armado en dos meses, le pisó los talones a la UCR, con una diferencia inferior a los tres mil votos. Suponen que podría nutrirse además de la interna del oficialismo, según como el gobierno de Sergio Urribarri logre contener internamente en un año signado por las restricciones de recursos.
En consecuencia, plantean la necesidad de “tener partido” –o lo que en sus códigos significa quitarle la conducción a Benedetti- para que la UCR no corra el riesgo de quedar tercera el año que viene.