Las sociedades maduran y temas que supieron ser tabú pasan a ser parte de la agenda pública y se tornan urgentes ante la realidad de los hechos. Uno de ellos fue la despenalización del aborto.
Por fuera de cualquier creencia religiosa, la ciencia y la estadística han sido implacables al mostrar la vulnerabilidad de la mujer en los sectores más pobres de la sociedad, donde el acceso a una cobertura sanitaria queda lejos. Se dijo mucho esto, y más, en los últimos meses.
El fin de semana se conoció que tres diputados de Cambiemos por Entre Ríos (Atilio Benedetti, Marcelo Monfort y Jorge Lacoste) integraban el grupo de los indecisos para la sesión del miércoles. Desde el minuto uno en que se inició el debate, todos los elementos estuvieron sobre la mesa. Por lo tanto es la ideología o la conducta partidaria la que tendría que conducir la decisión de votar de una u otra manera en el Congreso. Benedetti se manifestó en contra, pero votará a favor. Similar es el caso de Lacoste. Monfort, en cambio, consideró que “es inevitable que en el centro de esta discusión esté en juego la noción de vida”.
Juan José Bahillo, por caso, dijo haber estado durante mucho tiempo en contra de la despenalización del aborto. Pero los datos de la realidad hicieron que su perspectiva fuera evolucionando con el tiempo. Votará a favor. Mayda Cresto y Julio Solanas impusieron sus creencias por sobre la ciencia, aunque lo negaron haber caído en esa ignorancia. La cuestión quedó al desnudo cuando hablaron de “las dos vidas”. En esa línea se expresó la macrista Alicia Fregonese.
Los partidos
Una situación normal en aquella época e inusual en esta fue la de Luis Agustín Brasseco. El radical, hombre de la Iglesia, se encontró ante la decisión de tener que votar en el Senado un proyecto vetado por el clero. Estamos hablando de la ley de divorcio. Se manifestó en contra, pero adelantó que si su voto negativo afectaba la aprobación de una política pública que impulsaba su gobierno, lo haría por la afirmativa aun contradiciendo su creencia pero obedeciendo a su identidad partidaria. La iniciativa de Raúl Alfonsín se aprobó en 1987.
En Santa Fe, a partir de la negativa del diputado socialista Luis Contigiani que adelantó que se manifestará en contra del proyecto, se abrió un debate. Sectores del partido le exigieron que respete su plataforma electoral en la que se prevé la despenalización del aborto. Incluso le solicitaron que no represente de ahora en más al PS.
La votación está palo a palo y lo que está en juego es si una política pública tendrá el sustento de una ley y si un derecho finalmente se otorga o restringe. El tema que en horas comenzará a tratarse en la Cámara de Diputados de la Nación invita a reflexionar sobre el fortalecimiento de los partidos políticos como organizaciones por los cuales debe canalizarse la idea de un país, una provincia o una ciudad. A propósito de la reforma política y la sospecha del debilitamiento de los mismos.

