
El objetivo de las conversaciones que se vinieron dando durante la semana es evitar que la reunión del congreso provincial de la UCR entrerriana, que sesionará al mediodía de este sábado en Paraná, se convierta en la continuidad de una confrontación que no logró saldar la reciente interna del 16 de abril, cuando el voto de los afiliados arrojó un virtual empate entre los sectores del radicalismo que apoyan y que enfrentan al candidato a gobernador del PRO, Rogelio Frigerio.
El congreso partidario se tiene que reunir por una razón legal: aprobar la participación de la UCR en la alianza electoral Juntos por Entre Ríos, que se debe inscribir el 14 de junio para competir en las elecciones de este año (PASO el 13 de agosto y generales el 22 de octubre).
En la definición de la política de alianzas cabe la posibilidad de aceptar nuevos socios a Juntos, como el Partido Socialista. Se supone que los radicales no tendrán problemas en volver a encontrarse con quienes en 2011 compartieron una frente de perfil progresista. Más reparo habría para sumar algunas fuerzas vecinalistas, sobre todo las que derivan de desprendimientos del peronismo.
El congreso debe integrar su mesa de conducción (un presidente, un vicepresidente primero, un vicepresidente segundo y 4 secretarios). Una posibilidad es que la presidencia sea para un dirigente de Evolución Radical, la línea que lidera en el orden nacional Martín Lousteau.
El orden del día contempla además otras dos definiciones. La designación de los miembros del Tribunal Electoral (5 titulares y 3 suplentes) y del Tribunal de Ética y Disciplina (3 miembros titulares y 2 suplentes). Pero no está claro que se vayan a integrar los tribunales en el congreso.
La idea general es que todas estas resoluciones formen parte de un paquete de acuerdo entre los dos sectores que se enfrentaron en la interna de abril. Si no se logra, cada punto deberá ser sometido a votación.
Reglas
Fuera de este orden del día, el congreso podría instruir a la conducción radical sobre la definición de las reglas de juego internas que regirán al frente electoral Juntos por Entre Ríos. Por ejemplo, si el piso para la integración de minorías seguirá siendo del 25% de los votos de las PASO, o hasta qué punto se van a permitir los pegados de boleta en unas primarias que, para más complicaciones, serán simultáneas con las nacionales.
Está claro que algunos definiciones del congreso radical de los últimos años, como aquella que mandaba que la UCR debía encabezar la lista de candidatos de Cambiemos, fueron de imposible cumplimiento dentro de un frente electoral. No puede un partido imponer el armado electoral de todo el frente.
Pero el congreso radical bien puede mandatar a la dirigencia que, en representación de la UCR, se siente a la mesa donde se acuerden las reglas de juego internas que observará Juntos por Entre Ríos y que deben especificarse al momento de la inscripción de la alianza electoral, que tiene como plazo el 14 de junio.
Esas reglas de juego deben ser fijadas por los partidos, tienen que ver con la institucionalidad de la alianza electoral. Otra cosa son los acuerdos para el armado de las listas, resueltos por los líderes de las distintas agrupaciones que conforman un partido. En el caso de la UCR, muchas de esas agrupaciones han definido acompañar a un candidato a gobernador de otro partido.
Una interna radical
La interna dentro de Juntos por Entre Ríos no se libra entre los partidos que integran la coalición. Ni ahora, ni en las PASO de 2021, se enfrentaron la UCR por un lado y el PRO por el otro.
En 2021, Frigerio recibió un amplio respaldo de la dirigencia radical. Y su adversario de la UCR, Pedro Galimberti, llevó en segundo lugar de su lista a una candidata del PRO, Mariana Salinas, del sector que lidera en Concordia Roberto Niez, el único dirigente de la primera línea del PRO entrerriano que en 2020 se atrevió a enfrentar en la interna partidaria a la lista de Frigerio y que ahora volvería a presentarse para la intendencia.
En las dos listas hubo y habrá radicales y macristas. Pero el eje de la pelea en Juntos por Entre Ríos pasa por la siempre viva interna radical.
La UCR es en Entre Ríos mucho más grande que el PRO. Lo supera en estructura, presencia territorial, tradición, identidad. Pero carece de dirigentes competitivos. Por eso en Cambiemos siempre mandó el PRO. Desde su inicio en 2015, cuando por primera vez en su centenaria historia la UCR entrerriana fue a las elecciones provinciales sin candidato a gobernador.
Frigerio (que venía de asociarse en 2013 a Jorge Busti para arrebatarle a la UCR la banca por la minoría en el Senado de la Nación) fue quien ejecutó ese dominio del PRO sobre la UCR en Entre Ríos. Primero como delegado de Mauricio Macri en el armado de 2015, luego con la llave del financiamiento de la obra pública como ministro en los siguientes cuatro años.
En este contexto, plantear la interna radical entre frigeristas y antifrigeristas es una simplificación periodística que ayuda a comunicar, pero que puede irritar a muchos. A ningún radical le cae en gracia que se lo sitúe trabajando para llevar a la gobernación a un dirigente que integró el gobierno de Carlos Menem, que fue socio político de Busti y ministro de Mauricio Macri quien -según se quejaban y se quejan los propios radicales- gobernó sin considerar la opinión de los aliados que habían puesto su estructura nacional para llevarlo a la presidencia.
La irritación no deriva de que algunas de estas características de Frigerio sean incorrectas o se usen de manera sesgada. Lo que irrita es que los antifrigeristas de hoy son los frigeristas de ayer o, si se quiere, los primeros frigeristas.
Los radicales que hoy acompañan al ex ministro del Interior no olvidan que los intendentes de su partido –entre los que estaban Galimberti y Darío Schneider– fueron los principales aliados de Frigerio dentro de la UCR. En el anterior período, de los 29 jefes comunales de Cambiemos, 27 eran radicales y ninguno quería perderse el favor del ministro que manejaba la obra pública.
En esa condición de aliados, los intendentes jugaron con Frigerio, por ejemplo, en contra de la resolución del congreso de la UCR que, controlado por Atilio Benedetti, en marzo de 2018 decidió la conformación de un interbloque en la legislatura entrerriana. Esa fue la primera rebelión de importancia en el radicalismo entrerriano hacia el modo de conducción política de Frigerio dentro de Cambiemos. Y fue protagonizada por Benedetti, quien fuera a partir de 2021 el primer y principal aliado del candidato del PRO. Entre los intendentes que jugaron con Frigerio estaba también Sergio Varisco, padre la diputada Lucía Varisco, que en el actual proceso interno ha sido la única dirigente de Juntos que confrontó en duros términos con el líder del PRO.
Fuente: Página Política