Hay una coincidencia en toda la dirigencia del Partido Justicialista: la unidad no es tal, sino lo que se logró fue “la integración” de todos los sectores para evitar cualquier sanción judicial una vez vencidos los mandatos.
También todos coinciden en que no es momento de mostrarle a la sociedad una disputa que carece de público y de atención. El viernes vencieron los plazos para presentar las listas, sin embargo a ciencia cierta aún no se sabe cuáles son las nóminas e incluso si en Paraná habrá una, dos o tres propuestas. “Se están negociando algunas cosas” se jactó un dirigente de esta capital ya fuera de término de lo que marca la norma. En las próximas horas puede haber novedades, no sólo de propuestas (Marcelo Solanas quiere presidir el PJ de Paraná), sino también de impugnaciones.
En las semanas previas hubo insistencia en que sea Adán Bahl quien secunde a Gustavo Bordet en el Consejo Provincial. Era la síntesis y la tradición. Intendentes y legisladores se imaginaron ese binomio. Cuando en los últimos días se empezó a instalar con fuerza la idea de que sería Sergio Urribarri el que quedaría con la vicepresidencia, el nombre del vicegobernador pasó a ser número puesto para el PJ de Paraná.
Finalmente la conducción del partido en esta capital, siempre en nombre de “la integración”, quedó para un solanista, Gustavo Guzmán. ¿Bahl otra vez afuera y en ese lugar quedó un alfil de uno de sus principales contrincantes en el territorio como es Julio Solanas?
El vicegobernador fue quien orquestó todo lo que este lunes se presentará en la Justicia Electoral. El viernes por la tarde toda la dirigencia de Paraná tuvo que presentarse en su despacho con los avales de las seccionales. Pasó Gastón Grand, Rubén Almará y Rosario Romero, entre otros.
Bahl logró contener a todos los sectores, incluso el de Blanca Osuna, bajo el mando de Guzmán, que es el que deberá conducir ese colectivo variopinto siempre en tensión. Un problema menos para el vicegobernador.
Se podrían hacer dos lecturas sobre el paso al costado del presidente del Senado para no conducir el PJ de Paraná. De presentarse como candidato por el distrito significaría achicar su espectro y limitar su figura a un territorio, cuando el vicegobernador lo que siempre tuvo son aspiraciones provinciales. En segundo lugar corría el riesgo de que efectivamente haya disputa y el número de votantes sea ínfimo, lo que lo dejaría debilitado.
Presidir el PJ de Paraná con un gobierno local en manos de la oposición puede tener un aditamento especial. Guzmán, por ejemplo, podrá cuestionar a la gestión de Sergio Varisco. No más que eso. No es perfil, quizás, que busque Bahl.

