Desde el domingo a la fecha se ha repetido la certeza acerca del creciente desinterés de la ciudadanía por concurrir a las urnas, ese hábito, el más institucionalizado, el más visible y con mejor prensa de la vida en democracia.

No es menor el asunto si el escenario electoral puso en debate, en parte, cuánto pueden correrse las reglas pudiendo decir, aun así, que la democracia goza de buena salud. Derechos conculcados, represión, incumplimiento de normas vetadas y confirmadas, expulsión de buena parte de los actores de la discusión política, todo eso junto, no desdibuja del todo lo que entendemos por democracia.

Aun así hay quienes se sienten más movilizados que otros por ese “corrimiento” de las reglas. Si se toma medida de la calidad de la democracia, surgen de inmediato los siguientes diagnósticos. Algunos la ven como impotente para los cambios que se esperan en la propia vida y en la vida ajena. Otros, los que fueron mayoría, celebran que pueda amoldarse para las profundas transformaciones que impulsa el pensamiento libertartario, reformando de cuajo buena parte de la desvencijada estructura de lo público.

Hay quienes sienten que las reglas crujen. Sienten en riesgo lo público, el patrimonio común, aunque además se le endilgue a alguna dirigencia hablar solo en defensa de sus propias condiciones de privilegio. En esta tercera perspectiva pareció anidar la consigna de “Frenar a Milei” (con la que el peronismo ya había ido a las urnas en su versión 2023) con el nombre de Fuerza Patria, o Fuerza Entre Ríos en su versión provincial.

Al parecer, y en un repaso por los números que dejó el escrutinio en Entre Ríos, “frenar a Milei” fue una consigna más persistente que la de “no volver al pasado” tal como propuso la alianza oficialista de La Libertad Avanza, con los rostros de Javier Milei y Rogelio Frigerio.

Si de manera creciente se hace complejo indagar, pronosticar el comportamiento electoral de la ciudadanía, se hace más simple revisar hacia atrás la conducta del votante que el domingo pretendió “frenar a Milei” y no pudo. Tal vez es más fácil ir a buscar dos años antes a ese mismo elector, en noviembre de 2023, cuando con más o menos voluntad fue a las urnas, en el contexto del balotaje, para “evitar” entonces un triunfo de Milei.

A los números

 

2023

El 19 de noviembre los argentinos fuimos convocados en segunda vuelta a elegir entre el candidato del peronismo, Sergio Massa; y el primer candidato de ultraderecha, el libertario Javier Milei.

En Entre Ríos concurrió a votar el 77,7% de los empadronados. Fueron 882.978 votos de un total de 1.136.433 ciudadanos habilitados para sufragar.

Milei tuvo un triunfo contundente. Se impuso con el 61,4% de los votos. Fueron 525.046 votos, sumatoria en la que el electorado insinuó, adelantó, la alianza que la dirigencia solo consolidaría después. Libertarios, radicales, seguidores del PRO, independientes aportaron al triunfo del “león” en Entre Ríos.

Massa alcanzó apenas el 38,5%. Fueron 328.920 votos, cúmulo en el cual se fusionaron, seguramente, voluntades del peronismo (de Sergio Massa y de simpatizantes de Juan Grabois que había disputado las PASO), independientes y votantes más identificados con las propuestas de izquierda. “Frenar a Milei” pareció ser la consigna también entonces, antes de que llegue a la Casa Rosada y haciendo la vista gorda respecto de un eventual nuevo gobierno peronista a cargo de quien era entonces el ministro de Economía (para colmo de males) de los caóticos tiempos de Alberto Fernández.

 

2025

Aunque ineficaz, la consigna “Frenar a Milei” siguió siendo convocante para su electorado. Y volvió a perder.

Tal como se afirmó, también el domingo 26 de octubre hubo menos concurrencia a las urnas, aunque otra vez Entre Ríos aportó un par de puntos más a la media nacional. La participación fue del 70,4% lo que se expresó en la decisión de ir a votar de 811.650 personas, integrando un padrón con 1.151.288 nombres.

Dos categorías en la Boleta Única de Papel, senadores nacionales y diputados nacionales. En el caso de Fuerza Entre Ríos, la lista más votada fue la que encabezó Adán Bahl, para el Senado. Obtuvo 261.175 votos (35,7%).

Se afirma que la consigna “frenar a Milei” volvió a convocar al peronismo, el progresismo y sectores afines porque es posible comparar esa cantidad de electores con la de 2023 cuando los mismos sectores se presume que eligieron a Massa. De la comparación entre 2025 y 2023 surge que hubo 67.745 votos menos el 26 de octubre para la propuesta peronista.

Pero la baja más pronunciada fue en la otra cancha. Si se comparan los datos entre 2023 y 2025, cotejando el caudal de votos de Milei en el balotaje con los que obtuvo la lista de La Libertad Avanza el 26 de octubre, hay una menor participación que se expresa en 141.665 votos menos.

Atendiendo a los números del peronismo, corresponde tomar en cuenta, por los menos, a las dos listas que encabezaron dirigentes peronistas que fueron por afuera del PJ y que han convocado, mayoritariamente, a votantes que también apuntaron a “frenar a Milei”. Es el caso de Héctor Maya y Gustavo Guzmán que obtuvieron 23.352 votos (en la categoría senador); y de Carolina Gaillard y Paola Rubattino que para el mismo cargo alcanzaron 26.862 sufragios. Suman entre las dos propuestas 50.214 voluntades.

Del cotejo entre 2023 y 2025 que se proponía, entonces, y tomando en cuenta a los que fueron a votar a Maya y a Gaillard, surge que la diferencia entre ambos escenarios se reduce a 17.531 votos menos. Gente que no fue, o que eligió a la izquierda, o incluso votó a Milei.

Más, menos, el peronismo fue a votar. Y perdió otra vez. La parte del electorado que se identifica con el peronismo o que elige a esa expresión como la forma más eficaz para “frenar a Milei”, volvió a confiar en las urnas, en ese ritual deslucido de ir a votar. Un ritual que puso en Casa Rosada a un candidato que ostentaba una motosierra por toda promesa.

Se ha escrito mucho sobre este fenómeno que solo a veces es posible dimensionar en números. La rebeldía se volvió de derecha, se ha dicho en modo de pregunta. El peronismo, mientras, busca poner a salvo un Estado de cuyo control ha sido desalojado con los votos. Se ata al barco de derechos conquistados a lo largo de un siglo, el siglo que repudia el discurso de Milei. El peronismo va y vota. Y pierde, mientras tiene pendiente revisar cómo fue que una mayoría asoció derechos con gastos y conquistas con privilegios.

Fuente: Página Política