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Reforma política: la oposición puso primera

Un diputado opositor quiere constituir una comisión para empezar a debatir. El 2022, un año clave. Lo que se hizo, lo que falta y los que quieren.

Termina un año impar  y electoral, que opera como impedimento eterno para discutir una reforma política. El 2022, entonces, sería el año adecuado para promulgar un proyecto de estas características. Fuera de cualquier especulación proselitista.

La iniciativa surge de un peronista opositor, el diputado provincial Manuel Troncoso, que presentó un texto para crear una comisión bicameral en el seno de la Legislatura integrada por ocho “miembros titulares” nominados en mitades iguales por cada una de las cámaras. La misma será presidida de forma alternada por un representante de Diputados y el Senado, “durando quien sea designado en el ejercicio de la presidencia hasta la conclusión de su mandato constitucional”, según el artículo 2º del proyecto al que tuvo acceso Página Política. La elección de la presidencia se realizará por mayoría simple entre los miembros que componen el comité.

La Comisión Bicameral tendrá por objetivo recabar información de antecedentes y proyectos de ley ya presentados con el objetivo de lograr los consensos necesarios para llegar a una síntesis. A un texto único. La duración se extendería hasta la aprobación de las iniciativas que hayan sido contempladas y hasta el momento en que se agoten los asuntos consensuados dentro de la denominada reforma política.

En los fundamentos, Troncoso sostiene que “la responsabilidad de diseñar, imprimir, distribuir y fiscalizar las boletas se encuentra en manos de las agrupaciones políticas. Esta práctica es beneficiosa para los partidos políticos con gran estructura y en consecuencia es maliciosa para el resto de los partidos con poca o nula estructura territorial”. El legislador, hace unas semanas en una entrevista con Página Política, se mostró en favor de la Boleta Única Papel (BUP).

 

Argumentos

El diputado citó al reconocido jurista German José Bidart Campos cuando menciona en el Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino y enumera “la atmósfera de muy amplia libertad para la intervención, la participación y la competencia de las fuerzas políticas y de las personas; la igualdad de oportunidades para todas ellas; la transparencia de las campañas preelectorales; la correcta confección de los padrones electorales, su publicidad, y la legitimación de los ciudadanos y los partidos para tener acceso a ellos, rectificarlos, impugnarlos”. Porque  “lo  importante consiste en no creer que el fraude sólo encuentra ambiente y ocasión el día de la elección y, luego, en el recuento de votos. Fraude camuflado hay también cada vez que en cualquier etapa del proceso electoral en su integridad se obtura la libertad, la competencia y la lealtad de la contienda”.

Troncoso destacó la reforma, la primera del país, que hizo Santa Fe en el 2011, cuando  gobernaba el Frente Progresista. Allí se implementó la BUP.

 

Y ahora

 La reforma política fue una iniciativa de Gustavo Bordet en 2018, pero la misma quedó trabada en la interna peronista que el Gobernador mantenía con el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Urribarri. Pero también es cierto que la oposición, en rigor el radicalismo, no hizo mucho esfuerzo para avanzar en ese sentido. El texto del Poder Ejecutivo contaba con un largo articulado. Se trataba, básicamente, de un código electoral, que dejaba afuera el financiamiento de las campañas y la equidad de género.

En el caso del financiamiento, pero de los partidos políticos, el diputado del PRO Esteban Vitor presentó un proyecto que propone destinar el 0,1% del presupuesto de la provincia para conformar un “Fondo Partidario Permanente Provincial”. José Cáceres, diputado y secretario  del PJ, se mostró en principio de acuerdo.

La equidad de género es un tema que quedó resuelto con la Ley de Paridad Integral.

La campaña electoral de 2019, cuando Bordet buscaba su reelección, la reforma política estuvo en la narrativa proselitista en el ítem de las promesas. El 2020, año sin calendario electoral, era ideal, pero la pandemia seguramente hubiese sido una buena excusa para no iniciar el debate. No obstante se avanzó con la paridad en las listas, que significa un cambio sustancial en el proceso de construcción de una propuesta política.

El 15 de febrero pasado, tras el discurso inaugural ante la Asamblea Legislativa, la oposición se quejó que el mandatario haya obviado la necesidad de llevar adelante una reforma política.

En unos meses se ingresará al último año “posible” de la era Bordet para implementar un nuevo sistema electoral.

Fuente: Página Política
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