El gobierno del presidente Macri comienza a transitar un camino muy riesgoso: la pérdida de confianza por parte del electorado que lo votó, a raíz del incumplimiento de su plataforma de campaña y promesas que marcaron la diferencia final en el balotaje, la baja de la inflación, recuperación del empleo y la mejora en la actividad económica, no se vislumbran y generan un malestar social notable.
Más allá de la herencia económica recibida del kirchnerismo, aún no se han podido generar condiciones óptimas para poder transitar una salida a la marcada inflación, una economía productiva con problemas de rentabilidad e inversiones que no se concretan y un alto endeudamiento que comienza a sopesar en las arcas nacionales como también en las provinciales, cada día más dependientes del devenir del gobierno nacional.
Por su parte, lo que al principio elogiamos en cuanto a aspectos institucionales como la apertura a un diálogo respetuoso, frontal y plural para con todos los sectores socio políticos de la Argentina; en el último tiempo se asemeja a lo peor del kirchnerismo, accionando en el Congreso mediante mensajes extorsivos a los gobernadores, tal el caso de Ganancias, o la intolerancia ante opiniones críticas como las que deslizara hace unos días el economista Roberto Lavagna, respecto al rumbo de la economía.
La gran deuda del gobierno de Bordet pasa por dos aspectos centrales: La falta de respuesta para lograr el gran objetivo de equilibrar las cuentas públicas y la crisis del sistema educativo.
El alto grado de vulnerabilidad financiera no es reciente. Desde 2009 venimos advirtiendo sobre la preocupante situación económica de la provincia.
Desde ese tiempo comenzamos a alertar sobre la peligrosidad de perder el equilibrio fiscal, que se intentaba disimular con mayor presión impositiva, emisiones de diversas series de letras (endeudamiento) o con algunos auxilios extraordinarios del Gobierno Nacional. También, sigue siendo un tema pendiente la discusión del federalismo y la relación Nación-Provincia.
En el ámbito educativo, el balance de esta gestión no logra revertir los mediocres resultados de años atrás. Los actores implicados (docentes y estudiantes entrerrianos) cierran un año sumamente conflictivo, que no deja de afectar a toda la sociedad. Más allá que en algunas oportunidades se demostraron intenciones de componer la situación, el gobierno no ha podido solucionar cuestiones muy delicadas en su relación con el gremio docente, y ello se sintetiza en magros resultados en términos de calidad educativa. Por supuesto, lo expuesto posee similitud en lo que sucede al funcionamiento de los sectores de la salud, tema que también preocupa mucho.
Vemos con preocupación el escaso dinero que se orienta destinar para la lucha contra las adicciones y el desarrollo de políticas de prevención. Entendemos que la conjunción de herramientas logradas desde el Estado deben orientarse a fortalecer el vínculo familiar, educativo y de formación deportiva para niños y adolescentes, como núcleo de inclusión social.
Consideramos que es destacable el constante canal de diálogo que el gobernador mantiene con la oposición y todos los sectores, lo cual celebramos y creemos que es fundamental de cara a debatir lo mejor para Entre Ríos.
La Cámara de Diputados ha recuperado una agenda propia, permitiéndose el tratamiento y aprobación de proyectos de los diputados, en nuestro caso sobre Ética Pública, Participación Ciudadana, organismos de control, promoción de energías renovables, y otros.
En líneas generales, entendemos que ha existido una actitud responsable para dotar al Ejecutivo de herramientas fundamentales para garanticen la gobernabilidad, como lo es el Presupuesto, con las críticas fundamentadas.
