Adán Bahl tiene, ahora, el desafío de hacerse cargo de su proyecto político. Es la única carta del oficialismo. Así lo decidió Gustavo Bordet al cerrarle la puerta a cualquier estrategia electoral en torno a una reforma de la carta orgánica que garantice las minorías.
Enrique Cresto y Martín Piaggio no se resignan. Se esperanzan con que una competencia nacional les dé cobertura. Ambos, por separado, estuvieron en Plaza de Mayo para escuchar a Cristina Kirchner.
El caso de Entre Ríos es un experimento inquietante: cerró cualquier posibilidad de una interna, pero unificó las elecciones con Nación, donde todo parece abierto. Incluso la candidatura presidencial.
Bahl está convencido que el peronismo entrerriano es competitivo en cuanto se reinvente en el plano de la estética. En eso coincide con Bordet, que tiene una tesis inamovible: el elector siempre quiere un cambio, por más que valore al gobernador y su gestión. Con esa certeza fue que eligió a Laura Stratta como vice en 2019 convirtiéndola en la primera mujer en el cargo. Por eso, también, Bahl no ve con malos ojos a Andrés Sabella para sucederlo en la ciudad. Un rostro académico, que nada tiene que ver con el proceso de las últimas dos décadas.
En 2019, además del binomio con Stratta, la otra sorpresa política, siempre desde lo estético, la dio el intendente de Paraná. Fue cuando anunció su gabinete en una de las salas del Centro Provincial de Convenciones. A medida que se iba convocando a cada uno de los flamantes colaboradores para la foto, los periodistas preguntaban quiénes eran. Ya había sucedido con su compañera de fórmula, Andrea Zoff.
Bahl se mostró con Fernanda Lalosa, directora del Hospital Santa Rosa de Chajarí, de inobjetable solvencia en la administración del nosocomio. Al lado, Juntos por el Cambio le birló una dirigente al peronismo. María Tinte, concejal por el PJ de Federación. Se fue del bloque y acompañará al radical Carlos Cecco, que busca su quinta intendencia en la boleta de Rogelio Frigerio. En el departamento Federación Chajarí casi triplica el número de electores de la ciudad cabecera. Detalles que no se le escapan a un contador como el intendente de Paraná.
El de Tinte es uno de los sismos que se registran en la superficie. El más notorio fue el de Ricardo Vales, el viceintendente de Concepción del Uruguay que renunció al cargo para ser candidato a intendente por un partido vecinal.
Bahl estará esta semana en esa ciudad, donde se reunirá con José Eduardo Lauritto. Con el ex vicegobernador ocurre algo diferente al resto. Tiene 72 años, mil batallas, pero conserva una altísima imagen. Un permitido del trasvasamiento. En ese distrito Marcelo Bisogni está anotado y a juzgar por sus acciones está entusiasmado. Los tres territorios más importantes de la costa del Uruguay, entonces, no están cerrados. Además de Paraná, claro.
El precandidato a gobernador tiene otra certeza. Escuchó de boca de Bordet que quien sea el elegido (aún cuando no se había oficializado su candidatura) se debía encargar del armado y campaña. En eso anda.
Los nombres de mujeres para acompañarlo no son muchos. Uno de ellos era que Stratta repita, pero ya hizo saber que no. A Bahl le interesa Claudia Monjo, la intendenta de Villaguay, que no tiene reelección. En su entorno analizan que lo mejor sería fortalecer la costa del Uruguay. Suena a autoexclusión. Adrián Fuertes pareciera seguir la tradición de su terruño: solo un lugar de encuentros.
Bahl se encuentra con un escenario nacional que, por ahora, es incierto. Sergio Massa arriba a China por estas horas en busca de herramientas financieras para que el oficialismo llegue, por lo menos, a las PASO. A la vuelta habrá que llamar a Juan José Bahillo, secretario de Agricultura, que también viajó al lejano oriente.
La campaña, inexorablemente, será dura. ¿Esto romperá la paz política que se vive en Entre Ríos? Los perfiles de Bahl y Frigerio no avizoran grandes debates. Sus recorridos y tradiciones los empujan a que caminen por la misma avenida. Se recomienda una crónica de Luz Alcain en revista Cicatriz, que se puede encontrar aquí.
El candidato de Juntos tiene la misma certeza de Bordet, cree que el electorado generalmente quiere algo nuevo aunque valore lo actual. Por eso con repetir que hay que cambiar los nombres que están hace 20 años le parece suficiente.
La provincia -como en la mayoría de las otras -tiene superávit y fondos suficientes para surfear cualquier desequilibrio. La agenda electoral viene mostrando buena performance del peronismo pero con otros ropajes. Otra vez la idea de Bahl y la estética.
Se vuelve a repetir un escenario similar al de 2019, en el que Bordet gobernaba sin inconvenientes cuando las tapas de los principales portales mostraban desconcierto en las huestes del panperonismo nacional. La comodidad del mandatario que se dignaba a repetir era tal que abrió la puerta al kirchnerismo que lo criticó durante los cuatro años. Alberto Fernández fue el negociador. Luego se convirtió en presidente. Fue tal la sorpresa de la designación de Cristina Kirchner aquel 18 de mayo que la línea que bajó de Casa de Gobierno fue hacer silencio. Todos cumplieron, menos Cresto, que posteó una foto con Santiago Cafiero.
Si se concreta una interna nacional con Daniel Scioli en la vereda de enfrente se deberá barajar y dar de nuevo en la táctica electoral en la provincia. Si Massa finalmente no va como candidato será un retroceso para Casa de Gobierno, que jugó un pleno a esa candidatura. Si el nombre de Eduardo “Wado” De Pedro es el del consenso también el guión tendrá que reescribirse. Todo puede pasar.
Fuente: Página Política
