
El optimismo en la tribu de Gustavo Bordet se sustenta en una hipótesis: una vez pasada las PASO las boletas cortas que aportaron a los 126 mil votos en blanco se convertirían, en buena parte, en votos para la fórmula que encabeza el concordiense con Adán Bahl. Un análisis básico, pero cierto.
Pero en el peronismo están ocurriendo otras cosas. Hay heridas que no se cerraron y sospechas que se empiezan a ventilar, por lo menos en las segundas y terceras líneas. Un caso concreto ocurre en La Paz. Carlos Bilbao y Carlos Camarata tuvieron que contar los porotos hasta último momento del escrutinio para cantar victoria. Hubo sorpresa o se hicieron mal los cálculos. Días antes de las elecciones Mauro Urribarri los juntó y les dijo que no hagan nada, que ganaban por afano en la interna que tenía como adversario más competitivo a Sergio Castrillón. Se terminaron imponiendo por apenas dos puntos. El hermano del vocal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) asomó en la política hace un año y medio, con Sergio Massa. Castrillón anunció que daría la pelea por la senaduría del departamento enrolado en el Frente Renovador. No solo se pasó al Frente para la Victoria sobre el final, sino que fue uno de los pocos que tuvo el privilegio de poder pegar su boleta con las categorías provinciales y nacionales. Castrillón estaría dispuesto a sumarse a la campaña de Bordet, pero surgió otro problema, José Nogueira, el intendente saliente y candidato a concejal en primer término, no le dirige la palabra a quien dejó como sucesor. Bilbao y Camarata dicen que ganaron pese a tener el aparato en contra. Insólito.
Paraná es otro lugar que preocupa a Bordet y que ocupa buena parte del laboratorio electoral del concordiense. Menos Gastón Grand, todos estarían tirando para el mismo lado. Es lo que se expresa en las recorridas por las seccionales. Hace unos días, en una reunión, Blanca Osuna le dijo a los militantes: “Yo quiero ganar”. ¿Alguien no? La afirmación la percibieron algunos con tono de sospecha.
Bordet monitorea de cerca el cuadro de situación del oficialismo. El candidato a gobernador se ha encargado de suturar algunas lastimaduras en distintos departamentos.
Los números del 9 de agosto avisaron que el Senado no será el mismo (monocolor) en la próxima gestión. Si el intendente de Concordia es gobernador podría tener una Cámara alta con seis senadores de la oposición: cinco para Cambiemos y uno para los renovadores. En Diputados la Constitución otorga la mitad más uno de los integrantes para quien gane la elección. De no alanzar el 54 por ciento que se propuso Sergio Urribarri y tener una performance más modesta necesitaría algunos diputados de la oposición para alcanzar la mayoría especial que se requiere, por ejemplo, para aprobar la emergencia económica.
Las últimas noticias en materia gremial no son alentadoras para Bordet. Quien se impuso en la elección de ATE fue la oposición, con Oscar Muntes como secretario general. El espacio del dirigente de Gualeguay, Anusate, suele ser parte del mismo esquema de lucha que la agrupación Rojo y Negro en Agmer, fervientes opositores a las políticas del gobierno.
Hace unos días dirigentes que trabajan a tiempo completo para que el intendente de Concordia llegue a la Gobernación sumaron al conjunto de prioridades un tema que no estaba en el radar: la gobernabilidad. La foto de los productores en la explanada de Casa de Gobierno en una jornada que terminó siendo violenta es un eslabón más de una cadena de hechos que intranquiliza al oficialismo.