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Sin congreso

La UCR evita el debate sobre un año intenso

Decidieron posponer para el año que viene el congreso partidario que debía sesionar en noviembre. Los debates pendientes.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

El congreso de la UCR entrerriana se iba a reunir el sábado 23 de noviembre. Pero su mesa de conducción accedió a un pedido del Comité Provincial para pasar esa reunión al año que viene.

Se argumentaron razones de orden más bien práctico, como que era conveniente esperar la asunción de nuevas autoridades, o que el congreso no tenía nada por definir en términos formales. Incluso que no resultaría sencillo, en ese marco, reunir quórum de los congresales de toda la provincia con los costos de los combustibles por las nubes.

En los días posteriores a las elecciones del 27 de octubre, algunos dirigentes y militantes de la UCR se habían entusiasmado con la posibilidad de cerrar 2019 con un congreso más optimista o “festivo”, en un año que ha sido duro para el partido, pero que termina con un triunfo –ajustado, pero triunfo al fin- que le permite recuperar para la UCR una banca en el Senado de la Nación.


Lo cierto es que la UCR cierra sin debate un año signado por muchas tensiones hacia su interna y hacia la relación con el PRO en Cambiemos, que se expresaron en el armado de las listas, en la decisión de no habilitar la interna para gobernador, o en el negado al pegado de boletas en la interna nacional.

Sin debate

El congreso radical no tuvo oportunidad de analizar lo ocurrido en el proceso electoral provincial, en el que Cambiemos fue derrotado por el peronismo reunificado, que le dio la reelección al gobernador Gustavo Bordet por el histórico 57% de los votos.

Apurado por los plazos para la inscripción de la alianza con el PRO -que para las elecciones nacionales pasaría a llamarse Juntos por el Cambio- el último congreso de la UCR sesionó el 11 de junio, a dos días de la derrota electoral del 9 de junio, cuando Cambiemos quedó 22 puntos abajo del peronismo en Entre Ríos.

En esa reunión –desarrollada en Villaguay- Atilio Benedetti tuvo suerte: no hubo margen para hablar de su nueva derrota como candidato a gobernador. Es que la noticia de la fórmula Macri – Pichetto se conoció al inicio de las deliberaciones y signó todo el debate en ese día entre semana, martes, atípico para la tradición de los congresos radicales que sesionan al menos dos sábados al año.

De esa reunión salió la voluntad de la UCR de encabezar las listas de senadores y diputados nacionales que Juntos por el Cambio llevaría por la provincia en las elecciones nacionales de octubre. La historia es conocida: a la lista que cumplió con ese criterio fijado por el partido en la provincia, la conducción nacional de Cambiemos le negó el pegado con la fórmula presidencial, con lo cual virtualmente la sacó de la competencia interna.

La única lista que pegó con Macri- Pichetto fue la “oficial”, acordada en la provincia entre Rogelio Frigerio y Atilio Benedetti; ninguno de ellos autoridad formal de PRO y la UCR. La avería institucional fue tal que se le negó el pegado a una lista que encabezó el propio presidente de la UCR de Entre Ríos, Leandro Arribalzaga, junto a quien había sido uno de los más severos críticos de Frigerio: el senador Raymundo Kisser, que por estos días plantea rediscutir Cambiemos:


Por ahí pasa, en definitiva, el debate pendiente en la UCR, reconocido por los propios partícipes del acuerdo para la lista “oficial”: la relación con el PRO, que se supone será distinta a partir de diciembre, cuando Frigerio ya no sea más poder.

Aunque el congreso caído no tenía resoluciones formales pendientes, sobraban temas para el debate. Del pasado reciente y, sobre todo, del futuro.

Fue un congreso radical el que decidió –allá por marzo de 2018- la separación de la UCR del bloque de Cambiemos en la Legislatura provincial, que tanto enfadó a Frigerio. Un año y medio después, el formato del interbloque parece ser el criterio que se impone:

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