En un contexto de fuerte movilización de la Universidad pública, jaqueada por el ahogo presupuestario y la difamación por parte del gobierno nacional, el movimiento estudiantil logró la normalización de la Federación Universitaria de Entre Ríos (FUER) luego de cuatro años de inexistencia.
Fue el sábado 5 de octubre, en el marco de la asamblea constitutiva que reunió a algo más de 70 estudiantes de cinco de las nueve facultades de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).
Por primera vez, una mujer conducirá la FUER. Se llama Tamara Godoy y con ella en la Presidencia también el Movimiento Nacional Reformista (MNR) alcanza por primera vez la conducción de la organización estudiantil que estaba en acefalía.
No fue simple el proceso que trajo consigo una confrontación entre las distintas agrupaciones. De un lado, el MNR del socialismo junto a Franja Morada -expresión universitaria del radicalismo-, se unieron a sectores independientes para protagonizar el camino hacia la normalización de la FUER.
El proceso se había iniciado en unidad. Pero hacia el final plantearon disidencias las agrupaciones vinculadas al peronismo, a expresiones políticas del progresismo y la izquierda y la militancia universitaria de la izquierda trotskista. Estos sectores decidieron no ser parte de la FUER, privilegiando la construcción de la denominada Mesa Universitaria conformada en enero al calor de las primeras movilizaciones en contra del ajuste a la educación impulsado por el gobierno de Javier Milei.
En la asamblea que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Económicas, hubo una sola lista para conducir la FUER. La encabezó Tamara Godoy que obtuvo 70 de los 71 votos de la nómina en la que fue secundada por un referente de la agrupación independiente Resiliar.
¿Quién es Tamara Godoy?
“Tengo 32 años. Soy de Tabossi, ciudad a la que llegamos por el trabajo de mi papá. Tengo una hija, Yasmín. Me tocó maternar sola”, se presenta Tamara. “Vine a estudiar Ciencias Económicas en 2011. Tenía 18 años y estaba embarazada. Empecé a cursar, aprobé las primeras materias y a mitad de año me tuve que ir porque Yas nació en julio. Volví a la facultad cuatro años después”, cuenta.
Volvió a cursar. Iba y venía a Tabossi, a 70 kilómetros. Viajaba dos veces por semana, por algunas materias. Cursó y terminó la Tecnicatura en Administración. Apenas pudo retomó la carrera para ser contadora, apenas se hizo tiempo entre el trabajo y su rol de madre ejercido sin apoyo humano ni cuota alimentaria. El acompañamiento, siempre, fue de su papá, policía, y su mamá, enfermera.
En 2018 su agrupación, el MNR, ganó el centro de estudiantes que por 10 años condujo el Centro de Estudiantes Independientes (CEI), identificada con el peronismo. En 2019, Tamara fue electa presidenta de la organización en la facultad de calle Urquiza. Ya para entonces había decidido radicarse en Paraná con su hija. Trabajaba en una empresa constructora que le permitía sostener su vida de estudiante.
“Hoy, por suerte, Yazmín se está vinculando con su papá. Ahora tiene 13 años. Es lo más. Hace dos años que vivimos acá. Antes íbamos y veníamos todo el tiempo a Tabossi”, cuenta la joven que hoy trabaja con el diputado socialista Juan Rossi y celebra haber podido aportar con la agenda universitaria: “Armamos un proyecto de residencias solidarias, vinculando a adultos mayores con estudiantes que vienen del interior”, dice orgullosa.
El MNR
La agrupación que integra solo tiene presencia fuerte en Económicas. Pero con un caudal de votos importante, con un centro activo pese a la ausencia de otras agrupaciones que disputen electoralmente los espacios del estudiantado.
“Nos ha costado un montón retomar la dinámica. Creo que le ha pasado a todas las agrupaciones. Hoy está apareciendo una nueva camada de militantes”, describe Tamara los tiempos marcados por las huellas de la pandemia que aún persisten y que fueron devastadoras para el movimiento estudiantil.
“Hay una red de militantes, en el MNR, de aproximadamente 50 personas. Pero somos entre 15 y 20 los que sostenemos el día a día de la agrupación. Hoy por ejemplo, hay cinco compañeros asignados a seguir las elecciones en la UNL (Universidad Nacional del Litoral). Allá conducimos tres centros de estudiantes y hubo una elección histórica en Ciencias Jurídicas. Quedamos a 100 votos de Franja Morada que conduce el centro hace 60 años”, repasa la dinámica del brazo universitario del socialismo que hoy sostiene un plan de becas ambicioso sostenido con lo recaudado en peñas y con el sistema de fotocopias que administra la organización.
En un contexto de reclamos y un plan de lucha en marcha, Tamara fija posición: “En el debate aparece la idea de la toma de facultades. Es una herramienta de lucha válida pero yo creo de todos modos que lo importante es que las aulas estén abiertas. No es fácil sostener una toma, uno pone el cuerpo y no es fácil además económicamente. Acá los estudiantes también tenemos que trabajar. No nos queda otra”, ilustra la situación de la población universitaria.
Maternidad y política
Arrancó en simultáneo su vida estudiantil y su historia como mamá. La convivencia entre ambos perfiles no ha sido fácil para Tamara ni para las mujeres en general. “Quiero hacer política en la Universidad y en el partido. He comprobado en este tiempo que cuando una es mamá se olvida un poco de una misma. Me debatía entre lo que quería hacer y lo que tenía que hacer. En un momento, militando en el MNR me dí cuenta que volvía a ser yo misma”, relata.
“No sé si me explico pero me dí cuenta que siendo yo, haciendo política, también aportaba a mi hija y a su futuro. Esto de trascender tiene que ver con la política. Yo milito y pienso en ella, en dejar una buena facultad, en dejarle un mejor mundo y en demostrarle que su madre sale y lucha”, resume su mirada.
“En la última marcha del 8M salimos juntas. Le sacaron una foto a ella y en las redes los comentarios fueron brutales: ‘pobre padre tener que soportar una feminazi’. Nadie sabía que ella no tenía padre. Yaz hoy entiende todo. Ama lo que hago y acompaña”, celebra Tamara.
Fuente: Página Política