La campaña oficial que explica cómo se usa la boleta única de papel (BUP) lleva poco tiempo. Tal vez arrancó demasiado tarde, tomando en cuenta lo que implica para el correcto funcionamiento democrático nada menos que un cambio en el sistema de votación.

Votar con la BUP no es difícil. En buena medida es más fácil que con la boleta sábana partidaria. Pero, como todo cambio, requiere al menos un mínimo de interés de parte de un electorado que viene dando muestras de apatía hacia la política.

Hace diez días el ministro de Gobierno, Manuel Troncoso, encendió una luz de alerta sobre lo que podría pasar el 26 de octubre. Recordó que la Cámara Nacional Electoral advierte que, cuando se implementa por primera vez la BUP, “suele haber un margen de error de 10 puntos”. Se trata de un porcentaje que, en un escenario de polarización como el que presenta la elección entrerriana, podría determinar el resultado. Para cualquier lado.

En este contexto, resultan indispensables actividades como las jornadas informativas sobre el procedimiento de votación que organizó la Secretaría Electoral Nacional del distrito Entre Ríos para este 6 y 7 de octubre en Paraná.

Pero la autoridad electoral no puede explicar lo más importante: la oferta electoral para el 26 de octubre resulta difícil de descifrar para los entrerrianos que no sigan de cerca la política. El modo en que se presentan las siete listas de diputados y senadores nacionales no es sencillo de interpretar, tanto si se quiere votar al oficialismo como a la oposición.

Por ejemplo, no hay forma de votar a Rogelio Frigerio sin votar también a Javier Milei. Es más: es muy difícil encontrar algún rastro de Frigerio en la BUP. Y, en la vereda de enfrente, no resulta sencillo identificar cuál es la opción oficial del PJ que las encuestas dan polarizando con el oficialismo, ya que son cuatro las listas encabezadas por peronistas. Los detalles, en la siguiente nota:

 

Otra logística

Con la adopción del nuevo sistema de votación, la tarea militante se modifica. El reparto de la boleta es reemplazado por la explicación de cuál es el casillero en el que hay que poner la cruz con la birome. No se puede repartir la BUP ya marcada. Es un gran cambio.

Lo primero es identificar el color, el nombre, los símbolos y el número de la lista dentro de las siete que contiene la BUP. Y, clave, su ubicación: si está más a la derecha, como la de la alianza oficialista y la del PJ oficial; o si está bien a la izquierda como –casualidad del sorteo– las dos opciones de la izquierda anticapitalista. El azar ayudó a poner un poco de orden en la BUP entrerriana.

La guía para militar el voto requiere ser bien precisa. Debe contener el nombre de fantasía, el color, el número, que por sí solos dicen muy poco. Por ejemplo: la palabra socialista se lee dos veces. Una en el extremo izquierdo para identificar al MAS (en rigor es “Socialismo”) y otra arriba de la rosa roja que identifica al Partido Socialista, visible de lejos gracias a su fondo blanco y no enmarcado. Pero esta última opción está encabezada por dos dirigentes peronistas y no precisamente de izquierda. Las cuatro listas con candidatos peronistas requieren una explicación aparte:

La otra gran dificultad pasa por identificar visualmente al voto del oficialismo provincial, que quedó camuflado en su alianza con LLA.

 

Sin voto por lista completa

Las indicaciones para pedir el voto no deben olvidar que se eligen dos categorías de cargo: senadores y diputados. Es decir, que hay que hacer dos cruces.

No hay en esta BUP nacional la opción de voto por lista completa, como sí habrá en la BUP provincial que Entre Ríos estrenará en las elecciones de 2027 y que permitirá votar a los candidatos a gobernador, diputados, senadores, intendentes y concejales de un mismo partido con sólo marcar una cruz.

El 26 de octubre hay que hacer dos cruces, si es que se quiere elegir senador y diputados. Puede que alguien sólo quiera votar a senadores o a diputados. En ese caso, está bien que marque sólo una cruz.

Pero puede pasar que alguien se confunda y crea que, con marcar el casillero de senador (que es el que está arriba), ya esté votando a las dos listas de ese partido o frente electoral. Por ejemplo, un peronista que identifique el rostro de Adán Bahl para el Senado y crea que, con marcar una cruz en ese casillero, también esté votando a Guillermo Michel para diputado. O un libertario que haga lo propio con Joaquín Benegas Lynch y olvide a Andrés Laumann.

Hay que insistir en un punto que por estos días confunde incluso a algunos experimentados comunicadores: la BUP nacional no tiene voto por lista completa. La que tendrá esa opción será la BUP entrerriana que se estrenará en 2027.

 

Igual, pero con cruces

La confusión puede presentarse también en la posibilidad de un voto cruzado: senadores de un partido y diputados de otro. Para eso hay que entender que, en cualquier caso, no se pueden marcar más de dos cruces, por una sencilla razón: se votan sólo dos categorías de cargo.

Y también que las columnas son los partidos y las líneas horizontales los cargos.

Debería ser fácil. Y lo es. Pero, de nuevo: como mínimo hay que prestarle atención.

En definitiva, el cambio de sistema de votación no modifica la lógica central de una elección: sólo se puede elegir a una lista para una categoría de cargo. Si se marcan dos, el voto será nulo. En la vieja lista sábana, sería como meter dos papeletas de distinto partido para senador o para diputado.

Lo mismo para el voto en blanco. Con el anterior sistema era no meter en el sobre ninguna boleta para senador o para diputado. Ahora es no marcar ninguna cruz en una o en ambas categorías de cargo.

Esta distinción, que parece tan simple, puede resultar compleja de explicar en la tarea militante. Antes alcanzaba con repartir la boleta oficializada, para que el votante fiel la lleve en su bolsillo y la meta en el sobre.

Ahora ese votante debe elegir solo, marcando la BUP que le da la autoridad de mesa, sin la asistencia de ningún militante. Es un gran cambio. Exige de parte del adherente un mínimo de atención y de interés.

La BUP no se puede repartir, no se puede tirar por debajo de la puerta. Pero sí volantes instructivos que la repliquen, con el voto marcado a modo de guía. Es la misma lógica de los videos que se suben a las redes sociales.

Como nunca antes, la militancia pasa por la docencia electoral.

Fuente: Página Política