
A la Redacción de Página Política han llegado consultas y observaciones por la nota que se publicó la semana anterior dando cuenta de que en el frente electoral que había inscripto el gobernador Gustavo Bordet no se contempló la tan prometida integración de minorías, que se presentó por meses como una herramienta para evitar el quiebre electoral del peronismo.
El título de la nota pudo haber generado alguna confusión, en tanto el frente se regirá por la carta orgánica del PJ, que contempla un sistema de integración de minorías. El problema es que ese sistema es el mismo de siempre, por el cual las listas que obtienen minoría nunca han sido integradas en lugares expectantes de la lista de candidatos para las elecciones generales.
En definitiva, en el frente que el PJ comparte con otros nueve partidos no se introdujeron nuevas reglas de juego que tornen más tentadora o promuevan la competencia interna.
Se trata de un dato importante a tener en cuenta por estas horas, previas al cierre de listas del sábado 23 de febrero, momento final para decidir si habrá internas en la provincia, los departamentos y los municipios.
Qué dice la carta orgánica
El art. 40° de la Carta Orgánica del Partido Justicialista establece que la lista que resulte triunfante en una interna se adjudicará la “mayoría” de los cargos titulares e igual número de suplentes.
Esto es: quien gane la interna, así sea por un voto, se quedará con la mitad más uno de los cargos titulares. Por ejemplo: con 18 candidaturas de las 34 titulares que cada partido debe presentar para la Cámara de Diputados. Es ese, justamente (18) el número de diputados que lleva el partido que gana una elección general.
Es decir que la minoría se integra luego de que la mayoría partidaria haya ocupado todos los lugares expectantes de la lista de candidatos para un cuerpo colegiado, como la Legislatura o un concejo deliberante.
El artículo 40 se completa así: “los restantes lugares serán adjudicados por el sistema proporcional D’Hont entre las listas que hubieran alcanzado un mínimo del 10% de los votos emitidos válidos”.
Siguiendo con el ejemplo de la lista de diputados, el reparto en forma proporcional se hace a partir del lugar 19 de la lista de candidatos. Es decir, entre los lugares no expectantes, los que “no entran” ni aún ganando las elecciones. Por eso es que se dice que en la interna del PJ, el que gana se queda con todo.
El art. 41° dispone: “En la distribución de cargos por el sistema proporcional D’Hont, la lista ganadora participará de la misma cantidad de votos que exceda la simple pluralidad de sufragios”.
En 2017, el precandidato a diputado nacional por Unión Ciudadana, Jorge Barreto, había pedido que la lista oficial no participe de esa distribución proporcional luego de haberse quedado con la mayoría de los cargos.
Pero el PJ se lo negó en base al artículo 41 y, en consecuencia, al candidato kirchnerista no le alcanzaron los votos ni siquiera para quedar en los lugares no expectantes de la lista de candidatos a diputados nacionales (que eran el 4 y 5 lugar), a pesar de que había superado el 10% de piso para conformar minoría.
Hay que recordar que en 2017 se renovaron 5 diputados nacionales. En consecuencia, el partido que ganara las elecciones podía aspirar a sentar 3 diputados en el Congreso. Esos 3 primeros eran los lugares expectantes.
En definitiva, el piso de la carta orgánica del PJ para alcanzar minoría del 10% es bajo. De hecho, es más bajo que el 15% que se había propuesto en el proyecto de reforma electoral. Es, en apariencia, generoso. Pero el proceso para la integración de esa minoría es claramente mezquino.