En Concordia los procesos electorales tienen generalmente un comienzo desordenado para el peronismo. Con candidaturas lanzadas, algunas con ciertas posibilidades; otras para negociar y no quedar afuera. Mal no les ha ido, hace 20 años gobiernan la provincia y desde 1983 están al frente de la Municipalidad. 

El primero en lanzarse fue Alfredo Francolini. Lo hizo cuando dejaba la Intendencia, en la que estuvo buena parte del mandato a instancias del desembarco de Enrique Cresto en el Enohsa. Una vez fijada la fecha de regreso, el viceintendente a cargo del Departamento Ejecutivo anunció su candidatura. Hubo enojo en el sector de Cresto. 

El nombre de Francolini -según los observadores de la política local – en 2019 le sumó a la fórmula un electorado al que el peronismo le cuesta un poco más en esa geografía: el centro de la ciudad y sectores comerciales, de donde viene el candidato. 

Su desempeño al frente de la Municipalidad le dio un invalorable volumen político. Por caso el conocimiento, una variable esencial para el arranque de cualquier carrera política.

Francolini no tiene pensado hacer un lanzamiento. Entiende que con haber explicitado sus intenciones es suficiente. Las reuniones de los miércoles con su equipo y simpatizantes continuarán. Ahora en el Circulo Italiano. 

Armando Gay sí lanzó su candidatura. Lo hizo en el Teatro Odeón con una importante presencia. La más destacada fue la del propio Cresto, que se encargó de aclarar que estará “donde lo inviten”.  Mucha gente del crestismo aplaudió al senador que viene de ser viceintendente en el período 2015-2019. 

El legislador apuró la marcha. Pegó afiches con la leyenda “Armando Concordia”. El juego de palabras es riesgoso para la interpretación rápida, sobre todo cuando la ciudad tiene 40 años con el PJ en el poder. Ya debería estar armada. 

En su haber el senador tiene una relación de amistad con Gustavo Bordet. Le gusta hacer gala de eso. Ahora suma una foto con Cresto, quien maneja un aparato nada despreciable. 

Angel Giano es el otro candidato que no hará lanzamiento. Con haber hecho correr sus intenciones cree que es suficiente. Instalado en la ciudad, recorre todas las semanas un barrio. Ha hecho encuentros y despedida de año. 

El presidente de la Cámara de Diputados es, de todos, el primero que se fijó el objetivo de alcanzar la Intendencia. Ese objetivo debió resignarse un par de veces, pero nunca sin quedarse con nada. Todo lo contrario. 

En la historia del peronismo local – de los tres- es el que más lejos estuvo de Cresto. 

Las peleas intestinas en Concordia se han acomodado al final. El propio Mauro Urribarri, cuando era hijo del mandamás de la provincia, dio un paso al costado de la pelea por la Intendencia en 2015 para ordenar. También es cierto que Cresto había prometido jugar hasta el final. 

El Intendente es otra variable interesante. Juega siempre. Lo hizo contra Jorge Busti en la Lista 100, rompiendo con el oficialismo; y contra Sergio Urribarri cuando éste rompió con su hacedor. Jugó en el 2021 desoyendo los consejos que le advertían que no era la mejor jugada por el contexto. 

El mes de marzo será el de las definiciones.

Fuente: Página Política