La campaña electoral terminó ingresando en el túnel de las acusaciones cruzadas en torno a las operaciones de prensa.

Eduardo Solari denunció una guerra política y de prensa contra Sergio Varisco. No fue una voz aislada. Su ataque fue en presencia de buena parte del gabinete. Esa cobertura le dio un carácter colectivo y oficial. A esa hoja de ruta la ratificó luego el Intendente.

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El varisquismo apuntó al gobierno provincial y le endilgó esas malas prácticas. La de impulsar coberturas con despliegue e inmediatez en Clarín de las causas que pesan sobre el Intendente. Según Solari eso se digita desde Paraná. La última fue la denuncia de Enersa contra el jefe comunal, a quien se lo encontró colgado de la luz. Esta causa, quizás, tenga más impacto que la de narcotráfico, a la que ya pocos atienden. Además de ser un papelón más digerible por la gente, se conoció cuando los vecinos recibían la boleta de ese servicio con precios dolarizados. Cuando los memes hacían reír a la cibermilitancia, Emanuel Gainza anunció que si es intendente eliminará la tasa municipal por el alumbrado.

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En las últimas 24 horas todos los cruces, es decir las respuestas a Solari, coincidieron en algo. De uno y otro lado no se hizo referencia a una reacción de Cambiemos, sino del “varisquismo”. Puede ser una prueba de la sospecha que inunda las filas oficialistas en la Municipalidad, pero que ante los micrófonos ni siquiera se insinúa.

La denuncia del funcionario municipal no mereció el apoyo, ni siquiera en redes sociales, de dirigentes del PRO. Raro, cuando María Alejandra Viola embistió contra el peronismo en la sesión preparatoria, de manera unísona, radicales y macristas acapararon Facebook, Twitter e Instagram con el mismo hastag: #SonLoMismo

Solari construyó un relato con tres elementos: Adán Bahl, la causa de los contratos truchos en la Legislatura y el Poder Judicial. El vicegobernador, principal adversario de Varisco, preside el Senado.

El vicegobernador y precandidato a intendente es una figura clave en el tablero electoral. Paraná puede llegar a convertirse también en la capital del peronismo si Bahl hace una buena elección y recupera la ciudad para el justicialismo. En su bunker hablan de estar unos puntos arriba de Varisco.

El triunfo depende de la conducción local, que tiene una tarea kilométrica de juntar pedazos del PJ. La dispersión, que aún persiste, entusiasma a Varisco que habla con peronistas a diario. La semana pasada se jactaban de haber contado con la presencia de militantes que apoyan la propuesta municipal que encabeza Fernando Sibulofsky.

Cristian Ullian, otro precandidato del PJ, confesó en una entrevista radial que su austera campaña contaba con dos aportes de 6 y 10 mil pesos. Uno de Julio Solanas y otro de Gustavo Guzmán. ¿Qué los unirá? ¿El pañuelo celeste o la interna peronista? El solanismo no está en la lista de Bahl. Como el sector de Blanca Osuna, que suele estar en sintonía con Sibulofsky.

En Casa de Gobierno preocupa que el campo de batalla electoral esté atravesado por esta agenda. Gustavo Bordet quiere hablar de la provincia que gobierna y contraponerla a la situación del país, donde despidos y recortes impactan en la caída abrupta en la imagen presidencial.

El Ejecutivo no salió a responder las declaraciones de Solari. Esa tarea quedó para el sector de Bahl, que respondió con el libreto de no agresión y haciendo foco en la preocupación “de la gente”. También lo hizo Sergio Urribarri, a quien le apuntó Solari. El ex gobernador mezcló los dos formatos de respuesta: cuestionó la gestión de Cambiemos, defendió al candidato peronista; pero metió cizaña en el cuartel contrario. Dijo que las operaciones denunciadas venían del “fuego amigo”.

Para suerte de Varisco, el candidato a gobernador es radical.