Pareciera que el desdoblamiento es un hecho, pese a que el 11 de enero es el día límite para ejecutarlo. Que las elecciones en Entre Ríos sean separadas de las nacionales genera, por estas horas, lecturas perturbadoras. Pero más interesante es que kirchneristas y radicales coincidan en el diagnóstico: Gustavo Bordet es el que tiene para perder. Unos lo dicen y los otros no, obvio.
A horas de que el proyecto de reforma política abreviada tenga sanción definitiva, en algunos laboratorios electorales hay entusiasmo y preocupación.
La algarabía está en la oposición, que cree que con una alteración en el cronograma eleccionario no deberán explicar la “tormenta de frente” que anunció Mauricio Macri, de la cual no avizora una salida decorosa. Todas las cartas están puestas en el G20, donde el Presidente pedirá más oxigeno porque no llega a octubre.
En una entrevista radial, Atilio Benedetti reveló cuál será la hoja de ruta de su campaña ante un escenario de elecciones por separado que da por hecho. “Vamos a separar la turbulencia económica, hablaremos de las necesidades que tiene Entre Ríos”, se entusiasmó el precandidato. En su espacio saludan un desdoblamiento. El mismo impediría, además, a que no prospere otra propuesta en el seno de Cambiemos y dejaría más lejos de una candidatura a Rogelio Frigerio, el indiscutible.
Pero tienen otro argumento, que Benedetti en homenaje a su transparencia, se encargó también de poner en evidencia en la entrevista. “El radicalismo tiene una territorialidad excelente y excelentes gestiones municipales para mostrar en muchos lugares de la provincia”, apuntó. Cambiemos tiene una treintena de jefes comunales, ocho de ellos en las cabeceras de departamentos. Todos tienen reelección, excepto Alfredo Blochinger, de Bovril.
Encuestas que circulan en los círculos rojos muestran buena imagen de los intendentes, sea del partido que sea. Bordet ha hecho del diálogo y el consenso que en Entre Ríos florezcan todos los verdes. Los poderes ejecutivos están en general bien conceptualizados por el vecino.
Acá aparece el primer interrogante: ¿Cómo se comportará el votante en el cuarto oscuro con las boletas sábanas? ¿Cortarán a Bordet o cortarán al intendente? Esta última pregunta puede ser formulada de otra manera: “Los candidatos a intendente le sumarán al gobernador o será el postulante a la Casa Gris quien arrastre a los representantes locales? El kirchnerismo, que tiene candidata a presidente, presume que el desdoblamiento le evita un problema a Cambiemos: tener que explicar el problema económico. La explicación puede darse en el giro copernicano que hizo la dirigencia de la UCR que pasó de impugnar fervientemente el desdoblamiento a acompañarlo sin explicaciones. ¿Pasó algo en el medio?
En el radicalismo tienen una estrategia: destacar las gestiones radicales, como lo dijo el propio Benedetti, y pedir que el cambio sea en Casa de Gobierno. Sergio Kneeteman cuestionó los 16 años de gestiones peronistas la semana pasada a trasvés de un comunicado. Ese relato es también parte de la hoja de ruta que se plantea.
En Cambiemos confían en un “cierto hartazgo” del peronismo en Entre Ríos. Ese dato no aparece en las encuestas, no es empírico, sino que está más atado a la percepción. Un hombre que recorrió la provincia en las elecciones del año pasado puso como ejemplo el caso Concordia. El oficialismo perdió pese a que en la boleta iba Mayda Cresto. El justicialismo al frente del Poder Ejecutivo durante 16 años no es un elemento menor.
Ese teorema debe estar dando vueltas en la cabeza de dos figuras claves para el peronismo y un triunfo en 2019: Enrique Cresto y Adán Bahl. Ambos son los candidatos de las ciudades más importantes de la provincia. Ambos tienen la aspiración mayor para el 2023. Ambos deben tener, también, la misma percepción que tienen en Cambiemos.