“La deuda es con el pueblo” fue una de las consignas más importantes de la multitudinaria marcha en Paraná, a 46 años del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
La consigna –que vino de la mano de una dura crítica al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a las políticas que supone el mismo– suscitó reconfiguraciones importantes entre los actores que tradicionalmente se movilizan por Memoria, Verdad y Justicia en la capital provincial.
“Hoy se somete a la pobreza al pueblo trabajador y los que la fugaron siguen impunes”, se remarcó en el acto organizado por la Multisectorial de Derechos Humanos que llegó a la jornada con un documento único. Adhirieron al texto los organismos de Derechos Humanos (Hijos, Afader, la Liga de Derechos Humanos, La Solapa); buena parte de los movimientos sociales; agrupaciones estudiantiles, universitarias y de profesionales; la agrupación Descamisados; gremios de docentes como Agmer y Sitradu; la izquierda trotskista del MST (en el FIT-Unidad); y fuerzas de la izquierda que confluyen en el Frente de Todos como el Partido del Trabajo y el Pueblo (PTP); el Partido Comunista (PC); el Partido Solidario; el Frente Patria Grande.
Las agrupaciones del peronismo no se ocuparon de marcar presencia, como ha sucedido en otros años. La Cámpora, entre otros espacios que han estado tradicionalmente ocupando un lugar preponderante cada 24 de marzo, movilizó esta vez a Buenos Aires para el acto que encabezó Máximo Kirchner.
El documento único garantizó un solo acto de cierre de la multitudinaria manifestación, a diferencia de lo que ha sucedido en otros años, con eventos simultáneos en Plaza Alvear y en Plaza Mansilla frente a Casa de Gobierno. El texto, además de denunciar el manejo de la deuda externa por parte del gobierno nacional, se ocupó de criticar duramente el funcionamiento de la Justicia “patriarcal y clasista”; de denunciar la violencia institucional en todo el país y en la provincia; de transmitir el reclamo a la Legislatura para que avance en la creación del Mecanismo para la Prevención de la Tortura. Se contempló la agenda feminista (Educación Sexual Integral, garantías del pleno ejercicio del derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo, cupo laboral trans, presupuesto para prevenir la violencia de género); se atendió al reclamo ambientalista con la búsqueda de un modelo agroecológico y la denuncia a las prácticas extractivistas y contaminantes; se formularon planteos en torno a la necesidad del control de precios; se rechazó la entrega de soberanía en materia de comercio exterior, en manos privadas.
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El gran crecimiento de la marcha se explicó fundamentalmente por la presencia de los movimientos sociales, organizadas en torno a los programas de empleo, la conformación de cooperativas de trabajo y el auxilio del Estado a las instituciones comunitarias.
Entre otras organizaciones, ostentaron gruesas columnas de manifestantes el Movimiento Evita; el Movimiento Argentino Rebelde (MAR); Barrios de Pie; Somos Barrios de Pie; la Corriente Clasista y Combativa; el Polo Obrero; la Corriente Martín Fierro; “Nuestra América”; el Movimiento Territorial de Liberación; entre otras.
También llevó un grupo de militancia, con una bandera, la juventud radical de Paraná que adhiere a la figura de la diputada y excandidata, Lucía Varisco.
Disidencias
Hubo un solo documento pero no fueron todos acuerdos en Paraná. El escenario político, en torno a las expresiones que son parte del Frente de Todos, mostró divergencias también en Entre Ríos al igual que las que se vieron, este 24 de marzo, en las plazas de la Ciudad de Buenos Aires.
Aquí, las disidencias se pusieron de manifiesto al final de la multitudinaria marcha. Una de las columnas más populosas, la del Movimiento Evita, decidió desconcentrar una vez que arribó a la Plaza Alvear donde estaba montado el escenario para el acto.
El nutrido grupo continuó su paso hasta Plaza Carbó, detrás de Casa de Gobierno. Allí, algunos dirigentes (del Evita y de Somos Barrios de Pie) aseguraron que sus planteos no fueron tenidos en cuenta en la elaboración del documento.
“Fue una asamblea. Se planteó que queremos ser parte del debate político, queremos que se nos respete. Se nos descalifica porque tenemos planes sociales o porque no somos un partido político”, reclamó Emiliano Gómez Tutau, dirigente del espacio. “Entendemos que resignificar el 24 de marzo, construir la patria que soñaron tal como fue la consigna, supone entender que tierra, techo y trabajo son reivindicaciones fundamentales en la Argentina de hoy, son derechos humanos básicos”, subrayó.
