El caso más cercano con el que se puede asemejar la realidad de Emilio Castrillón es el de un ex par: Carlos Chiara Díaz, quien ostentó durante décadas una vocalía en la sensible Sala No 1 de Procedimientos Constitucionales y Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) y fue eyectado luego de un pedido de juicio político.
Como el ex magistrado, Castrillón deberá enfrentar un proceso que se viene cocinando hace un tiempo y cuyos ingredientes lo viene aportando, en buena medida, él mismo. El parecido con Chiara Díaz es que las causales que se conocen ahora y por las que se lo llevaría a juicio político tienen ya un tiempo. Por eso, la decisión de juzgar en estos casos no es jurídica, sino política. De oportunidad política. Pero en este caso es peor. De la presentación que hizo el periodista Daniel Tirso Fiorotto se desprenden episodios de violencia de género en el seno de tribunales sin resolverse. Un horror.
El fiscal Federico Uriburu está denunciado penalmente por querer abusar de una abogada en el baño de un bar de Nogoyá. Sin embargo, en este caso el fiscal corre con la suerte de tener de su lado a la cooperativa judicial/política y cobertura mediática a su favor. Llama la atención la “falta de decoro” de la Asociación de Magistrados de Entre Ríos en este asunto.
Sigamos. Los contextos no son similares. La decisión de sacarlo a Chiara Díaz se introdujo en una narrativa que empalagaba de obviedad. Se dijo y se escribió que quien lo quería correr era Sergio Urribarri, porque sabía que cuando sus causas llegaran a la Sala Penal encontraría en Chiara Díaz un voto en contra. Esa hipótesis era la que mejor le quedaba a Gustavo Bordet, que construyó parte de su gobernabilidad sobre los legajos de su antecesor. Un detalle, no menor, es que el Gobernador estaba fastidiado con los votos de Chiara Díaz respecto al Iosper, dándole siempre la razón a los amparistas.
Un sector del STJ también había llegado a un acuerdo para sacarlo a Chiara Díaz. En eso anduvieron Claudia Mizawak y Bernardo Salduna. En resumen: un sector del Gobierno y del Poder Judicial coincidían con la maniobra y generar una vacante. Aquella comisión investigadora la presidía Diego Lara, pero la que pensaba era Rosario Romero.
Chiara Díaz se fue, pero el espacio lo ocupó un inesperado: Miguel Ángel Giorgio. Los rulos se lo habían hecho otrxs, por eso a la designación del concordiense no la saludó nadie.
Castrillón tiene detractores en el STJ. Quedó demostrado cuando intentó su reelección como presidente. Pero también tiene enemigos afuera. Lo que sucede con el vocal oriundo de La Paz es que quienes deben investigarlo y juzgarlo ocupan el lugar que él supo ocupar. Con algunos conversa a menudo. Más allá de su hermano Sergio, que deberá excusarse.
Castrillón es el emblema de “la falta de decoro”. Se presume que se sentará en el banquillo con un cuaderno con quienes también han incurrido en “falta de decoro”. En Casa de Gobierno y Tribunales.
Chiara Díaz acumuló fácilmente votos en contra por parte de la oposición en su momento. Sin embargo, Castrillón tiene buena relación con algunos de ellos. Lo propuso a Guillermo Mulet, que venía de denunciar a Urribarri, para un lugar en la Cámara de Casación Penal de Concordia. Como si fuera poco, en una de las causas que tiene, su defensor es Rubén Pagliotto, que supo pedirle juicio político.
Todo indica que la serie será entretenida. Para entretenimiento de los periodistas, esto debería continuar.
En el Ejecutivo nadie dice nada. Como siempre. En la Cámara de Diputados sólo se animaron a anunciar que esta semana se estudiará en el seno de la Comisión de Juicio Político la petición.
Castrillón tiene iniciado sus trámites de jubilación. Quizás para que dé el salto a la lista de pasivos haya que esperar un poco. Puede haber sorpresas.
Fuente: Página Política
