Lo Último

OPINIÓN

Busti y un legado de Eva Perón, la Jubilación de Amas de Casa

Sara Liponezky rescató la ley de Amas de Casa, sancionada en tiempos de Jorge Busti. La exlegisladora y fundadora del sindicato que nuclea a estas mujeres,  evocó la figura del exmandatario ante su fallecimiento.  

Por Sara Liponezky

Ha sido un verdadero esfuerzo ponerme a escribir sobre el amigo político, líder, hombre valioso, incansable gestor del bien común Jorge Busti. Cuando la herida es tan reciente y está a flor de piel, no funciona la memoria a pleno.

Hilvanar los recuerdos de una epopeya compartida como fue el proceso de la jubilación para amas de casa; traer al presente su interpretación clara y resuelta sobre la necesidad de generar políticas públicas para prevenir y atender la violencia de género, creando desde la Subsecretaría de la Mujer y el Hogar Refugio Casa de la Mujer (en 1989); destacar en palabras lo que significó una tarea de articulación permanente con el entonces gobernador (por segunda vez) en mi condición de diputada de la Nación que produjo hitos como la aprobación de la ley de regalías de Salto Grande, junto con el senador Héctor Maya desde esa Cámara. Porque Busti era inclaudicable y de una perseverancia sin tregua cuando se trataba de defender los intereses de nuestra Patria chica.

A propósito, recuerdo una conversación en la que me transmitió la sorpresa de Néstor Kirchner ante su decisión de regresar a la Intendencia de Concordia después de su segundo mandato provincial. Especialmente teniendo en cuenta que podía aspirar a una función en el gobierno nacional, él le respondió que prefería vivir entre los ríos. Una especie de metáfora sobre su pertenencia tan fuerte a la tierra del Supremo. Agregaría en esa línea (es una opinión) y recorriendo su historia política, que Busti disfrutaba de los cargos legitimados por el voto popular. Y los ejercía con total dedicación y firmeza, enfrentando (como buen peronista) las enormes dificultades que se presentaron, conociéndolas antes de asumir.

En fin, es prácticamente imposible hacer un registro de esa vida, dedicada desde su juventud a luchar por una causa que trasciende nuestra dimensión personal y es una entrega virtuosa a la sociedad. Lo hizo sin una retórica ampulosa, con la elocuencia de los hechos; sin soberbia a pesar de haber sido el entrerriano más bendecido por la soberanía popular. No le gustaba sobreactuar desde su perfil sencillo y cauto. Era un apasionado de su ideas pero actuaba con respeto, tolerancia y procurando el consenso entre las diferencias.

Había abrevado en el peronismo desde muy joven y aplicaba a rajatabla el pragmatismo de Perón, a la hora de abordar y resolver los asuntos públicos. Estaba impregnado también de aquella enérgica impronta justiciera de Evita y creo que por eso entendió e impulso sin dudarlo, con convicción y entusiasmo nuestra propuesta de jubilación para las amas de casa. Guardo muchas anécdotas de aquella gesta, de un vínculo muy potente con miles de mujeres entrerrianas que encontraron por primera vez en un gobernante, al hombre que valoró su trabajo para la familia y promovió la Ley de Jubilación para las Amas de Casa. Fue una expresión concreta y desafiante del legado de Evita al valorizar socialmente el trabajo de las mujeres en el hogar. Algo que después reivindico el Papa Francisco y hoy está reconocido a nivel nacional.

Contra todas las resistencias y los planteos economicistas, encarnó efectivamente la posibilidad de que se concretara esa idea. Lo había prometido en campaña, cuando sosteníamos la bandera en soledad y el tema todavía no estaba en la agenda pública, a finales de la década de los 80. Y no se quedó en la proclama, sino que envió el proyecto a la Legislatura en marzo de 1988. Se ganó la adhesión y el afecto de las mujeres que se sentían valoradas en este gran paso. Honró la confianza pública tomando la propuesta, un verdadero desafío, en aquel contexto histórico. En esa coherencia creó la Subsecretaría de la Mujer, que tuve el orgullo y honor de inaugurar. Rescato especialmente su grandeza personal,  Jorge tenía un reconocimiento al valor del otro, una actitud que a veces parece estar devaluada en el quehacer político.

El día que se sancionó la Ley de Jubilación de las Ama de Casa, un proceso complejo, en el recinto colmado de mujeres que acompañaron este sueño, lo fui a buscar para que estuviera y ratificara personalmente nuestro reconocimiento. Y no quería, me decía que para eso estaba yo. Insistí, bajo a la sesión y con la autorización de los bloques dirigió unas palabras con las que lejos de adjudicarse aquel logro, manifestó que el sólo le había puesto la firma a un proyecto generado por el sindicato de amas de casa. Aquella tarde de emoción inolvidable, cuando entregamos los primeros beneficios en un patio iluminado de esperanzas de la Casa de Gobierno, declinó un compromiso en Buenos Aires. Eligió participar en esa patriada hasta el final y lo hizo, como siempre decía, en el nombre de Evita y la memoria de su madre.

También promovió y presidió una convención constituyente que resultó en una Constitución de avanzada y lo hizo con la estrategia del consenso, que siempre practicó en la función. Así se ganó el respeto y la admiración de la entrerrianía, desde todos los matices partidarios.

Otra de sus pasiones fue la historia. En su primera gestión concretó el traslado de los restos de López Jordán, a Paraná en un acto de reivindicación justa y largamente postergada. Su vocación por rescatar la figura de Francisco Ramírez y su dedicación a la tarea de recuperar la cabeza del gran caudillo, marcaron una importa que trascendió su actuación política. En síntesis, su interés por la historia fue coherente con la prioridad que asignó a los intereses de Entre Ríos. Fue en su tiempo, excelente discípulo de Ramírez.

Jorge Pedro Busti era un hacedor de derechos, hacedor de políticas, un hombre práctico, pero con una sensibilidad extrema, pues siendo el gobernador, el líder político y conductor estuvo atento siempre al compañero y la compañera del llano que merecía un nivel de atención primordial como parte de la construcción colectiva.

No puedo imaginar el peronismo entrerriano sin Busti. Aun fuera del Estado, fue un actor insoslayable. Todas y todos sabemos que la partida física es inevitable, aunque el vacío sea inmenso, más aún cuando la huella marcada es poderosa. Pero quizás por eso mismo, estamos para seguirla. Es su interpelación y su legado. Nunca renunciar, aunque nos agobie la adversidad. Nunca olvidaremos su palabras al cerrar los actos de campaña, recordando las palabras del General Perón en 1946: Quienes quieran oír que oigan, quienes quieran seguir que sigan, mi empresa es alta y clara mi divisa, mi causa es la causa del pueblo, mi guía la bandera de la patria”.

Fuente: Página Política
Notas más
leidas
© 2024 Página Política
Términos y Condiciones
Política de Privacidad