Para eso se creó una mesa electoral, que estará integrada por 4 miembros de la UCR y el PRO y uno de la Coalición Cívica, cuyos nombres aún se están por definir.

La cena fue este lunes en la quinta de Olivos, donde los radicales se reunieron antes con la tríada que maneja la economía del país: el coordinador del Gabinete Mario Quintana, el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne y el de Hacienda, Luis Caputo.

Escucharon su diagnóstico Ernesto Sanz, el senador Ángel Rozas, el diputado Mario Negri, el presidente del partido José Corral, la presidenta de la Convención radical Liliana Puig de Sturbin, el vicegobernador bonaerense Daniel Salvador y los gobernadores Ricardo Colombi (Corrientes), Gerardo Morales (Jujuy) y Jesús Cornejo (Mendoza).

El mismo grupo se trasladó luego a la residencia presidencial, donde los esperaba Macri. “Logró que nadie se animara a levantar el tono de la discusión”, reconocían en la UCR, donde sobraba furia por la negación del genocidio en la última dictadura del jefe de la Aduana Juan Gómez Centurión y la decisión, descartada luego, de eliminar el feriado del 24 de marzo.

Junto a Macri estuvieron Marcos Peña, Fernando Dandreis, Rogelio Frigerio, Gabriela Michetti, Humberto Schiavoni, Emilio Monzó y Diego Santilli, ante la ausencia de Horacio Rodríguez Larreta.

“Los distintos partidos que componen Cambiemos conformaremos una mesa electoral”, anunció Del Corral, en una breve conferencia brindada junto a Frigerio cerca de la medianoche.

Explicó que primero se buscará consensuar el orden de los postulantes en los distintos distritos, ya que «es el criterio que nos parece más adecuado para todos». La idea es evitar una competencia en las PASO, aunque no descartaron utilizar «la regla de la primaria abierta y simultánea, si no hubiera acuerdo» en algunos distritos.

La UCR tiene una meta concreta: no quiere perder terreno frente a Pro en Diputados. No será fácil, dado que el partido pone en juego 24 de sus 39 bancas en la Cámara baja.