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2017

Cambiemos debate cómo encarar el año electoral

En un escenario político complejo y en buena medida inédito, la coalición de radicales y macristas debe resolver su estrategia electoral en Entre Ríos. Cómo seguirá el vínculo de Macri con Bordet y cuál será su propuesta.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

El gobierno nacional de Cambiemos necesita tres cosas para superar con éxito la prueba de las elecciones de medio término del año que viene: que la economía repunte, que el voto peronista (el voto opositor) se divida, y ofrecer al electorado candidatos atractivos, que midan. De manual para cualquier oficialismo.

Pero el oficialismo nacional es oposición en Entre Ríos. Y Cambiemos aún no se ha dado una discusión sobre cuál será su relación con el oficialismo provincial en el año electoral.

Entre los radicales y macristas reconocen que el gobernador Gustavo Bordet conserva una buena imagen. Pero lo ven atado de pies y manos por la comprometida situación financiera de la provincia. Lo ven esperando, como al agua en el desierto, el demorado crédito internacional que le permita al menos salir de la emergencia que hoy afronta para cumplir con obligaciones básicas de gastos corrientes.

Observan, desde Entre Ríos, que Macri cuida a Bordet. El entrerriano ha sido uno de los mandatarios que más le ha respondido en asuntos controvertidos para el peronismo, como el debate por Ganancias, la reforma electoral, la ley de blanqueo, el Presupuesto y el acuerdo con los fondos buitre.

Cambiemos no ha definido una estrategia para con Bordet en el año electoral. Algunos especulan que a Macri le conviene mantenerlo así, como hasta ahora, en la “línea de flotación”, sin descuidarlo, pero sin facilitarle las cosas para ampliar su margen de acción. El retroceso del federalismo argentino que el peronismo impuso en las últimas décadas se lo permite.

Mantener ese vínculo con Bordet ayudaría a prolongar la división del peronismo en Entre Ríos. Evitaría, o al menos demoraría, la reunificación del PJ que busca el mandatario para ampliar su base de sustentación política y ganar, no sólo en gobernabilidad y perspectivas electorales para 2017 y 2019, sino también en autonomía respecto de quien lo eligió como sucesor, el ahora desgastado Sergio Urribarri.

Mientras Bordet siga obligado a hacer los deberes con Macri, le continuará costando asumir una conducción del PJ provincial que tenga predicamento en todas las variantes del peronismo, en particular sobre el ala que todavía se asume kirchnerista y que no es menor.

La imposibilidad de pelearse con Macri le está empezando a costar caro a Bordet hacia adentro del PJ. Algo de eso se vio en la última visita presidencial a Entre Ríos, cuando una de las primeras espadas del oficialismo en la Legislatura, como el diputado Juan José Bahillo, no se contuvo y salió a decir lo que muchos hubieran querido escuchar del Gobernador.

Oficialismo por dos

Pero además, evitar que le vaya mal a Bordet (o al menos asegurarse que mantenga cierto orden desde la administración pública provincial) contribuye a favorecer las chances del oficialismo, que en el orden nacional es Macri.

¿El electorado distingue entre la nación y provincia a la hora de votar a favor o en contra de estado general de la economía? Si Bordet contribuye desde el Estado provincial a mantener cierta normalidad –digamos que paga en término y cierra paritarias adecuadas para un año electoral- a la larga beneficia al oficialismo, o en todo caso resta motivos para un voto castigo ¿Cómo castiga un entrerriano cuando el oficialismo es tanto Cambiemos como el FpV? ¿Votando a quién?

La del año que viene es una elección nacional, porque se eligen legisladores nacionales. Pero es ante todo una puja provincial que se circunscribe a los distritos provinciales, más allá de que la pelea bonaerense termine aportando la idea de un resultado nacional que definirá el escenario para 2019.

Lo propio

Para la propuesta provincial de Cambiemos en las elecciones de 2017, Rogelio Frigerio está dispuesto a poner de candidato a quien mejor mida. No importa quién. Y eso representa, a priori, un problema para la coalición que esta vez carece de una figura con conocimiento popular como la de Alfredo de Angeli en 2013 y 2015.

El senador entrerriano ha perdido peso al evidenciar, en estos tres años, lo que casi todos intuían de antemano: sus marcadas limitaciones para la acción política.

Pero por más poder que tenga el ministro del Interior y mandamás de PRO en la provincia, no le será fácil convencer a sus socios radicales con cualquier invento electoral.

Como pocas veces en los últimos años, se percibe tanto consenso en la UCR en torno a una posición: reclamar el primer lugar de la lista de diputados, bajo el argumento de que son los radicales los que ponen en juego una banca, la que deja el diputado Jorge D’Agostino.

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