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Reforma política

Cambiemos quiere tiempo y se impugna el adelantamiento

La bancada de senadores de la fuerza divulgó las distintas voces contrarias a apurar los tiempos electorales. Además, se turnaron en argumentan que la reforma política requiere debate y debe ser aplicada recién a partir de 2023. Escenarios en juego para unos y otros.
Luz Alcain
Por: Luz Alcain
@luzalcain

“No vemos que haya una razón lógica para realizar una elección separada de la nacional. Creo que lo que se pretende es sacar una ventaja electoral, nada más”, dijo el dirigente del PRO y presidente de la bancada de Cambiemos en el Senado, Francisco Morchio. Fue en el marco de una declaración pública que el bloque difundió este sábado dando a conocer distintas voces en el Senado contrarias a una elección adelantada.

“No estamos de acuerdo con que los entrerrianos paguemos una elección. Tampoco con que un gobernador cogobierne casi un año con el elegido ni con que tengamos dos elecciones más que las habituales”, aseveró.

Los senadores de Cambiemos, además, reiteraron el criterio formalmente expuesto por el PRO respecto de que la reforma política debe ser de aplicación recién en los comicios de 2023.

Con o sin desdoblamiento

Aun con un escenario político altamente cambiante, desde diciembre de 2015 a la fecha la iniciativa del desdoblamiento lleva la marca del gobernador Gustavo Bordet.

En efecto, el buen posicionamiento en imagen –ajeno a los avatares del peronismo a nivel nacional-, ubican al mandatario entrerriano en un mejor escenario de juego en el que no impacte tan fuertemente “la ola amarilla” que arrasó en 2017, aun cuando un par de meses después, y hasta el presente, la ola no ha hecho más que aminorar su potencia.

Es el adelantamiento, además, el mejor tablero para “domar” con el menor costo posible y según sus reglas la interna del peronismo, sin la injerencia de la dirigencia nacional con la que tiene más aceitado el vínculo el exgobernador Sergio Urribarri.

Aun así, aún con las complicaciones que se plantean para Cambiemos a nivel nacional, el macrismo en su versión entrerriana prefiere octubre. Es que la expectativa está puesta en que “mejoren las cosas”; que con el tiempo Macri recupere terreno y consolide su potencia electoral; que el acuerdo con el FMI redunde en algo más que en la desesperada carrera por bajar el déficit fiscal. Sucede también que el presente es complejo a nivel provincial, con el golpe feroz de la causa de narcotráfico que impacta en la figura de un candidato a gobernador, Sergio Varisco; y en la de la promesa del PRO que no tenía techo para su trayectoria, Emanuel Gainza.

Así las cosas, Cambiemos de Entre Ríos cruza los dedos, confía en que habrá que darle “tiempo al tiempo”. Pero sobre todas las cosas, resiste la posibilidad de dar luz verde al escenario más claro para el manejo de Bordet.

La reforma política que quede para 2023. Mejor las reglas de juego conocidas, de la tan cuestionada Ley Castrillón, y que las hegemonías partidarias ordenen como mejor les plazca.

Párrafo aparte. La equidad de género ha quedado entrampada en la disputa por la reforma electoral. Sin una tremenda voluntad política de las escasas legisladoras, que impulsen un proyecto que exclusivamente aborde esta cláusula, sería el que venga otro período más de aplicación del cupo previsto por la ley vigente, ese cupo que se constituyó en un techo para las mujeres, elección tras elección. Hoy son nueve las diputadas, la cuarta parte del total del cuerpo. En el Senado son apenas dos las mujeres, una de las cuales asumió como suplente.

Argumentos

En el documento difundido este sábado, el radical Raymundo Kisser consideró: “Este no es el momento más propicio para aprobar la reforma política. No se puede hacer una reforma política en vísperas de un proceso electoral. Necesitamos una reforma política incluida la reforma electoral profunda, con una mirada hacia el futuro y no en base a la coyuntura. Creo que el Poder Ejecutivo presentó este proyecto de reforma, nada más que para resolver el problema dentro del sector interno del peronismo, como ha sucedido años atrás con la llamada Ley Castrillón”, acotó.

“Entendemos que debemos discutir una ley, una reforma política en serio, hablar de los partidos políticos y de su financiamiento y la forma de elegir. Debemos sacar una ley que perdure en el tiempo”, enfatizó Kisser.

Por su parte, el senador Beltrán Lora apuntó: “Necesitamos que todos los actores opinen de esta reforma y que se tengan en cuenta los planteos que se hacen. No podemos hacer una reforma bajo la sospecha que el autor de esta iniciativa está buscando sacar ventajas electorales”, opinó.

“Tenemos que dar una discusión en serio y proponer la reforma política para el 2023 e incluso plantearnos si es necesario o no que la provincia tenga la elección separada de la nacional, pero esto se debe dar en una discusión a futuro, pensando en el 2023, no para esta elección”, acotó.

Miguel Piana agregó que “no se pueden plantear modificaciones de acuerdo con los resultados de una encuesta. La reforma debe perdurar en el tiempo y debe plantear reglar claras para todos”. Roque Ferrari, a su vez, reiteró su rechazo al proyecto oficial y aseguró que el Ejecutivo “lo único que busca es adelantar las elecciones”. Omar Schild aportó temas a incorporar al debate como el financiamiento de los partidos políticos, el control de las campañas y el cumplimiento de las plataformas electorales.

El senador Nicolás Mattiauda, finalmente, aseguró que es necesaria la participación de todos los partidos. “Nosotros consideramos que la ley de reforma política debe entrar en vigencia en 2023. Lamentamos que hoy se plantee como un oportunismo político del gobernador”, criticó.

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