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Kueider, el voto imprevisible

En más de una oportunidad, como senador, logró ubicarse allí donde su voto fuera un misterio que empuje el fiel de la balanza. Sin grupo interno en el PJ, sin otra referencia que su cercanía con Bordet, Kueider se sentó en la banca para hacer su juego, atender argumentos de uno y otro, volverse imprevisible.
Luz Alcain
Por: Luz Alcain
@luzalcain

Edgardo Kueider está detenido en Paraguay luego de no poder explicar el origen de 200 mil dólares en el cruce hacia ese país. Ese es el asunto, la noticia, el meme, el escándalo de los últimos días. Es el motor para miles de especulaciones sobre el origen de los fondos y es el impulso para que distintos sectores políticos arrojen su nombre de una cancha a otra del tablero pretendiendo no tener nada que ver con el entrerriano.

“Democracia tarifada” definió las cosas Cristina Fernández de Kirchner. Y nadie la desmiente. En el mundillo se hacen cálculos, se estiman “precios” a cada voto, se multiplica ese monto por las veces en que el Congreso dispone por ley políticas públicas con alto impacto en el destino del país y la vida de las mayorías.

“Democracia tarifada”, un estado de cosas que da cuenta del poco apego a la norma entre la dirigencia política, la “casta” que señaló Javier Milei y con la que cogobierna. Pero además es indicador de la inexistencia de los partidos y de la labilidad de los posicionamientos políticos aunque haya en el presente, cada día, debates cruciales para el futuro del país.

“Democracia tarifada”. Kueider es el dirigente político indicado para ese estado de cosas. No responde a ningún sector interno, ningún sector interno lo reconoce como propio y su partido ha tenido el cuidado de dejar en el limbo el trámite de su expulsión.

Si hubo una explicación, una sola, para que fuera electo senador por la minoría es su cercanía con el exgobernador Gustavo Bordet. De la Secretaría General de la Gobernación al Senado. Pero Bordet también lo desconoce, pide ahora su expulsión de las filas del peronismo y bastante antes de la Ley Bases ya no se hacía cargo de los votos de Kueider en la Cámara alta.

 

Un misterio

Además de no ser parte de ningún sector interno, Kueider ha logrado más de una vez estar allí donde se concentra la expectativa en torno a su voto. Ha decidido mantener el suspenso respecto de su posicionamiento hasta convertirse en el encargado de definir el resultado hacia uno u otro lado.

Lo recordará el movimiento feminista en la vigilia de fines de diciembre del 2020 cuando se acercaba la madrugada del día 29 en el que se convirtió en ley, en el Senado, la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Kueider permaneció hasta horas antes de la votación en el lugar de los indecisos, puesto que compartió con otra senadora también señalada por “vender” su apoyo a la Ley Bases, a cambio de una banca en la Embajada ante la Unesco, Lucila Crexell.

Problemas técnicos le sirvieron esa noche para explicar su decisión de no tomar la palabra en el recinto. Pero su posición fue expuesta por su par rionegrino, Alberto Weretilneck, que se extendió en sus argumentos y consideró importante dar testimonio de su decisión de hacerse la vasectomía. Kueider y Weretilneck promovieron un posterior “veto parcial” acordado con el Ejecutivo a una aspecto menor del proyecto del aborto que logró convertirse en ley.

Para el turno de la Ley Bases, anticipó señales. Algunas. En diálogo con Página Política reclamó al peronismo hacerse cargo del arribo a la Rosada de la ultraderecha. Aconsejó “mejorar en algo lo que se pueda mejorar de la Ley Bases” y cuestionó con dureza el “plan A” de los legisladores del peronismo: “El no por el no y que se caiga el gobierno que votó la gente”.

“A mí no me vengan a chamuyar. Te aprietan con comunicados pero nadie me preguntó qué pienso”, recriminó. Dio señales pero mantuvo el misterio. Unos días después acompañó en general la Ley Bases, facilitó el 36 a 36 que le dio el desempate a la vicepresidenta Victoria Villarruel.

 

Una sesión, distintas posturas

No adelantó posición respecto a los temas tratados en sesión el 12 de septiembre. Kueider votó a favor de la asignación de 100 mil millones de pesos, en calidad de gastos reservados, para los Servicios de Inteligencia del Estado (SIDE). El DNU que así lo disponía, sin embargo, fue rechazado como también fue rechazada, unos días antes, la pretensión oficialista (expresada por Santiago Caputo) de poner a Kueider al frente de la Comisión Bicameral de Inteligencia.

Pocas voluntades hubo en favor de engordar los bolsillos de los espías. Sólo estuvieron los votos de los seis senadores de La Libertad Avanza, Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero por el Pro; Carlos Espínola y Kueider, de Unidad Federal; y la tucumana Beatriz Ávila, del bloque Por la Justicia Social.

Desatendió, en cambio, la moción del gobierno libertario en la misma sesión y acompañó el financiamiento para las universidades públicas, promovido por las bancadas opositoras.

Hizo equilibrio en la misma jornada. Al tratarse la Boleta Única de Papel (BUP) sorprendió Kueider al convertirse en el miembro informante del proyecto que tuvo como principal detractor al peronismo.

Electo por el Partido Justicialista (PJ), Kueider ocupó su banca, hizo su juego, atendió todos los teléfonos antes de definir su voto en asuntos cruciales de la agenda política. En 2022, entre tantas otras “iniciativas” random, se quejó por haberse enterado por “los medios” de un proyecto de senadores kirchneristas para constituir un fondo destinado al pago de la deuda con el FMI.

El origen de esos recursos provendría de un 20% del dinero fugado del país. El senador, detenido en Paraguay cargando en una mochila 200 mil dólares, consideró necesario hacer “retoques” al proyecto que de todos modos no se convirtió en ley. “Nunca estuve en contra, siempre dije que los evasores tienen que pagar, pero me surgieron dudas. Hay que ajustar algunos temas”, declaró entonces.

Fuente: Página Política
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