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Más de 3 mil libros de Caletti, a disposición

La Facultad de Ciencias de la Educación le rindió homenaje a Sergio Caletti. Impuso su nombre a un aula. La biblioteca del periodista y docente fue donada a la institución.

Por iniciativa de su equipo de cátedra, y por aprobación unánime del Consejo Directivo, la Facultad de Ciencias de la Educación rindió homenaje al profesor Sergio Caletti e impuso su nombre al Aula E5, ubicada en el edificio de calle Buenos Aires 389.

Para la ceremonia, la facultad invitó especialmente a la hija del docente, Barbara Caletti, que donó la biblioteca de quien fuera vicedecano, consejero directivo y titular de la cátedra Investigación en Comunicación Social. Se trata de un patrimonio que incluye más de tres mil títulos vinculados a la filosofía, la comunicación, política, literatura, sociología, historia y antropología.

Lo que se constituyó como “Fondo Sergio Caletti” también se conforma por publicaciones y revistas, muchas de ellas editadas en el extranjero, fuera del alcance de investigadores, docentes e interesados en las ciencias sociales y la política.

Al hacer uso de la palabra, la decana de la facultad, Gabriela Bergomás, destacó especialmente el gesto de la hija de quien falleció hace un año, a los 68 años, luego de luchar contra un cáncer a lo largo de una década.

Barbara Caletti aseguró que su padre no le manifestó expresamente su voluntad de donar su biblioteca a la facultad de la UNER. Sin embargo, fundamentó su decisión en la idea de reiterar lo que Sergio Caletti dispuso con relación a la que había atesorado su abuelo, Oberdán Caletti, dándole por destino una universidad pública del interior del país.

Confió además la idea de cumplir de algún modo un sueño del teórico de la comunicación ya que el titular de Investigación en Comunicación Social le manifestó en algún momento su deseo de radicarse en Paraná una vez retirado de la vida laboral como docente e investigador.

A su turno, la docente Gabriela Álvarez compartió una carta de Alicia Entel adhiriendo al homenaje. En su nota, repasa la relación de amistad y de intercambio intelectual y político con Caletti y recordó a otros docentes de la Universidad de Buenos Aires que en algún momento compartieron la tarea docente en la Facultad de Ciencias de la Educación. Evocó, en este marco, a otros profesores ya fallecidos como Margarita Graciano, Nicolás Casullo y Patricia Terrero que jerarquizaron el plantel que formó a comunicadores y educadores egresados de la UNER.

Sebastián Rigotti, en representación del equipo de cátedra del que han sido parte Juan Pablo Gauna y Carina Muñoz, citó un texto de Caletti, editado en 2006, y rescató particularmente el rasgo como docente que lo caracterizó: “Ese viejo amor por la disconformidad”. Para Muñoz, esa característica como docente es un legado para la facultad, ese “no conformarse con lo que él mismo producía, con lo que producía su equipo y sus alumnos, pidiendo más, exigiendo más”.

“Su afán último como docente era ese gesto de sorpresa, esa sensación del ‘ah, comprendí esto”, resumió Muñoz.

Política y Universidad

La docente destacó de Caletti su “compromiso con la vida pública en distintas esferas, en la vida política nacional, pero también en México donde fue asesor presidencial durante mucho tiempo”. Años antes, fue secretario de Prensa del gobierno de Oscar Bidegain en la provincia de Buenos Aires, breve gobierno que se inició con la presidencia de Héctor Cámpora y concluyó poco después, fruto del acoso de la derecha peronista que pasaba a controlar el tercer mandato de Juan Domingo Perón. Tras el golpe, en 1976, Caletti partió al exilio en México

También estuvo involucrado siempre en la vida política de la Universidad pública. Fue consejero directivo y vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER pero también fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

Los últimos diez años, hasta su muerte, hace un año, sobrellevó la enfermedad. “En esos diez años fue decano durante cuatro años y en ese sentido también es un ejemplo encomiable. Venía a Paraná a dar clases y volvía directamente a hemodiálisis durante muchos años”, rememoró la compañera del equipo de cátedra.

Añadió Muñoz que “deja una marca muy fuerte como docente que tiene que ver con el compromiso con la producción de conocimiento, con la inquietud del pensamiento, con la búsqueda de la lectura pero para pensar algo nuevo”.

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