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Entrevista

Maximiliano Paulin, el joven PRO que arrancó en un piquete del campo

El concejal electo expresa sus ideas políticas sin miramientos. Qué piensa de Macri, Varisco, Bahl y Bordet. Cuáles fueron los errores por los que JxC perdió las PASO. Los partidos, los frentes y las formas de hacer política.

Maximiliano Paulin tiene 32 años y es licenciado en Economía con una especialización en Finanzas. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Don Bosco de Paraná, pero los universitarios en Santa Fe. El último año de su carrera ingresó en la Bolsa de Comercio de esta ciudad. A la política llegó en un momento intenso de la Argentina: el conflicto del gobierno nacional con las entidades del campo. Su primer acercamiento fue el corte en el Túnel Subfluvial, en 2008, con su madre protagonizándolo. Trabajaba como administrativa en una empresa dedicada a asuntos agropecuarios y ganaderos. En 2012 – cuenta el joven dirigente – empieza a mantener relaciones con dirigentes del PRO de Rosario, pero es con Emanuel Gainza con quien se suma definitivamente al partido. El 10 de diciembre asumirá una banca en el Concejo Deliberante. En la función pública tuvo su primera experiencia en 2016, cuando Sergio Varisco lo convocó para integrar loa Subsecretaría de Relaciones Institucionales. El dirigente brindó una entrevista a Página Política en la que dio sus puntos de vistas el pasado, el presente y el futuro de la política.

-¿Cómo estás viviendo políticamente esta etapa de crisis y, en tu caso, con un resultado adverso en las PASO y muy complicado de revertir en octubre para que el PRO retenga el gobierno nacional?

-Estoy movilizado desde lo personal porque la verdad no hubo un sólo actor que predijo el resultado y la gran diferencia que se terminó dando. Desde el punto de vista de la política local siempre inculcamos patear la calle y charlar con la gente y en el último año veíamos que la gente no la estaba pasando bien. En Paraná, salvo los accesos de la ciudad y un par de servicios como la tarjeta SUBE, no estábamos teniendo presencia en la gente y eso agravó la situación. Nosotros hablábamos con amigos de Buenos Aires y les decíamos: ‘miren, entendemos el cambio cultural que se pretende hacer y las bases están, pero la gente no llega a fin de mes’. No le podés decir a la gente que la está pasando mal que en el sur del país se instaló infraestructura para generar energía renovable con el objetivo de reformar la matriz energética. Imposible. En 2015 se ganó la elección tocando timbre toda la provincia de Buenos Aires, por citarte el ejemplo electoral más resonante aquel año. Bueno, eso, se perdió.

-¿Se perdió mística o fue dificultoso hacerlo en un escenario económico y social más hostil?

-En Ciudad de Buenos Aires y Provincia se fue perdiendo esa mística mientras se migraba a la segmentación de las redes sociales y la Big Data. Esto está buenísimo como herramienta, pero el termómetro de la gente es hablando con la gente. Perdimos eso. La gente puede estar pasando un mal momento, pero si vos le ponés la oreja es otra cosa. Escuchar a la persona es fundamental en la política. Eso estaba muy presente en el PRO cuando (Mauricio) Macri dijo que quería ser presidente, pero con los años, sobre todo después del 2017, se empezó a perder. Por supuesto que todo fue más dificultoso con la situación económica. A Emanuel (Gainza) 7 de cada 10 lo votaron porque lo conocían de haberlo visto, escuchado o porque respondía en las redes cuando le preguntaban cosas.

-Cambiemos pierde los principales bastiones que tenía, entre ellos Paraná. ¿Cómo te imaginás una construcción política en materia de alianzas si en octubre se pierde la Nación? ¿Te ves con el radicalismo o un sector peronista u otro espacio?

-Yo a quien reconozco es a (Adán) Bahl. Por lo poco que lo he escuchado de la gente que lo acompaña, tiene una impronta de renovación y parecida a la propuesta que teníamos nosotros en el espacio de Emanuel cuando le dimos la interna a Varisco. Cuando hacíamos análisis de focus group el votante de Bahl era muy similar al nuestro. Bahl aparecía como un jugador nuevo aunque no conocido pese a haber sido ministro de (Sergio) Urribarri durante 8 años y hoy vicegobernador. Hizo una campaña muy similar a la nuestra. Sobre todo en comunicación. Creo que va a ser una gestión moderada. No lo veo confrontando.

-¿Cómo se va a reconfigurar la política en Cambiemos?

-Creo que vamos a seguir sumando sea cual fuere el resultado. En todo el mundo el acompañamiento es a las personas independientemente del partido del que estén. La gente vota a un candidato y esto obliga a que tengamos que enriquecer más los espacios. Hoy hay muchos peronistas que lo son porque su familia lo es o lo era. Lo mismo ocurre en el radicalismo. Estoy en el PRO por una circunstancia que tiene que ver con que cuando me quise sumar a la política encontré este partido. Vamos a escenarios donde predominen más los frentes con referentes que esquemas de partidos.

-¿Has pensado en un liderazgo nacional que no sea Macri?

-Si pierde creo que Macri se irá de la política. Tomará distancia. Creo que su proyecto era ser presidente y sentar las bases. Su sucesor inmediato siempre fue (Horacio Rodríguez) Larreta, para que luego María Eugenia (Vidal) continúe el proyecto. En caso que no se remonten los resultados en octubre, a María Eugenia la veo de candidata a diputada nacional para empezar a reconstruir el esquema. Creo que nos va a ir mejor y vamos a ir a un ballotage. La polarización lo que tiene es que una torta del electorado te va a seguir apoyando. Hay una parte kirchnerista/peronista que no te va a apoyar nunca y otra que nunca los votaría a ellos. La polarización le sirve a las dos fuerzas más importantes y no permite una tercera vía.

-Todo el mundo se adjudica tener juventud. Sin embargo, en los trabajos de opinión pública los jóvenes aparecen más inclinados a lo que hoy es el Frente de Todos. ¿Por qué se da ese fenómeno?

-Creo que el Frente de Todos ha logrado dentro de sus filas llevar las banderas de los jóvenes. Es decir la preocupación de los jóvenes. Al PRO los jóvenes lo ven más como un partido de centro derecha y conservador. Stefanía Cora, por poner un ejemplo y además va a ser la senadora más joven, tiene muchos puntos de encuentro con partidos de izquierda como el tema del género, el aborto y la lucha de los trabajadores. Son temas propios de la agenda juvenil muy distinta a lo que puede ser un partido conservador. Ahí también aparece la diferencia entre Ciudad de Buenos Aires y el interior. En el interior la gente es más conservadora y la agenda de Cambiemos tiene más llegada. Otra vez 7 de cada 10 votantes de Cambiemos están en contra del aborto en Entre Ríos. Ese 50 y 50, en todo caso, se da en Buenos Aires, que es más cosmopolita.

-¿Cómo evalúas la gestión de Varisco y Gustavo Bordet?

-Varisco es una persona de la que aprendimos mucho de política. Creo que es uno de los pocos animales políticos que quedan en Entre Ríos. Es impresionante. Pero esto que tiene de dirigente caudillista no le permitió dar el cambio en la organización de la gestión. Es exactamente lo contrario a Larreta. Lo escuchás hablar y no suma votos, pero pisas la Ciudad de Buenos Aires y ves una transformación. Sergio falló al armar un gabinete político. No lo necesitaba. No necesitaba aparatos políticos, porque él es el aparato político mismo. Necesitaba un aparato de gestión. Bordet creo que sí lo tuvo, aunque para poder pagar los sueldos tuvo que estar cerca de Macri. Fue más hábil al hacer política. Lo hizo desde la gestión. Al vecino le podés hablar de valores e ideales, pero si sale y se encuentra con un pozo perdés. La gente piensa en lo que pasa en su metro cuadrado. Si tenés un hijo con problema motriz y en la esquina de tu casa no hay una rampa decide su voto. Las consultoras erraron por eso.

-La política aparece cada vez más mediatizada. Y el periodismo cada vez más politizado. A tal punto que a nivel nacional se suele publicar una nota con lo que dijo un periodista. ¿Cómo te llevas con todo eso, con el periodismo?

-El periodismo está atravesando una transformación fenomenal con la aparición de las redes sociales que plantea el ‘cómo le comunicamos a la gente’. La gente cada vez presta menos atención a todo lo que se escribe, pero a la vez le sigue pareciendo más creíble el periodista. Yo lo veo como un servicio que tiene que llegar a cada punto del país.

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