Con las miradas retrospectivas de tres militantes feministas se presentó el libro de Mariela Isabel Herrera, La invasión de las bárbaras. Estudio sobre desobediencia estética en el Encuentro Nacional de Mujeres de 2010.
Laura Gutiérrez, Lucy Grimalt y Nadia Ahumada repasaron sus vivencias personales en torno al encuentro, analizaron el devenir del movimiento feminista que dejó en el Encuentro Nacional de Mujeres de Paraná una foto particular y evaluaron el presente con el libro de Herrera como disparador.
Fue en la presentación del trabajo que editó la Universidad Nacional de Entre Ríos (Eduner) y que tiene como base la tesis de doctorado en Ciencias Sociales de Herrera, que es docente, investigadora y extensionista de la UNER. Pero además es artista, dedicada al dibujo y la producción textil, lo que aporta al libro una perspectiva particular.
“Hubiera necesitado saber del feminismo cuando viví un montón de vicisitudes familiares. Llegué tarde en ese sentido, llegué prácticamente cuando estaba finalizando el doctorado”, cuenta la autora que trabajaba en su tesis la idea de “desobediencia estética”, del filósofo Walter Mignolo.
Pensó en un momento en analizar otro escenario, otro hecho político en la calle como fue el sepelio de Néstor Kirchner. Pero eligió el Encuentro Nacional de Mujeres de 2010 en Paraná del que había sido parte, con la convicción que tal despliegue de lucha merecía una investigación y un punto de vista como el que se propone en el libro.
Ya se cuentan 35 ediciones del Encuentro Nacional de Mujeres, un mojón cada año que marca el devenir de las luchas feministas en Argentina. La edición de Paraná tiene sus particularidades: “Trajo el recambio generacional. Es ahí cuando empiezan a entrar las pibas. Tuvieron un gran protagonismo, defendiendo las escuelas donde se debatía el aborto”, recordó Herrera que particularmente recuerda los hechos de tensión y violencia en la Escuela Sarmiento a la que arribó un grupo de militantes antiderechos para impedir la actividad del encuentro allí.
Procesos
Tuvo otras marcas propias, destacadas en el libro y comentadas en la presentación por Gutiérrez. Mencionó que ganaron presencia, en el temario de aquella edición del encuentro, dos asuntos clave: el aborto y la identidad. “Doce años después tenemos el aborto legal. En 2010, como lo comenta Mariela en el libro, había compañeras que no estaban a favor del aborto pero saben que es una demanda de todos”, cotejó los contextos la expositora. Del mismo modo, planteó los grandes pasos que se dieron en los debates en torno a la identidad, se recordó que las lesbianas tuvieron en el encuentro una preponderancia inédita, se marcó el quiebre planteado con la concreción, en paralelo al Encuentro de Mujeres, del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales, NoBinaries, lo que expresó la voluntad de discutir “qué naciones, qué cuerpos, qué identidades” son las que pueblan cada reunión.
Gutiérrez recuperó los motivos que justificaron la decisión de sesionar en Paraná. Leía, entre otros fundamentos mencionados en el libro, la cantidad de femicidios y el abuso de los agrotóxicos, asuntos que ya fueron tema del cónclave hace 12 años, planteando una preocupación que desde entonces no ha dejado de crecer. “¿Qué cambió desde entonces? Cambiamos nosotras. Somos otras resistencias”, resumió.
Ahumada rescató el libro por la “lectura amena” que ofrece “con mucha profundidad teórica”; que permite “pensar en las escrituras que nos faltan, las vacancias”. Subrayó que la publicación del libro es en sí “un hecho político” porque “reconstruye una memoria que refiere a la resistencia al neoliberalismo: por los temas que aborda, por cómo lo hace, porque reconoce procesos que erosionan el individualismo, el narcisismo. Recuperar ese proceso es una forma de aportar a eso que se nos ha hecho cuerpo”, destacó.
Tras repasar algunos testimonios recogidos en el libro, Ahumada preguntó “cuántos encuentros hay en un encuentro, cómo nos construimos, qué caminos vamos haciendo para reconocernos, para ver cómo se funde la historia personal con la historia colectiva. Tenemos que seguir escribiendo, performateando”, convocó.
Historió procesos de luchas feministas, en Entre Ríos, sus cruces con otras manifestaciones del movimiento obrero y de otras organizaciones. “Hay debates que han permanecido, hay hechos que tienen antecedente en los piquetes como lo marca Mariela. Llegamos al 2020 y sitiamos el Poder Judicial frente al femicidio de Fátima (Acevedo). Sitiamos el símbolo de la justicia patriarcal en Paraná. Fuimos bárbaras, fuimos locas. No hubiera sido posible sin tanta construcción previa”, rescató.
Una foto
A su turno, Grimalt compartió un texto alusivo al encuentro. Una foto de lo que significó “la invasión de las bárbaras” en una Paraná que miraba azorada.
“Cuentan que la marcha fue un canto a la alegría, fue el Paraná que se tornó cuerpo de obreras, cuerpo de desocupadas, estudiantes, amas de casa, profesionales, empleadas, jóvenes, viejas, desatadas, desacatadas, madres, hijas, abuelas, mujeres y derecho, mujeres y libertad, mujeres y bravura, mujeres y lucha por la dignidad y la justicia, carteles, colores, cantos, bocinas, bombos, redoblantes”.
“Cuentan que el Río Paraná, ese domingo 10 de octubre, a la tardecita, dejó por un rato su cauce y se metió por las calles del centro y dejó su marca en las paredes, denunció la violencia, reclamó respeto, gritó su libertad, fundó su soberanía”.
“Cuentan que nunca vieron algo semejante, tantas mujeres vivando y reclamando sus derechos. Da miedo porque son políticamente incorrectas y porque no van a detenerse hasta lograr una sociedad igualitaria, fraterna, justa y con aborto legal. Hace 10 años. Y hoy tenemos aborto legal”, cerró Grimalt.
