
La historia reciente muestra que la vida interna del PJ de Entre Ríos se reduce a su mínima expresión cuando el peronismo está en el gobierno. El PJ se parece más a un partido político cuando le toca ser oposición. Y eso no pasa desde 2003.
En estos años hubo algunas excepciones que confirmaron la regla. Pero aun así, las pocas veces que el congreso provincial del PJ se reunió fue para aprobar una decisión previamente acordada por la cúpula partidaria. Por ejemplo, la “unidad en la diversidad” para las elecciones de 2009 (entre Jorge Busti y Sergio Urribarri), o la expulsión de Busti en 2011 (por haber competido ese año en contra del PJ) impulsada por Urribarri.
Eso de reunir a congresales de toda la provincia para discutir en vivo un asunto candente (por caso, una alianza electoral) es una costumbre propia de radicales. El peronismo potencia su verticalismo en el poder y es el propio gobernador el que preside el partido.
Esa es la tradición que por estos días pretenden recuperar en el orden nacional, como una forma de inyectar poder al presidente Alberto Fernández, que llegó a ocupar ese sillón por decisión de la expresidenta, Cristina Fernández, dueña del caudal de votos más importante dentro del Frente de Todos.
Aunque la legitimidad de origen de Bordet es distinta (fue reelecto con un histórico 57% de los votos) lo une a Fernández la necesidad de fortalecerse para afrontar la crisis derivada de la pandemia, que golpea a todos los hombres y mujeres del país a cargo de poderes ejecutivos.
Para Fernández, recuperar la tradición de presidir el PJ –como lo hicieron los presidentes Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, y rompió Cristina, que apostó a una construcción transversal– implica sumar capital político para afrontar, en medio de una profunda crisis, una campaña electoral en la que se juega su proyecto de poder. Lo mismo corre para Bordet, tal como adelantó Página Política en el mes de julio:
En esa nota, se repasaban las resistencias que Bordet había ofrecido como presidente del PJ para reunir al congreso partidario. Incluso en su mejor momento político, entre las PASO de abril de 2019 (había obtenido el 58%) y las generales de junio (cuando sería reelecto con el 57%).
La novedad es que ahora, acorde a los vientos que soplan en este sentido en el orden nacional, Bordet se muestra decidido a reunir al congreso partidario para actualizar la carta orgánica del PJ. “Vamos a ir siguiendo las acciones del Consejo Nacional”, le dijo el Gobernador a Página Política.
“Hay cosas que hoy se imponen. Ya no rama femenina, sino paridad de género; la participación de la juventud que siempre la hemos reclamado de jóvenes y que después tendemos a olvidar. La participación de minorías, que estaba en nuestro proyecto de reforma política. Son cosas que tenemos pendientes en el Consejo Provincial y que la hemos conversado con los miembros actuales y en las que hay plenas coincidencias en reformularlas”, aseguró.
A mitad de agosto, Bordet mantuvo una reunión en la sede central del PJ, que hacía mucho tiempo no visitaba y que además se había cerrado por la pandemia.
Nueva etapa
En 2018 fracasó el intento de algunos sectores kirchneristas por reunir a un congreso del PJ para que la promesa de incluir a las minorías partidarias se plasme en una reforma de la carta orgánica. La posibilidad de asegurar por ley la representación de las minorías, con un piso del 15%, se había caído cuando Bordet acordó con los legisladores de Cambiemos la última versión de la reforma electoral abreviada que ese año se votó y que le permitió desdoblar las elecciones en 2019. El congreso partidario nunca se hizo y el PJ fue a las PASO de 2019 con su vieja carta orgánica, sin representación de minorías.
El Frente de Todos, la alianza electoral de once partidos que impulsó la reelección de Bordet, no fue aprobada por el máximo órgano del PJ. Quedó ad referéndum del próximo congreso. Lo mismo pasó con la proclamación de las listas de candidatos para las elecciones generales.
Parece que hora las cosas serán distintas. La fecha del congreso, como tantos otros asuntos, estará sujeta al contexto sanitario. Pero, ya sin posibilidad de reelección, Bordet no quiere perder la oportunidad de pasar a la historia como el gobernador que modernizó las reglas de juego de la política.
Para su segundo intento de reforma política (tras el fracaso de 2018) no descarta considerar el modelo de boleta única de papel que aplica Córdoba y que permite el voto por partido político, a diferencia del sistema que se aplica en Santa Fe y que fue el que siguió en su proyecto de 2018.
“A mí en política me costó mucho llegar a un cargo electivo, tuve que armar muchas listas. Muchas veces me tocó perder y luchar contra el aparato partidario. Está bueno asegurar mecanismos que garanticen que dirigentes que tienen intención de ser votados puedan acceder”, resaltó el Gobernador.
“De todos modos, por encima del sistema electoral, me da un optimismo muy grande ver que en mi partido tenemos por suerte hombres y mujeres preparados para gobernar en 2023 . Por ahí muchos lo ven como una complicación. Para nosotros es una solución. Esto habla a las claras que hay un recambio dirigencial, porque todos son menores que yo, ya son otra generación y eso a mi me pone muy satisfecho”, destacó.