Un fuerte operativo con agentes federales, un edificio prácticamente blindado y controles perimetrales fue tal vez lo más llamativo que tuvo el inicio del juicio por narcotráfico que tiene sentado en el banquillo de los acusados al intendente Sergio Varisco.
Paraná asiste a uno de los juicios mediáticos de los últimos años y lo hace con un despliegue de seguridad como pocas veces se ha visto en la ciudad, con medidas extremas para preservar lo que pueda ocurrir dentro de una sala en la que convivirán treinta y dos acusados, pero también para evitar cualquier posibilidad de venganza, de esas que cada tanto ofrece el negocio del narcotráfico.
Dentro de la sala, en espacios reducidos, cada imputado tenía su lugar asignado en asientos numerados: el intendente Varisco ocupaba la segunda fila a la derecha, delante de Pablo Hernández, que estaba delante de Daniel Celis, un protagonista central en esta historia.
En la fila de enfrente, separados por un pasillo y unas cuantas hileras de sillas, estaba Luciana Ernestina Lemos, ex pareja de Celis y un personaje central en la causa. Es que ella era la principal asistente del líder de la organización y durante la instrucción declaró como arrepentida: ante el juez contó que los funcionarios municipales compraban cocaína que les vendía Celis, dijo que en una ocasión hizo una entrega en el palacio municipal, detalló cómo era el funcionamiento interno de la banda, y le dio sentido a anotaciones que había en unos cuadernos donde aparecían los nombres de los funcionarios municipales.
Varisco llegó poco antes de las 12.30, el horario previsto para el comienzo del juicio, e ingresó sin hacer declaraciones, pero a poco de comenzar la audiencia hizo un posteo en redes sociales: “Hoy es un día clave en mi carrera política. No por mi suerte personal, sino porque hoy me veo de cara a cosas que he sostenido toda mi vida. Por ejemplo, que la política tiene todo tipo de momentos, pero jamás ese momento es de comodidad personal. Y lo otro es que siempre sostuve que la verdad es lo único que nos hará libre”.
El juicio comprende dos causas que tienen como punto de contacto el nombre de Celis, aunque el entramado común es la supuesta vinculación entre la política y el narcotráfico.
El debate se inició con la extensa, tediosa aunque ineludible lectura del requerimiento de elevación a juicio, en la que se describen los hechos, roles y evidencia en contra de cada uno de los acusados.
En primer lugar, aquellos hechos relacionados con la banda dedicada a la venta de marihuana y que se desarticuló el día que policías irrumpieron en un campo en el mismo momento en que estaban bajando 317 kilos de droga de una avioneta; y luego los hechos surgidos a partir de que Celis organizara desde la cárcel una nueva banda dedicada a la venta de cocaína y que era, supuestamente, financiada con fondos públicos.
En ese nuevo esquema, gestado a partir de septiembre de 2017, habrían participado el intendente Varisco, el concejal Hernández y la ex funcionaria y policía provincial Griselda Bordeira.
En ambos casos se leyó sólo un extracto de los hechos y fundamentos de la acusación, ya que los imputados expresamente dijeron a los jueces que conocían la pieza de la acusación. De todas maneras, eso insumió casi cinco horas de tediosa escucha, se consigna en la crónica del periodista Juan Cruz Varela (Página Judicial).
Así las cosas, la primera jornada del juicio transcurrió sin mayores novedades, salvo porque el tribunal decidió suspender por treinta días el juicio respecto de Eduardo Ramón Celis, el padre de Tavi, ya que fue recientemente operado y permanece internado en el Hospital San Martín. El informe médico reveló que padece cáncer en las cuerdas vocales y se le practicó una traqueotomía, lo que le impide “ejercer su defensa material y coordinar con su defensa técnica”, explicó el defensor oficial, Alejandro Castelli.
El juicio continuará este viernes, con la identificación de cada uno de los imputados y a partir del lunes comenzarán a declarar los primeros testigos de entre un centenar que comparecerán a lo largo del debate.
