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OPINIÓN

Diez años ya

Eduardo Medina analiza la figura de Néstor Kirchner a 10 años de su muerte. Resalta la persistencia de la identidad kirchnerista, particularmente en Entre Ríos.

Por Eduardo Medina
Politólogo (FTS-UNER)
@EduKM1983

Néstor Kirchner fue la semilla que germinó en un suelo árido. Su impronta y su apellido marcan a fuego la política argentina desde hace más de diecisiete años. En un país como el nuestro, esa marca y ese tiempo no son poca cosa y constituyen lo que a veces se llama “trascendencia”. Su muerte heló por completo a miles de almas en la mañana silenciosa del 27 de octubre de 2010. Con un puñado de grandes gestos, precipitó un torrente de militancia que parecía guardada para siempre en los pliegues de la historia más oscura de nuestro país. Con él se terminó el “no te metas” que la última Dictadura Cívico-Militar había labrado siniestramente en el inconsciente colectivo. El Estado dejó de ser un enemigo. La justicia pasó a hacer Justicia y la memoria, Memoria. Llegó arrojado entre las multitudes y se fue arropado por un Pueblo. Su fin dio paso al mito que continuamente vacila entre las cegadoras luces de lo inmediato.

A Kirchner no se lo enaltece tanto por sus obras, sus ideas o su itinerario, que los tiene, sino por la forma de encarar la política, de pensarla, de trabajarla; por la audacia, por lo intempestivo, por su animosidad crítica y combativa. Kirchner, a su modo pensó, la totalidad, la hegemonía, la historia, la sociedad. Tomó un amplio espectro del campo de acciones y lo re-significó, le llamaron “Kirchnerismo”, y lo que luego se ha construido a sus márgenes no pudo hacerlo sin evitar su adhesión o su pleno rechazo.

En Entre Ríos, el kirchnerismo caló hondo en las militancias territoriales. Tuvo en Sergio Urribarri a un pivote que durante ocho años bajó sin ambages las líneas de acción que este movimiento imprimía a su paso. Como consecuencia, una camada importante de diversas corrientes del campo popular local tienen hasta el día de hoy en el santacruceño a un referente. Si el macrismo, en sus cuatro años de poder, no pudo inculcarles ni una sola de sus directivas neoliberales, es porque la praxis planteada y acordada durante el kirchnerismo fue más poderosa que toda la parafernalia mediática que Cambiemos produjo y divulgó durante su gestión.

Hoy se conmemoran diez años de un antes y un después. Porque previo a eso se vislumbraba algo, pero nada que fuera de gran relevancia o de extendida permanencia. Luego, se constituyó un Pueblo como antes se dijo, que rodeó lo conseguido y se aferró con fuerza a las convicciones que Kirchner le había propuesto como bandera. Su muerte pareció hacer tambalear todas esas ilusiones que décadas de quietud y pragmatismo habían aniquilado. Se iba justo cuando venía lo bueno. Pero el Pingüino no había venido solo a la arena política, ni ese Pueblo era tan débil como él mismo se creía.

Democrático, respetando siempre la veta institucional que la sociedad plantea, pero con una fe ciega en la acción y en las consecuencias que de la acción puedan surgir. Quizás demasiado apalancado en la convicción que la fuerza de las voluntades nobles doblegarán los muros de los intereses mezquinos. Algo así fue Néstor Kirchner, un político de fuste, total, creado al calor de una historia sin respiros, contrariado siempre por las urgencias del hambre, la pobreza y la desocupación; perseverante, mapeando constantemente, construyendo y constituyendo nodos sociales a cada paso para el sostén de las iniciativas estatales. Tal vez hubo y habrá otros mejores, pero la singularidad de él no estuvo en su cuerpo o en su logos, sino en el tiempo en el que le tocó habitar y con el coraje que lo hizo.

El 27 de octubre de 2010 generó un vacío, pero también descorrió un velo. En el acontecer de esa ausencia se generó un movimiento que hasta el día de hoy nos conmueve. Y detrás de ese velo apareció una de las dirigentes políticas más brillantes de nuestra historia.

Asediados por una pandemia mortal, con una catástrofe económica en ciernes y acosados por el ascenso fulgurante de las derechas más rancias, recordamos hoy la muerte de Néstor Kirchner.

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