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2023

El albertismo y el desdoblamiento

Bordet juega fuerte con el Presidente, que empieza a sembrar la posibilidad de buscar un segundo mandato. Cómo impactaría esa relación al momento de adelantar o unificar.

Gustavo Bordet jugó todas sus fichas a la figura de Alberto Fernández. Es, hoy, uno de los integrantes de un grupo que las crónicas nacionales ubican cerca del Presidente.

El jefe de Estado le hizo una promesa este miércoles a Mario Ishi: “En este primer mandato que tengo van a tener el Polo Industrial que necesitan para darle trabajo a los hombres y mujeres de José C. Paz”. El círculo político lo leyó como una picardía premeditada para empezar a darle volumen a la idea de reelección.

En el entorno de Bordet se instala la certeza de que el Presidente buscará otro mandato. No tienen margen para decir otra cosa luego de que sea el propio Gobernador, el primero del interior, que lo propusiera en la escena nacional. Fue en la entrevista de Perfil el primer día del año. Ese reportaje el peronismo entrerriano debería tener a mano. Allí el concordiense deja una serie de conceptos sobre el devenir que mira desde su prisma.

La otra certeza que no solo avanza en el seno del gobierno, sino en cada uno de los rincones de la política, es que las elecciones entrerrianas se adelantarán. Los elementos están a la vista y se repiten como un salmo: desconectar cualquier posibilidad de nacionalización e impacto de una agenda ajena a la de Entre Ríos; acortar los márgenes que pueda llegar a tener Rogelio Frigerio en los medios nacionales; y quitarle tiempo a las propuestas opositoras (y adversarios internos) para armar una estructura electoral. Hay más.

La unificación de las elecciones, que hoy parece estar lejos de los planes de Bordet, podría acercarse con la misma velocidad con la que el Gobernador se albertiza.

En 2019 el mandatario decidió desdoblar en noviembre cuando el Frente de Todos aún no existía y el único plan era la reelección. Con ese manual se manejaron otros gobernadores que, al unísono, acudían al mismo argumento: imponer al peronismo en distintas provincias para crear expectativa antes de la elección presidencial. La inexistencia de candidatos nacionales les abría la puerta para cortarse solos y ver, en todo caso, después qué hacer. En la mayoría de los casos, los jefes territoriales del peronismo tradicional (conservador) venían sentándose a la mesa que servía Guillermo Seita y que describe el periodista Diego Genoud en su recomendable libro El peronismo de Cristina. El 18 de mayo de ese año la ex presidenta tiró del mantel voló todo por los aires cuando anunció la fórmula.

Bordet se impondría en menos de un mes con casi el 58 por ciento de los votos. El único acercamiento con Fernández había sido en febrero cuando sellaron la unidad entre el PJ y Unidad Ciudadana.

La pregunta que debe hacerse es la siguiente: ¿Qué haría el albertista Bordet si Fernández le pide que lo acompañe en la elección general? Podría negarse, con los argumentos antes esgrimidos; o pegar la boleta de sus candidatxs a los de la fórmula que encabece el Presidente.

De eso dependerá en gran medida lo que muestre la foto económica y social de ese momento.

En 2015 Bordet asumió luego de una elección unificada y ajustadísima que lo depositó en Casa de Gobierno por 22 mil votos. Si no hubiese sido por la candidatura de Adrián Fuertes y Jorge Busti, que dividieron el voto opositor, el gobernador hubiese sido Alfredo De Angeli. Ese día Mauricio Macri se impuso a Daniel Scioli en la Nación y Entre Ríos.

Sergio Urribarri no podía desdoblar una elección en que el candidato a presidente elegido por Cristina Kirchner le había prometido el ministerio que finalmente se lo quedó Frigerio.

La foto de hoy empuja a un desdoblamiento, como seguramente lo mostraba en 2015. Pero en la política juegan otros elementos.

Fuente: Página Política
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