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Escenario inestable

El incierto futuro de Juntos por Entre Ríos

La reconfiguración en marcha del escenario político nacional va a tener su impacto en la provincia. La duda es si el liderazgo de Frigerio y el hecho mismo de ser gobierno alcanzará para contener una coalición provincial en la que conviven desde liberales y conservadores hasta radicales y socialistas. A la dirigencia provincial la desvela pensar hasta qué punto la sociedad soportará  el  inclemente ajuste de Milei y qué porcentaje de esa cuenta terminará pagando Frigerio.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

El inestable escenario nacional va a terminar afectando, tarde o temprano, la configuración política en la provincia. Especialmente a Juntos por Entre Ríos, la coalición con la que Rogelio Frigerio llegó al gobierno y en la que conviven la UCR y el PRO como principales fuerzas políticas, pero con una presencia variopinta de liberales, peronistas, conservadores, socialistas y hasta grupos evangélicos.

El primer ruido se produjo al comienzo mismo de esta nueva etapa, cuando el ala más liberal del PRO, encabezada por Mauricio Macri y Patricia Bullrich se acercó a Javier Milei, para luego incorporarse al gobierno. Ese movimiento partió aguas en el PRO entre los que proponían cogobernar y los que planteaban que el electorado los había situado como una fuerza de oposición y, en todo caso, su rol era el de aportar gobernabilidad.

La fractura de JxC se expresó en el Congreso con los tres bloques separados: el PRO, la UCR y Hacemos Coalición Federal, donde recalaron varios dirigentes del PRO que no estaban de acuerdo con pegarse a La Libertad Avanza. A esta última bancada fue Francisco Morchio, el único diputado nacional por Entre Ríos del PRO y el más cercano a Frigerio.

Esta decisión de Frigerio -adoptada en diciembre- de hacer jugar su delegado en el Congreso en el bloque que preside Miguel Pichetto y donde, entre otros, militan Emilio Monzó, Nicolás Massot, Ricardo López Murphy, Margarita Stolbizer ha sido la definición más clara del gobernador entrerriano en el debate interno de su partido y de la coalición.

Relatos al margen, este es el hecho: Frigerio no tiene ningún diputado en el bloque del PRO. Su legislador más cercano está en la bancada a la que más ha atacado Milei y responsabilizado por la caída de la ley ómnibus. Los otros tres diputados de Juntos por Entre Ríos (Atilio Benedetti, Pedro Galimberti y Marcela Ántola), que son aliados de Frigerio, están en el bloque de la UCR y fueron todo tachados de “traidores” por Milei.

Sin embargo, en las últimas semanas Frigerio aparecía como el gobernador con más chances de recomponer las relaciones con la Casa Rosada, por su lugar de liderazgo entre los mandatarios de JxC (pesa mucho su expertiz de haber estado al frente del Ministerio del Interior por cuatro años); por su buena relación personal con Milei y por los pasos que venía dando en los últimos días: reunirse con Bullrich y luego con Macri.

Todo parecía encaminarse a una recomposición. Con esa perspectiva, Frigerio comenzó la semana pasada a redactar un borrador de pacto fiscal con el que busca reordenar las incumbencias entre las distintas jurisdicciones de gobierno, de manera que el equilibrio fiscal se alcance con un esfuerzo compartido y las provincias no terminen siendo las que carguen el mayor peso del ajuste.

Pero el estallido del conflicto con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, promovido desde la Casa Rosada, anotó una novedad para la política entrerriana: Frigerio pasó a integrar la lista de los gobernadores que “no quieren el cambio” y no hacen el ajuste en sus provincias. Es una afirmación que desconoce por completo el perfil que Frigerio le ha dado a su gobierno y desprecia el discurso colaborativo del mandatario entrerriano.

Todo esto ocurre en medio de un proceso de renovación de la conducción nacional del PRO  que derivará en el reemplazo de Bullrich por Macri, cada vez más distanciados entre sí, por sus posiciones frente a Milei. La escalada de la tensión entre la Casa Rosada y los gobernadores a raíz del conflicto con Chubut, hizo que Macri desistiera de marchar a una fusión del PRO con LLA y se inclinara más por preservar la identidad de su partido. Al menos por ahora, mientras Milei sostenga su estrategia confrontativa.

Coherente con su estilo, Frigerio busca que esa interna genere el menor ruido posible en su gobierno. Por eso sobrevuela las diferencias. En siete días se reunió con Bullrich, con Macri y recibió a Horacio Rodríguez Larreta en Paraná, en un encuentro que tuvo poca difusión, pero del que dio cuenta Página Política.

Por fuera de la charla que ofreció en la sede del PRO de Paraná, Larreta le aseguró a dirigentes locales que no aceptará integrar la nueva conducción que encabece Macri, pero que tampoco se irá del partido, como se especula. “Está dispuesto a dar la pelea adentro y a morir con las botas puestas: cree que la solución es el diálogo, el consenso y un gobierno que no puede debilitar la presencia del Estado cuando tenés un 57% de pobreza”, aseguró un dirigente que pudo conversar en privado con el ex jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Larreta tiene gente en todas las provincias. Y ahora, con más tiempo libre, está de gira por el país. En su visita a Paraná, por ejemplo, se hizo espacio para una reunión con el intendente de Viale, Carlos Weiss, uno de los radicales que habían pegado el salto a favor de Frigerio en la interna provincial.

Una buena parte de la dirigencia del PRO y la UCR de Entre Ríos -probablemente la mayoría- hubiera preferido a Larreta en la presidencia. Culpan a Bullrich y, especialmente a Macri, de haber desperdiciado la oportunidad de ordenar la interna para facilitar el regreso al poder de Cambiemos.

Algunos afirman que Macri viene trabajando hace al menos un par de años por la conformación de una alianza más puramente liberal, que se saque de encima a los radicales y al ala más “peronista” del PRO. No es sólo una percepción, hay dirigentes del PRO de Entre Ríos que escucharon de la propia boca del ex presidente defender en privado esa posición ya a principios de 2022. Hoy observan a Milei con una mezcla de desconcierto y vergüenza ajena, pero sobre todo con temor por la suerte que pueda correr su gobierno. Los desvela pensar hasta qué punto la sociedad soportará  su inclemente ajuste y qué porcentaje de esa cuenta deberá pagar Frigerio.

 

El soporte político provincial

Los más optimistas –principalmente en el PRO–  confían en que el liderazgo de Frigerio y el hecho mismo de ser gobierno logrará mantener cohesionada a la heterogénea coalición provincial, para blindarla de la explosión de JxC en el orden nacional. Valoran que fue amplia la contención que el Gobernador dio a los distintos espacios internos en la conformación de su equipo de gestión.

Otros, en cambio, creen que la reconfiguración del escenario político nacional y el lugar en el que termine parado Frigerio, necesariamente impactarán en Juntos por Entre Ríos. Algunos radicales, por ejemplo, sacan a flote un viejo temor: que el Gobernador rearme su alianza con sectores del peronismo dispuestos a pegar el salto si a Milei finalmente no le va mal y, de algún modo, reedita la experiencia liberal de los años 90. No hay que olvidar que el peronismo “progre” de Entre Ríos se conformó, a partir de 2003, mayoritariamente con un ejército de menemistas apresuradamente deconstruidos.

“Eso lo vamos a ver dentro de un tiempo cuando empiece a haber cambios de funcionarios”, vaticina un radical, en una improvisada tertulia de media mañana, a la sobra de una de las amplias galerías de Casa de Gobierno, que se produjo antes de que el viernes estalle el conflicto de Chubut. “Frigerio tiene aspiraciones nacionales. Y en Entre Ríos es con el peronismo, no con los radicales. Fijate que ha dejado a muchos funcionarios peronistas en cargos intermedios”, advierte.

 

Fuente: Página Política
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