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OPINIÓN

Entre Ríos puede ser o no ser

El autor de este texto reflexiona sobre la ausencia de propuestas de las fuerzas de la oposición referidas a la cultura en el marco de la campaña electoral. Las identidades y las herramientas.

Por Julián Stoppello (*)

 

Me sentía triste por cosas mías, que no vienen al caso y estábamos organizando, desde Cultura de la Muni, la Semana de la Lectura. Participaron más de 1000 gurises Voy a ahorrarme los nombres institucionales ahora, los apellidos, las formalidades.

En cuerpo y alma éramos cinco o seis personas a cargo de la actividad, con una estructura detrás. Eso es lo valioso de un Estado que funciona y manifiesta prioridades, entre las que está Cultura y no como ornamento sino como sentido, sentido que atraviesa el hacer. Entre los cinco o seis que decía, estaban Guada y Meli. Yo, contaba recién, estaba triste por razones que no vienen al caso, sí, pero las veía a ellas subidas a un frenesí coordinado, de una acción tras otra, de una fluidez espontánea en la colaboración, alegres para colmo. Y a mí se me pasaba, todo se me pasaba. Porque ese hacer, me di cuenta enseguida, transformaba el lugar, la plaza, el día y llegaba a los gurises. Gurises que accedían a decenas de libros y de historias y de juegos. Y despertaban, ellas, la curiosidad y el encanto.

La magia es eso. No es otra cosa, es la transmisión de la pasión y es inasible, inasible por definición. Se trata de energía que transforma. Atrás hay formación, hay ideas, planificación, organización, pero lo que se ve es el efecto y lo que no se puede identificar, pero se percibe, es la magia.

Un gurisito que vino solo y sin escuela, se quedó todo el rato, al lado de ellas y vivió ese día como un gran día, como uno de esos que pueden abrir una ventana, una posibilidad más allá de cualquier circunstancia. Una ventana que ofrece, pensaba entonces y pienso ahora, una idea de la belleza.

Esta historia es chiquita, la elijo por eso. Y porque para mí Meli y Guada representan una parte del espíritu que acompaña el trabajo que hace Cultura de la Muni a cargo de Cari Netto.

La transformación es visible en la cantidad y la calidad de la agenda artística, en el crecimiento exponencial de los Premios Municipales de Arte, en la actividad y la preponderancia que se le da al Teatro 3 de Febrero para que se luzca como lo que es: el mayor coliseo de la provincia al servicio de la ciudad. Se ve en un Juanele Ortiz que va a quedar como nuevo, en la reestructuración impecable de la Escuela de Danza y el hermoso trabajo que realiza la Escuela de Circo. En el buen e inédito uso que se le da al Anfiteatro, en el nivel de participación de artistas locales en las actividades programadas y en el nivel de reconocimiento al talento local en definitiva. También en el corpus de normativas que buscan establecer por ordenanza cada una de las conquistas para la cultura local. No para una gestión ni para la que vendrá, para los y las paranaenses.

Quiero decir. Digo. Yo vengo de la autogestión y me vinculé muchas veces con el Estado, municipal o provincial, para hacer cosas. A veces me iba mejor, a veces peor. Pero nunca vi, desde que tengo memoria, este nivel de compromiso y me excede también en experiencias propias como deportista o trabajador de prensa. El equipo de Cultura de la muni piensa y hace en todos los aspectos posibles del desarrollo territorial. Y se entrega. El arte emergente tiene agenda propia, en unos días se hace la primera Feria de Arte municipal, semanas atrás la feria del libro Paraná Lee se consolidó como una de las más importantes del interior del país, en poco tiempo se podrá disfrutar el Museo de la Ciudad en su mejor versión y puedo seguir y seguir, sin siquiera nombrar en profundidad los ajustes que hacen del Feicac una herramienta cada vez más aceitada y efectiva.

Esa idea de trabajo colectivo, de servicio y de levantar la vara, la ambición de la ciudad, el orgullo de pertenecer, no es solo de Cultura, que es lo que me involucra, aunque no nombre aquí nada de la Editorial en particular. Lo que quiero decir es que la ciudad funciona porque hay trabajo en serio y en equipo.

Pero me voy a quedar en Cultura para sumar un par de cosas: yo no escuché ni leí una sola propuesta de los demás contendientes en las elecciones que hablen de Cultura. Ninguna. Tampoco en la provincia. Cero. Y si no están, es porque no las tienen. Es un bajón cuando alguien llega y empieza a pensar a ver qué hace. Es ir para atrás, volver a foja cero.

Francisca D´Agostino, como Cari, es una persona formada y con mucha experiencia en la gestión. Hace pocos días terminó otra edición del FICER que viene a demostrar algo que parecía imposible hace muy poquitos años: que Entre Ríos promoviera la industria cinematográfica y el trabajo de sus realizadores. Panchi hizo crecer el FICER, pero sobre todo pensó políticas culturales para toda la provincia y las ejecutó y promovió leyes que ponen a Entre Ríos en un lugar mejor, en condiciones de crecer y generar más oportunidades para sus artistas y para la creación de nuevos públicos, ampliando el acceso a la cultura que es lo que nos da una identidad, una pertenencia, un punto de partida para salir al mundo. Para creer en nosotros y nosotras.

Yo vengo de una familia radical, siento admiración y cariño por la figura de Raúl Alfonsín. No creo en los antagonismos berretas. Quiero que existan las políticas culturales, siento que hay mucho más por hacer y mejorar. También nos equivocamos un montón, pero en el hacer cotidiano, en no bajar los brazos y también en aceptar y trabajar en función del decidido apoyo y la absoluta libertad que nos dio el intendente, Adán Bahl, para elegir los modos de hacer de Paraná una ciudad despierta y atenta a la cultura y a sus artistas.

No me voy a poner a bajar línea. Digo lo que me pasa y lo que veo. Del otro lado no hay una propuesta, no están, en la ciudad y mucho menos en la provincia. Y es porque no lo registran entre sus prioridades, vienen con la vieja idea ornamental.

Lo que queda es mirar bien, observar y que gane la cultura, porque si gana la cultura, gana Entre Ríos. Si no lo podemos ver, es que algo del sentir propio se diluye entre tanta información, tantas palabras arrojadas al cielo cubierto de interferencias y caemos en las redes, redes que son un no lugar, un no sentir, que es lo mismo o parecido a un no ser.

 

(*) Director de la Editorial Municipal, escritor y periodista. 

Fuente: Página Política
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