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Gobernar sin plata y esperar 

Frigerio avizora un “cambio cultural” en el que se sostendrá. Una agenda institucional en un escenario de incertidumbre. 

Se instaló, en la dirigencia opositora, una idea que surgió de un periodista de Colón cuando le preguntó a Rogelio Frigerio ¿cuándo arranca la gestión? En el peronismo lo repiten casi de manera automática cuando se le solicita una evaluación sobre la gestión provincial, mientras tanto acompañan las iniciativas en la Legislatura. 

El gobierno de Frigerio tiene muy poco para anunciar en el plano de obra pública, que es lo que el ciudadano puede palpar sin demasiados esfuerzos. Y así será hasta tanto no caiga algo de fondos por fuera de la coparticipación que en la era de Javier Milei ese goteo automático se restringió en un 24 por ciento. La presidenta de la Cámara de la Construcción en Entre Ríos, Laura Hereñú, reveló que producto de la paralización se perdieron más de 4 mil puestos de trabajo en la provincia y que por el momento no se reactivará el 70% de las obras. 

Para peor, la única cadena de valor en Entre Ríos, la avícola, se ve amenazada ante la apertura de importaciones. Menos mal que el mercado no se ofende, porque a juzgar por la incompetencia diplomática de Diana Mondino respecto a China y el conflicto con Taiwán todo podría ser peor. 

Las regalías por Salto Grande que se reclaman significan algo así como 6 mil millones de pesos al año. Nada, si se lo compara con Neuquén, que recibe 1.500 millones de dólares anuales en regalías por Vaca Muerta.   

La reposición del Impuesto a las Ganancias es casi el único salvavidas que tiene Frigerio (y los intendentes) para seguir a flote, por eso el mandatario la pide en público y los intendentes peronistas en privado. Excepto Gustavo Bastián, que rechazó la Ley Bases, en un documento que difundió a la prensa. (Ver aparte) 

Ante este escenario, el gobierno provincial está obligado a gestionar la escasez y fijarse un propósito que acaba de expresar: “Soy de los que cree que se puede gestionar sin plata”. 

Sin obra pública ni inversiones por parte del sector privado en medio de la incertidumbre, la estrategia indica que lo institucional se impondrá en el manual de Frigerio. En esa línea podría enrolarse la reforma política, atada a la narrativa de la transparencia y como continuidad de las medidas de ética pública, publicación de nóminas con los salarios de los funcionarios y recortes en las planillas de organismos. Esa agenda pareciera no ser tan diferente a la de Gustavo Bordet cuando asumió en 2015 y su antecesor comenzó a ser acorralado por denuncias. 

La pregunta es si le alcanza a Frigerio con eso. “Estamos imprimiendo un cambio cultural”, dijo en las últimas horas, al referirse a la gestión del Estado. El cambio cultural, sin embargo, parece imprimirlo el gobierno nacional, que en Entre Ríos, tiene una valoración positiva del 60 por ciento. 

Los docentes, por ejemplo, deberán acudir al presentismo para salvar algo de lo que fue perdido por la desaparición del Fonid. Lo que hace unos años incentivaba una movilización para que el Estado empleador blanqueara ese ítems del salario, hoy no moviliza su entierro. 

El cambio cultural está en marcha. El tiempo determinará su sostenibilidad.

Fuente: Página Política
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