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La complejidad de limitar las PASO

Las PASO seguirán vigentes en Entre Ríos. Pero en el proceso de la reforma política y con el propósito de ahorrar gastos e incomodidad al elector, se ha mencionado la posibilidad de limitarlas sólo a los casos de las fuerzas políticas que tengan competencia interna.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

De las primeras conversaciones que se vienen dando por la reforma política en Entre Ríos, queda claro que la provincia mantendrá la instancia de las PASO. Hay coincidencias en este sentido en el oficialismo y la oposición.

Pero en distintas oportunidades se mencionó la posibilidad de evitar las elecciones primarias en casos puntuales cuando, por ejemplo, en una ciudad o un departamento no haya competencia electoral dentro de cada fuerza política. Se trataría de una excepción a la regla general que se sostiene en el anteproyecto de reforma: aunque tengan lista única, lo partidos y frentes deben igualmente presentarse a las elecciones PASO.

Lo plantearon en su momento algunos vecinalistas; lo mencionó la profesora Mariela Uberti al contar la experiencia santafesina, durante su participación en el panel sobre la reforma organizado por la Uader el 7 de agosto; y hasta se le escuchó decir al propio Rogelio Frigerio en algún reportaje. Lo que se busca con esta excepción es evitar los gastos y la incomodidad de ir a votar cuando la instancia de las PASO nada resuelve, porque no hay competencia interna y los candidatos para la elección general  ya están definidos en lista única.

Pero para que una situación así se produzca, ninguna de las alternativas electorales que se presenten en un determinado distrito debe tener interna. Por ejemplo, que en un pueblo haya tres fuerzas políticas que aspiran al gobierno local y las tres hayan acordado internamente una lista única para la intendencia o la comuna. Pero si una de ellas tiene internas, se puede producir un trasvasamiento de votos en las primarias que llevaría a distorsionar el proceso.

Como las PASO son a padrón abierto (el mismo que se usa para la general, es decir que vota todo el mundo) y el voto es obligatorio, en el ejemplo del pueblo con tres alternativas electorales y sólo una con internas, podría darse que muchos de los electores de los partidos que tienen lista única terminen votando en la interna del partido que sí tiene internas.

Para hacerlo más claro: El partido A y el B acordaron, cada uno por su lado, una lista única para la intendencia y, por lo tanto, no tendrían la obligación de presentar listas en las primarias. El partido C, en cambio, lleva dos precandidatos y sería el único que necesita de la instancia de las PASO para seleccionar su candidato a la intendencia. Los electores de los partidos A y B podrían, entonces, votar en blanco en las PASO o participar en la interna del partido C.

En ese último caso, se produciría una doble distorsión: 1) Los votantes de los partidos A y B podrían elegir al candidato menos competitivo del partido C, porque suponen que sería más fácil de vencer en la elección general. 2) Pero al votar en la interna del partido C le aportarían un volumen electoral artificial, que terminaría reposicionando a su adversario para las elecciones generales.

Algo de eso pasó, pero en el orden provincial, en las elecciones de 2011, cuando las primarias entrerrianas no eran obligatorias (no eran PASO, sino PAS) y para gobernador sólo se presentó el PJ con Sergio Urribarri compitiendo con Gerardo González como sparring. El recuerdo de ese escenario en la siguiente nota:

Pero las interferencias organizadas del voto en las PASO no suelen ser tan importantes como para determinar un resultado. Es difícil que el aparato de un partido puesto a interferir en la interna del otro consiga alterar el resultado. Salvo en un pueblo, con un padrón acotado y una disputa electoral muy competitiva.

En general, los puntos 1) y 2) tienden a limitarse mutuamente: si el militante o simpatizante de un partido quiere hacer daño en las PASO votando al candidato más malo o débil del adversario político sabe que, al mismo tiempo, está fortaleciendo a ese partido aportándole un voto más para su posicionamiento de cara a la elección general, en esa suerte de primera vuelta electoral que también representan las PASO.

 

Difícil de evitar

Las que generalmente no usan las PASO para seleccionar sus candidatos son las fuerzas vecinales. Mayoritariamente, estas agrupaciones locales definen por asamblea una lista única. Pero el argumento de suprimir las PASO para evitar gastos e incomodidades al votante se cae si -como va a seguir siendo- las elecciones locales se realizan de modo simultáneo con las provinciales, el mismo día.

Podría haber lista única para el orden local, pero si hay internas en el orden provincial (gobernador y diputados) o departamental (para senador), la gente va a tener que ir a votar igual en las primarias, que son de voto obligatorio. Se seguirá votando el mismo día, aún en el caso de que se separen las BUP entre cargos provinciales y municipales, como quieren los intendentes del PJ.

Como se ve, el asunto tiene una complejidad mayor a la de la razonable afirmación de que si no hay competencia en un partido, la primaria no tiene sentido. En la citada charla organizada por la Uader, el ex diputado Adrián Pérez reconoció que un problema de las PASO fue que muchos partidos no las habían utilizado y sugirió incluir algunas reformas.

Entre esas posibles reformas, mencionó la de que se incluya al perdedor, al modo de lo que ocurre en Uruguay, que permite la integración en la fórmula del vencido. Esto podría funcionar como un incentivo para la competencia interna, a falta de una regulación por ley de la representación de minorías, que en principio se dejaría para que cada fuerza lo resuelva en su carta orgánica o estatuto de alianza electoral.

Muchas veces, desde la conducción de los espacios políticos se prefiere evitar las PASO por el temor a que el que pierda no acompañe luego al vencedor y, en consecuencia, no milite para la elección general por carecer de herramientas de contención de cumplimiento obligatorio. El modelo uruguayo, que permite la integración del perdedor  en la fórmula puede ser un incentivo, aunque también una complicación: por la ley de paridad que rige en Entre Ríos, uno de los dos integrantes de la fórmula debe ser mujer.

Fuente: Página Política
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