Lo Último

OPINIÓN

Los zapatos no aprietan, porque ya estamos descalzos

Ante la contundencia de los números (de todo tipo) que reflejan el fracaso de las políticas populistas, que jamás atendieron las problemáticas de modo estructural, siento imperioso un llamado a la reflexión y al despertar social.

Por María Alejandra Viola*

Puede parecer insuficiente la buena intención de un escrito, y tal vez lo sea, si sólo se considera la letra fría de esta redacción, pero me gustaría que el lector entienda que detrás de cada palabra está reflejado el dolor de mucha gente que vivencio a diario. Que no se crea que el escribir lo que uno siente es sencillo, cuando se tiene que transmitir tanta angustia de los vecinos. Por fortuna, la contracara de esta realidad es que somos muchos los que utilizamos las herramientas legítimas de las que disponemos para visibilizar el desastre al que nos han sometido y, fundamentalmente, los que participamos de modo activo de las políticas que, pretendemos, encausen la solución.

 

Pobre: “quien no tiene lo necesario para vivir” (RAE)

La pobreza que aqueja a gran parte de nuestra población es sin dudas uno de los mayores desbarrancos sociales a los cuales nos han empujado. Frente a esto, debemos estar preparados para ser solidarios, comprometernos y participar (aunque sea con lo que consideremos “lo mínimo”), porque es codo a codo como saldremos adelante. El INDEC ya ha confirmado que la cantidad de personas pobres en Argentina rondaría los 17,9 millones y que, de esa población, más de la mitad (54,2%) son niños de entre 0 y 14 años.  Esta situación no puede ser naturalizada, porque sin freno no sólo no revertiremos el escenario de esos 17,9 millones; sino que, en breve, llegaremos a ser más.

El último informe ubica a Concordia como la ciudad con mayor pobreza del país con 55,2%, es decir, 16 puntos por encima de la media nacional. Por su parte, Paraná, alcanzó el 38,2% de pobreza. Y esto por mencionar sólo dos de las ciudades neurálgicas de la provincia. ¿Estamos entendiendo que detrás de estos números hay personas que dejaron de comer, vecinos que se quedaron sin trabajo, gurises sin abrigo?

 

Clase media: una categoría en extinción

Pero no sólo la pobreza es lo intolerable, sino que también, esa parte de la población que aún resiste los embates de la mala administración económico financiera, se está agotando.  La devaluación, la inflación y la escasez de recursos están “derritiendo” los ingresos de la clase media; clase que ya es más aspiracional que real porque hace rato hemos pasado a segundas y terceras marcas cuando vamos al súper, salteamos los días de la medicación, dejamos el auto y pasamos a transporte público.  Hace años que no podemos acceder a una vivienda propia y lidiamos con alquileres impagables, que dejamos de actualizar nuestros instrumentos tecnológicos y herramientas de trabajo y que con sacrificio pagamos el servicio de internet para que nuestros hijos puedan estar conectados al mundo. Hace tiempo que tomamos al consumo como “ahorro” (frente a la dificultad de adquirir bienes durables y acceder al crédito) y dejamos de gozar del derecho al descanso. No sólo duele (y mucho) la desidia que ha llevado a tanta gente a la indigencia, sino también las políticas apáticas que amenazan contra la clase media que intenta resistir para no caer aún más y perder lo poco que tiene, o perder lo menos posible.

 

La luz al final del túnel: estar JUNTOS para CAMBIAR

Estamos en medio de una crisis estructural y económica histórica, pero hay salida: El primer paso es tomar conciencia de esto y reconocerlo. Y, como creo que el fracaso es de los políticos que estuvieron de turno y no de “la política”, como herramienta, entiendo que el segundo paso es ser conscientes de que aún tenemos otra oportunidad para revertir las cosas. Y el tercero, es trabajar juntos, para darles mejores condiciones de vida a quienes están sufriendo tanto y, además, recuperar la seguridad institucional, la previsibilidad, el progreso social, económico, educativo y cultural. Lo necesitamos más que nunca y sé que es posible, porque cada vez que –acompañando a Emanuel Gainza y el equipo de “Amor por Paraná”- recorremos las calles, los barrios, los comercios, o que programamos actividades, me encuentro con hombres y mujeres que me muestran su fortaleza, su valentía, sus capacidades, su voluntad y su esperanza. Es por cada uno de ellos que, los que queremos dar una mano desde el interior de la política, no podemos permitirnos bajar los brazos y tenemos que seguir confiando en las herramientas democráticas para liderar los cambios positivos que todos merecemos.

Tenemos que saber que somos muchos los que pretendemos ver despegar a la provincia y a cada una de nuestras ciudades; somos muchos los que aspiramos a erradicar estos niveles de pobreza y estancamiento que lastiman; somos muchos los que deseamos que la educación transforme realidades y que el Estado sea eficiente. Somos muchos los que queremos ver brillar a los emprendedores, sacar la producción de sus campos a los trabajadores rurales, crecer a los comerciantes, progresar y sentirse seguros a los jóvenes y disfrutar a nuestros adultos mayores.  Somos más los que queremos ciudades y provincia modernas, verdaderamente orientadas al mundo. Pero para que este deseo de tantos sea una realidad debemos darle un primerísimo lugar a una política económica sana, consciente, responsable y eficiente. Es hora de no poner más reparos en plantear, con firmeza y convicción, el plan que necesitamos, sin dejar que pese más cualquier crítica por sobre lo que sabemos que “hay que hacer”.

Insto a mis pares –que hoy somos oposición- a dejar de lado la “cautela” que nos caracteriza, alzar la voz y ser claros con la ciudadanía. Sin dudas, no descuidaremos la difícil situación institucional que también debe ocupar un lugar en nuestra agenda, pero de una buena vez tenemos que ponernos al hombro las verdaderas inquietudes y padecimientos de los vecinos, relacionadas con la situación económica, que hoy tiene premura. Es momento de darnos cuenta de que “los zapatos no aprietan”, porque ya estamos descalzos; y frente a eso, sin descuidar lo importante, tendremos que atender lo urgente.

Tengamos la tranquilidad de que contamos con una ventaja sustancial sobre todos nuestros oponentes políticos y es que nuestro compromiso es integral, tenemos propuestas para salir de este desastre económico y otras tantas, que van más allá y abarcan temas centrales como salud, trabajo, educación, seguridad, previsibilidad, vivienda, conexión con el mundo, desarrollo, justicia, división de poderes, erradicación del narcotráfico y de la corrupción.

Los que creemos en la democracia, en la cultura del trabajo, del mérito, del diálogo y los acuerdos. Los que creemos -sin caer en ingenuidades- que la política honesta aún tiene lugar. Los que estamos dispuestos a tomar las riendas para lograr una vida digna para las generaciones pasadas, las presentes y las futuras, tenemos que renovar, hoy mismo, nuestro compromiso como sociedad y –voto mediante- no permitir que nadie más se atreva a dilapidar nuestros sueños.

 

*Abogada Mat. 5592 / Presidente Fundación Hacemos. Ex diputada de Juntos por el Cambio.

Fuente: Página Política
Notas más
leidas
© 2024 Página Política
Términos y Condiciones
Política de Privacidad