
Era esperado. Los números de las PASO habían dejado al oficialismo muy mal. Hubo una remontada, pero no alcanzó.
Mauricio “Palito” Davico se impuso en Gualeguaychú sobre Martín Roberto Piaggio y sacó del gobierno al justicialismo que cumplirá 36 años en el poder.
Davico obtuvo el 40% (22.797 votos), mientras que Piaggio el 37% (21.122 votos).
El justicialismo acortó una diferencia que había sido abismal en las PASO. El 13 de agosto, Piaggio (primo del actual intendente) había logrado el score más alto en la ciudad con 15.499 votos. Pero muy cerca quedó Davico con 13.409 votos. Lo que sucedió es que Juntos por el Cambio tuvo una interna intensa y, entre todas las partes, sumó 26.782 votos.
El vecinalista debió esperar hasta 10 días antes de la elección para oficializar su boleta por las impugnaciones que recibió por ser intendente de Pueblo General Belgrano en dos oportunidades consecutivas. La localidad que gobierna actualmente es lindera con Gualeguaychú. El “caso Davico” sentó una jurisprudencia inquietante.
Martín Esteban, el intendente, también perdió la senaduría a manos del radical Jaime Benedetti, hermano de Atilio, el diputado nacional.
Palito
El sobrenombre Palito viene a cuento de haber integrado la banda de cumbia Ráfaga, donde tocó el guajiro. Es la faceta por fuera de la política que más se le conoce.
Su llegada a la política tiene una larga saga de relaciones inusuales que se dieron, seguramente en buena medida, por su personalidad y la facilidad que tiene para sintonizar con el otro.
Pese al clima que se vivió en la ciudad por las impugnaciones, interpuestas por el ex senador del Nuevo Espacio Julio Majul y la Libertad Avanza, no hubo confrontación con los Piaggio, con quienes tiene una relación de vecinos de larga data.
La rosca es el lugar que mejor le sienta. Fue uno de los que estuvo en las conversaciones con dirigentes radicales cuando estaban en el espacio de Pedro Galimberti. También lo llevó a su espacio al peronista Jorge Roko, que le había dado la interna a Piaggio en la elección anterior.
Con el ex ministro del Interior tiene una relación estrecha.
Los Menem
Davico había llegado a Buenos Aires para estudiar Abogacía en la UBA, carrera que luego iba a abandonar. El destino le tenía preparado otro camino. En una clase de teatro conoció a Martin, en ese entonces Valente, con quien en poco tiempo tejió una relación de amistad y confianza. Un día lo invitó a su casa, frente a la cancha de River, para almorzar. El asado lo hacía una persona conocida. Pero en el quincho había otra persona mucho más conocida. Quien asaba era Eduardo Menem y quien sonreía desde un cuadro era el ex presidente.
Martín llevaba el apellido de la madre, luego fue un Menem más. Hoy es el padrino del segundo hijo de Davico, Santino.
El mundo de Palito tiene terminales políticas en varios lugares. Su hermana Valeria, instalada en Buenos Aires, fue durante muchos años secretaria privada del histórico intendente justicialista de Florencio Varela, Julio Pereira, cuando éste estaba al frente de la Federación Argentina de Municipios (FAM).
Valeria iba a ser el puente para otra relación, no de amistad pero sí para tener en la agenda. A través de un profesor universitario de la hermana conoció a Pablo Casey, sobrino de Héctor Magnetto, que se desempeña como director de Asuntos Legales e Institucionales del Grupo Clarín.
La vinculación con la política la heredó, dicen quienes lo conocen, de su padre Héctor. Un peronista que nunca ocupó un cargo.
Si le preguntan por una persona que lo haya llevado a la práctica política, el nombre que se escuchará es el de Guillermo Guastavino. Fue su primera vinculación.
El dirigente de 40 años tiene en su despacho dos fotos: una de Gustavo Bordet, por ser el gobernador; y otra de Carlos Menem, con quien se referencia políticamente y reivindica. En su entorno relataron que en ese lugar supo estar Mauricio Macri y ahora debería estar Alberto Fernández en cumplimiento de una costumbre institucional, pero ceremonial de Presidencia nunca la mandó.
Sin descuidar su partido vecinal, Nueva Generación, Davico habla con todos. Tiene, por ejemplo, una relación con Javier Milei.
Palito teje y se relaciona con el que se le ponga en el camino. Con todo ese historial, llevó como vice a una radical: Julieta Carraza. Se impuso a dos encrucijadas que logró sortear: torcer un mandato constitucional y ganarle a una gestión muy bien valorada, incluso por la oposición.
En definitiva. Difícil de encuadrarlo en una identidad. Fácil de tratarlo.
Fuente: Página Política