La metáfora de los melones en el carro describe bien el escenario en la vida interna del radicalismo de Paraná. Pero habría que tener en cuenta que el carro andará a los tropiezos hasta bien llegada la hora del plazo para la presentación de listas.
Hasta el viernes no será posible ver acomodados los melones, ver qué deja plasmado este proceso de renovación de autoridades partidarias en un partido que en los últimos 40 años fue hegemonizado por el varisquismo.
Cuando no hubo acuerdos, lo que primó en la vereda de enfrente el espacio del exdiputado Fabián Rogel. Y en distintos contextos, hasta el fallecimiento de Sergio Montiel en 2011, tuvo presencia minoritaria la Línea Radical de Entre Ríos en Paraná.
El porrazo con el que finalizó la cuarta gestión Varisco,(1983-87; 1995-1999; 1999-2003; 2015-2019), incluyendo la condena por narcotráfico, convierten en inevitable un nuevo tiempo en el radicalismo de Paraná. Pero 40 años dejan huella en la vida de un partido, en cada seccional, y el MUR (Movimiento de Unidad Radical) agita los jirones para marcar la cancha. Hay conversaciones con la Alternativa Radical de Rogel; y con referentes de la Corriente Arturo Illía (que está dividido en Paraná).
Hay más sectores internos que empiezan a moverse, con voluntad de evitar la interna. Un espacio que se referencia con el exedil Miguel Rettore; y referentes locales de Futuro Entrerriano como Sergio Solari.
Poco y nada se ha anunciado pero circula en redes sociales, por estas horas, una convocatoria a una “asamblea” radical “por la unidad” prevista para este lunes, a las 19.30, en la sede de calle San Martín.
Los seis
Enfrente, desde mediados del 2020 empezaron a reunirse tres grupos planificando el “posvarisquismo”: Arrancó Bases Radicales (Ricardo Gutiérrez); le siguió la agrupación “26 de Julio” (Eduardo Coto Bianni) y ambas formaron un acuerdo con un tercer socio, la corriente Crisólogo Larralde.
En paralelo, fueron activando el montielismo, con el exministro Enrique Carbó como protagonista en esta etapa; el Frente Radical Independiente (FRI) del exsecretario de gestiones Varisco, Roberto Sabbioni; y Evolución Radical que se presenta como referencia local de Martín Lousteau con Leandro Brasesco como la cara visible. Los tres espacios conformaron Acuerdo Paraná.
El primer trío de agrupaciones y el “Acuerdo Paraná” presentaron una alianza para disputar el Comité Capital. No está sellada del todo y hay disidencias respecto del modo en que se plasma esa coalición en la lista para cargos partidarios pero en principio sostienen un conglomerado de agrupaciones con voluntad de “presentar una alternativa” al afiliado.
Salga como salga
No es pareja la voluntad de dar la interna, a como dé lugar, entre los seis espacios que intentan ordenarse para “dar vuelta la página” de la era Varisco.
Hay quienes apuestan a las conversaciones con todos para ver si esa “nueva etapa” en el Comité Capital se logra sin ir a las urnas con argumentos en tal sentido de la conveniencia de que así sea.
En cambio, entre el trío de espacios que conforman Acuerdo Paraná se escuchan voces que instan a disputar la conducción partidaria. Aún cuando se reconozca la dificultad de enfrentar con éxito al varisquismo, el grupo de Rogel y a parte de Corriente Illia, se evalúa como una estrategia válida para posicionar a un sector para el 2023.
Destacan del espacio la confluencia de aporte de “la historia” que representan en el montielismo; “la territorialidad” que expresaría Sabbioni, viejo conocedor de seccionales, barrios y militancia por su desempeño por años de funcionario de servicios públicos; y “la renovación” que se reflejaría en Evolución y los seguidores de Lousteau.
El radicalismo tiene su liderazgo vacante. Y el PRO primereó con Emanuel Gainza como referente de Juntos para el Cambio. En ese marco, medirse en las urnas supone para un espacio como Evolución posicionar referentes, interlocutores, figuras del radicalismo de Paraná aun cuando surjan de una derrota en comicios internos.
Un disparate
La interna sería “un disparate” para Varisco, Rogel y compañía. Se advierte que la interna supone costos económicos y requiere de esfuerzos para la militancia difíciles de afrontar en este contexto.
Minimizan la opción que intenta “dar vuelta la página” con una serie de “grupos unipersonales”, algunos con origen en el riñón varisquista.
Se evalúa el contexto de fuerte posicionamiento del PRO en la coalición que gobernó hasta 2019. Pero además, hay que contar allí a un referente, el exministro Rogelio Frigerio, candidato puesto en la provincia. Distintas expresiones radicales, a nivel provincial, planifican la mejor estrategia para sentarse a negociar este año y en 2023 pero lo cierto es que el PRO ya tiene su nombre en Entre Ríos.
“En este contexto de dispersión, de proliferación de sectores internos que saltan como hongos, es un disparate que los radicales nos estemos matando en una interna. Sobre todo cuando no hay identidad partidaria, no hay conducción. Es un despropósito si de verdad se quiere construir poder político”, resumió un dirigente su postura en favor de una unidad que evite exhibir la fragilidad.
Los términos del consenso, los nombres que puedan expresarlo están lejos de definirse. Mientras, se mueve el tablero, los teléfonos siguen abiertos, se miden fuerzas. Sólo el viernes, al borde del plazo, se bajarán las cartas para este proceso interno del radicalismo de Paraná.
Paridad
Un dato saliente del actual escenario del radicalismo: la escasez de dirigentes mujeres en los distintos grupos internos, por igual.
Se verá que entre la docena de grupos que andan dando vueltas para el armado del Comité Capital no hay una sola dirigente mujer al frente de los espacios en conversaciones.
Sin embargo, al cierre de listas las nóminas deberán garantizar la paridad que desde noviembre del 2020 dispone la legislación entrerriana.