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Un exhorto a los legisladores de alguien que estuvo allí

La exdiputada nacional Sara Liponezky insta a los diputados y senadores nacionales a rechazar el paquete de reformas del presidente Javier Milei. Testimonió, como argumento, su vivencia como parte del Congreso en tiempos menemistas. “Sin tiempo para la duda”, advierte la dirigente del peronismo.

Sara Liponezky

En 1995, el pueblo de Entre Ríos me otorgó la carga y el honor de representarlo en la Cámara de diputados de la Nación. Me incorporé al bloque justicialista, del mismo signo que el gobierno nacional.

Siempre entendí –y procuré obrar en consecuencia– que mi misión era cumplir con el mandato de mis comprovincianos; responder a sus demandas, priorizar los intereses regionales y generar nuevas respuestas ante cuestiones colectivas utilizando el poder de esa función.

Integraba la conducción del bloque, por lo que también influía sobre nosotros la conocida disciplina partidaria que como militantes nos pesaba, asociada a la corresponsabilidad de gobernar.

No obstante, armamos algunas estrategias para impedir, por ejemplo, la privatización del Banco Nación como del Banco Hipotecario y la habilitación de Carlos Menem para una tercera presidencia, entre otras.

También aportamos modificaciones a proyectos del Ejecutivo en defensa del interés nacional. Y cometimos algunos errores. Lo que recuerdo con más fuerza es haber votado la reforma laboral propuesta por el presidente. Aquello vivirá en mi memoria siempre. Y fueron las y los trabajadores de nuestra provincia quienes me lo hicieron sentir, con su crítica y su repudio en la puerta de mi casa.

Claro que caló muy hondo en mi corazón y mi conciencia esa reacción totalmente legítima. Eran compañeras y compañeros conocidos, habíamos compartido vivencias en luchas comunes y en su apoyo al sindicato de amas de casa.

Traigo este recuerdo que llevo marcado porque creo que hoy las y los legisladores están ante una opción de hierro, una verdadera bisagra de la historia. Su voto ante esta aberración jurídica, humana y social que envió Javier Milei los definirá. Como dignos custodios de la voluntad soberana, o traidores a la Patria y corresponsables de un daño social sin regresión en los próximos años.

En ese colectivo casi abstracto para el conocimiento público que son las cámaras, cada diputada y diputado es un número. Pero en su territorio está perfectamente identificado, actúa con sus vecinos, participa de las mismas batallas.

Y si alguna solidez tiene nuestra maltratada democracia está en la resistencia popular ante la injusticia y el abuso de poder, cuando atropella derechos que están en la esencia misma de nuestra cultura política.

Fuente: Página Política
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