Desde que el gobernador Gustavo Bordet decidió, a fines de abril, que las elecciones en Entre Ríos serían simultáneas con las nacionales, Rogelio Frigerio se vio obligado a reorientar un relato de campaña que originalmente apuntaba a comicios desdoblados. La simultaneidad electoral lo empujó a una jugada de manual: ligar, todo lo posible, al peronismo entrerriano con el gobierno nacional y su peripecia económica.
El candidato a gobernador de Juntos por Entre Ríos asoció a Bordet y su aspirante a sucederlo, Adán Bahl con el “kirchnerismo”, a pesar de que ambos dirigentes jamás se referenciaron con esa línea interna del peronismo.
La diputada provincial Gracia Jaroslavsky sintoniza con ese relato –que tras el triunfo de Frigerio en las primarias pasa a ser el oficial de JxER para octubre– al momento de analizar el escenario electoral entrerriano. Pero, fiel a su estilo, le agrega ingredientes que lo vuelven más sabroso.
La legisladora radical asocia la irrupción de Javier Milei a “las consecuencias de 20 años de kirchnerismo que provocaron tal nivel de desculturización, de deseducación y de desmadre en la sociedad, que la misma entró en un espiral atravesado por enojos, miedos, inseguridades e insatisfacciones, todas emociones que impulsan el nacimiento de ‘el iluminado’ y ‘el mesías’ que ha de salvarnos de la destrucción total”.
Jaroslavsky, que aspira a ocupar en una banca en el Congreso de la Nación, opina que “no habría un Milei sin una Cristina” y que “la dinámica pendular parte de un error para llegar a otro”. Apunta que “lo contrario de una gran desmesura es otra desmesura aún más grande” y advirte: “Ojo que la inercia del péndulo lo hace volver cada vez con más fuerza a donde partió”.
“Salir de esa lógica y entrar en la razón es el gran desafío que sobre todo la clase media argentina tiene que estar dispuesta a afrontar”, plantea.
Los kirchneristas
Para la dirigente radical que acompañó a Frigerio en la interna, Entre Ríos “que como casi siempre transita un universo paralelo”, tuvo durante varios años un “kirchnerismo fuerte” con los dos mandatos de Sergio Urribarri, que “adoptó todas y cada una de las formas y vicios del fenómeno populista”.
Pero la provincia también fue testigo de un kirchnerismo “camuflado, como es el de Bordet, que se dedicó a surfear las olas dejando que se expandiera la decadencia educativa, se deteriorara el sistema de salud y creciera el narcotráfico, que está mucho más presente de lo que nos dejan ver”.
“Bordet mantiene las formas y maneja los silencios como ninguno, y en ese camuflaje que está acostumbrado a manejar, elige como su heredero a Adán Bahl, una especie de primo hermano de similar perfil. Si alguien que no los conoce mira rápido sus fotos, no sabría decir quién es quién”, acota, con ironía.
“Esa pretensión de continuidad, saltándose los finales de ciclo, atenta contra la lógica y la razón de una entrerrianía inteligente, productiva y expansiva que en estas PASO mostró hacia dónde va”, afirmó la diputada, al dar cuenta que en el escrutinio definitivo Juntos por Entre Ríos obtuvo en la provincia 326.345 votos contra 274.477 “del kirhnerismo, que ahora se hace llamar ‘Más por Entre Ríos’”.
Interna
Jaroslavsky confía en que Frigerio podrá contener todos los votos reunidos por Juntos por Entre Ríos en las PASO. “Somos una gran familia que discute, pero sigue una regla de oro, el que gana conduce y el que pierde acompaña. Sin esos principios no habríamos subsistido por más de un siglo”, asegura, refiriéndose a su partido, el radicalismo, que en los últimos dos años debatió sobre la conveniencia de apoyar a un postulante a la gobernación de otra fuerza política.
La diputada afirma, como Frigerio, que la UCR es la columna vertebral de Juntos por Entre Ríos y, con los resultados de las PASO en la mano, arriesga: “Si algo hemos aprendido los radicales en este duro tránsito de recomposición de nuestro partido, es la necesidad de integrar una coalición de gobierno”.
“Nosotros reivindicamos la política como la única herramienta de transformación de la realidad, somos fieles a nuestra palabra, nos atraviesan más de 130 años de institucionalidad y dirimimos nuestras diferencias en procesos internos democráticos. Hoy le toca a Rogelio Frigerio llevar nuestra bandera, pero esa bandera no podrá flamear libre sin el compromiso de todos nosotros atrás, cada uno desde su lugar trabajando para servir a una provincia cuya sociedad esclarecida ha decidido levantarse de esta larga siesta”, sentencia.
Fuente: Página Política
