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Elecciones en Entre Ríos

Advierten que no se puede subestimar al peronismo

Lo dicen dirigentes de Juntos por Entre Ríos que trabajan para que Frigerio sea el próximo gobernador. No creen que vaya a perder, pero subrayan que no se puede subestimar al peronismo cuando disputa territorio desde el poder, aún en medio de una crisis. Algunos miran con preocupación la futura gobernabilidad.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

En Juntos por Entre Ríos prácticamente el 80% de la dirigencia trabaja sobre la hipótesis de que Rogelio Frigerio será el próximo gobernador. Piensan eso, incluso, muchos de los dirigentes que militan por la candidatura a gobernador del radical Pedro Galimberti aunque, por obvias razones, no lo dirán nunca públicamente.

Pero a pesar de la inflación que no cede y de las expuestas peleas en el Frente de Todos, son muchos los dirigentes de JxC que advierten que Frigerio “no la tiene fácil” en este año electoral.

Señalan que, a diferencia de 2021, el peronismo disputa ahora territorio. Cada intendente, cada senador, cada concejal se juega lo suyo y el peronismo –subrayan– es una maquinaria de poder potente, que maneja resortes del Estado en sus distintos niveles, con un piso que no baja del 30% de los votos, con posibilidades de crecer al 35 o 37, aún en medio de una situación de crisis.

Ese piso hubiera sido sinónimo de derrota en escenarios polarizados como el de 2019, cuando el Frente de Todos y Juntos por el Cambio concentraron más del 90% de los votos. Pero el 30% lo vuelve competitivo en un esquema electoral de tercios, como el que deriva de la creciente irrupción de Javier Milei.

Mauricio Macri no pudo reelegir porque duplicó la inflación que recibió de Cristina Fernández y terminó con un índice de más del 50% anual. A ocho meses de completar su mandato, Alberto Fernández ya duplicó la inflación que recibió de Macri.

Ese fracaso consecutivo de las dos coaliciones mayoritarias es lo que hace crecer a Milei. No es que, de pronto, el discurso ultra liberal haya encontrado tierra fértil en Argentina. Ocurre que buena parte del electorado –en particular la porción fluctuante del padrón, el llamado voto blando que define las elecciones– tiene todavía muy fresco en su memoria al fracaso económico de Cambiemos. Por eso es una buena noticia para JxC el paso al costado de Macri.

JxC viene perdiendo potencialidad electoral. A fines del año pasado, la marca estaba más cerca del 41% con la que la dejó Macri en su derrota de 2019. Ahora está más cerca del 30%. Esa caída se explica en el crecimiento de Milei y en una crisis de identidad del espacio, producto de sus fuertes diferencias  internas. Está siendo cada vez menos claro lo que representa JxC, muy lejos ya de aquel Cambiemos de 2015 que se unificaba en la propuesta de evitar la eternización del kirchnerismo en el poder.

Suponiendo que, al menos en Entre Ríos, Milei no crezca al nivel de los dos frentes mayoritarios y que los votos al libertario ronden entre el 15 y el 20% y sumados a los votos a la izquierda lleguen en total a un 30%, lo que queda por repartir entre las dos grandes coaliciones es un 70%. Gana el que alcance el 35%. El piso del peronismo anda por ahí.

En las elecciones de 2021, el FdT cayó en Entre Ríos al 31,6%, el guarismo más bajo de su historia. Al peronismo provincial no le ha ido bien en las elecciones intermedias, pero ha sabido conservar el poder provincial incluso resistiendo olas nacionales de cambio como las de 2015.

Aunque sigan viendo a Frigerio como el favorito, en JxC advierten que en esta elección no se va a imponer por el mismo margen de las legislativas de 2021, cuando debutó como candidato en la provincia con el 54%. Ya en esa elección se notó una caída de votos de JxC, porque el líder del PRO entrerriano recibió menos sufragios que el radical Atilio Benedetti cuatro años antes, para una elección similar de medio término y con un padrón electoral más chico.

 

Gobernar

Son muy pocos los que dentro de JxC temen una derrota. Al menos mientras el FdT en el gobierno siga fracasando en el control de la inflación. Pero todos, o la mayoría, reconocen que no se puede subestimar al peronismo. Y algunos dirigen su preocupación al día después, a las condiciones de gobernabilidad que tendría el primer gobernador no peronista y no radical de Entre Ríos.

Los que, dentro de las filas frigeristas, miran el mediano plazo, vislumbran una Legislatura compleja, distante de las cómodas y obedientes mayorías con las que gobernó el peronismo.

Reconocen que, a pesar de la crisis y las dos décadas de desgaste en el poder, el peronismo conserva referentes territoriales potentes en la provincia. Dudan que el arrastre de Frigerio en la boleta pueda alcanzar para que los candidatos de JxC consigan torcer el brazo a intendentes y senadores del peronismo con fuerte predicamento en sus departamentos. Del resultado de esa pulseada saldrá la composición del próximo Senado.

La llamada “cláusula de gobernabilidad” de la Constitución provincial asegura mayoría (mitad más uno) en la Cámara de Diputados al partido que gana, aunque lo haga por un voto. Pero la bancada oficialista de un eventual gobierno de Frigerio se presume heterogénea, con diputados del PRO, de la UCR frigerista, espacios para vecinalistas y peronistas.

A eso habría que sumarle los legisladores de la UCR de Pedro Galimberti que entren por la minoría, si hubiera competencia interna, o que ingresen por un acuerdo de lista única. Los adversarios internos de Frigerio parten de la proporción que dejó la primaria de 2021, cuando obtuvieron casi el 32% de los votos. Ese porcentaje alcanza para cinco bancas entre las 18 que, de mínima, corresponden al oficialismo.

Hay que conducir políticamente un bloque tan diverso. Sobre todo para avanzar en reformas que se supone que Frigerio va a encarar si lo que pretende es encabezar un gobierno distinto, que lo posicione nacionalmente. Por ejemplo, toda la dirigencia política concuerda en que la Caja de Jubilaciones no puede seguir así, pero nadie se atreve a pagar el costo de un ordenamiento ¿Cuántos legisladores realmente leales tendrá Frigerio para llevar adelante una reforma previsional?

 

Necesidad

Se supone que Frigerio no se propuso ser gobernador para eludir las transformaciones estructurales que necesita la provincia a fin de superar el “estancamiento” que vienen denunciando los dirigentes de la oposición. Se supone que no se tomó la molestia de venir a hacer política a Entre Ríos para encabezar un gobierno mediocre.

Sólo con una gestión que se atreva a desarrollar una agenda distinta, novedosa, puede lograr lo que pretende: ganar peso en la política nacional para algún día, en lo posible más temprano que tarde, postularse a la presidencia de la Nación.

El experimento de la gobernación tiene sentido para Frigerio si lo proyecta nacionalmente, para lo cual no puede permitirse una gestión que se limite a pagar sueldos y a mantener un status quo de mediocridad. Tampoco, claro, puede gobernar sin acuerdos de base con el peronismo que dejen a salvo de las llamas a la puerta de la casa de gobierno.

Está obligado a superar la vara que dejan los 20 años de peronismo y que dejó el último gobierno radical. Frigerio es cualquier cosa, menos radical. Portador de apellido desarrollista, el líder del PRO entrerriano es ante todo pragmático y dialoguista. Sabe, en particular, cómo hablar con el peronismo. Por eso le hacía tanto ruido a Macri.

Si llega al gobierno, como supone el 80 % de la dirigencia entrerriana, tendrá mucho para conversar y necesitará de una extrema sintonía con el gobierno nacional. Por eso es que pone tanto cuidado en mantener sus vínculos con toda la dirigencia nacional del PRO, pese a su evidente cercanía política, ideológica y hasta metodológica con Horacio Rodríguez Larreta.

Para su carrera política, Frigerio necesita como el agua de un éxito propio. Es infinitamente más importante ser un gobernador exitoso que un legislador de bajo perfil, o ministro de un gobierno que terminó mal.

 

Fuente: Página Política
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